DÍA 24

Génesis 34

1 Dina, la hija que Lía había dado a Jacob, salió una vez a ver a las mujeres del país.

2 Siquem, hijo de Jamor el jivita, príncipe de aquella tierra, la vio, se la llevó, se acostó con ella y la humilló.

3 Su alma se aficionó a Dina, hija de Jacob, se enamoró de la muchacha y trató de convencerla.

4 Siquem dijo a su padre Jamor: «Tómame a esta chica por mujer.»

5 Jacob oyó que Siquem había violado a su hija Dina, pero sus hijos estaban con el ganado en el campo, y Jacob guardó silencio hasta su llegada.

6 Jamor, padre de Siquem, salió a donde Jacob para hablar con él.

7 Los hijos de Jacob volvieron del campo al oírlo, y se indignaron los hombres y les dio mucha rabia la afrenta hecha por Siquem acostándose con la hija de Jacob: «Eso no se hace.»

8 Jamor habló con ellos diciendo: «Mi hijo Siquem se ha prendado de vuestra hija, así que dádsela por mujer.

9 Emparentad con nosotros: dadnos vuestras hijas, y tomad para vosotros la nuestras.

10 Quedaos a vivir con nosotros: tenéis la tierra franca. Instalaos, circulad libremente y adquirid propiedades.»

11 Siquem dijo al padre y a los hermanos de la chica: «Ojalá me concedáis vuestro favor, y yo os daré lo que me pidáis.

12 Pedidme cualquier dote, por grande que sea, que yo os daré cuanto me digáis; pero dadme a la muchacha por mujer.»

13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre Jamor con disimulo, y dirigiéndose a aquel que había violado a su hermana Dina,

14 dijeron: «No podemos hacer tal cosa: dar nuestra hermana a uno que es incircunciso, porque eso es una vergüenza para nosotros.

15 Tan sólo os la daremos a condición de que os hagáis como nosotros, circuncidándose todos vuestros varones.

16 Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos para nosotros las vuestras, nos quedaremos con vosotros y formaremos un solo pueblo.

17 Pero si no nos escucháis respecto a la circuncisión, entonces tomaremos a nuestra hija y nos iremos.»

18 Sus palabras parecieron bien a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor,

19 y el muchacho no tardó en ponerlo en práctica, porque quería a la hija de Jacob. El mismo era el más honorable de toda la casa de su padre.

20 Jamor y su hijo Siquem vinieron a la puerta de su ciudad y hablaron a todos sus conciudadanos diciéndoles:

21 «Estos hombres nos vienen en son de paz. Que se queden en el país y a circulen libremente, pues y a veis que pueden disponer de tierra espaciosa. Tomemos a sus hijas por mujeres y démosles las nuestras.

22 Pero sólo con esta condición accederán estos hombres a quedarse con nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los varones; igual que ellos están circuncidados.

23 Sus ganados y hacienda y todas sus bestias, ¿no van a ser para nosotros? Así que lleguemos a un acuerdo con ellos y que se queden con nosotros.»

24 Todos los que salían por la puerta de la ciudad escucharon a Jamor y a su hijo Siquem, y se circuncidó todo varón que salía por las puertas de la ciudad.

25 Pues bien, al tercer día, mientras ellos estaban adoloridos, dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, blandieron cada uno su espada y entrando en la ciudad sin peligro mataron a todo varón.

26 También mataron a Jamor y a Siquem a filo de espada, y tomando a Dina de la casa de Siquem, salieron.

27 Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos, pillaron la ciudad que había violado a su hermana,

28 se apoderaron de sus rebaños, vacadas y asnos, cuanto había en la ciudad y cuanto había en el campo,

29 saquearon toda su hacienda y sus pequeñuelos y sus mujeres, y pillaron todo lo que había dentro.

30 Jacob dijo a Simeón y a Leví: «Me habéis puesto a malas haciéndome odioso entre los habitantes de este país, los cananeos y los perizitas, pues yo dispongo de unos pocos hombres, y ellos van a juntarse contra mí, me atacarán y seré aniquilado yo y mi casa.»

31 Replicaron ellos: «¿Es que iban a tratar a nuestra hermana como a una prostituta?»

Génesis 35

1 Dios dijo a Jacob: «Levántate, sube a Betel y te estableces allí,haciendo un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.»

2 Jacob dijo a su casa y a todos los que le acompañaban: «Retirad los dioses extraños que hay entre vosotros. Purificaos, y mudaos de vestido.

3 Luego, levantémonos y subamos a Betel, y haré allí un altar al Dios que me dio respuesta favorable el día de mi tribulación, y que me asistió en mi viaje.»

4 Ellos entregaron a Jacob todos los dioses extraños que había en su poder, y los anillos de sus orejas, y Jacob los escondió debajo de la encina que hay al pie de Siquem.

5 Partieron, pues, y un pánico divino cayó sobre las ciudades de sus contornos; así no persiguieron a los hijos de Jacob.

6 Jacob llegó a Luz, que está en territorio cananeo – es Betel – junto con todo el pueblo que le acompañaba,

7 y edificó allí un altar, llamando al lugar El Betel, porque allí mismo se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano.

8 Débora, la nodriza de Rebeca, murió y fue sepultada en las inmediaciones de Betel, debajo de una encina; y él la llamó la Encina del Llanto.

9 Dios se apareció a Jacob una vez más a su llegada de Paddán Aram y le bendijo.

10 Díjole Dios: «Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás Jacob, sino que tu nombre será Israel.» Y le llamó Israel.

11 Díjole Dios: «Yo soy El Sadday. Sé fecundo y multiplícate. Un pueblo, una asamblea de pueblos tomará origen de ti y saldrán reyes de tus entrañas.

12 La tierra que di a Abraham e Isaac, a ti te la doy, y a tu descendencia y sucesión daré esta tierra.»

13 Y Dios subió de su lado.

14 Jacob erigió una estela en el lugar donde había hablado Dios con él: una estela de piedra; derramó sobre ella una libación, y vertió sobre ella aceite.

15 Jacob llamó a lugar donde había hablado Dios con él «Betel».

16 Partieron de Betel, y cuando aún faltaba un trecho hasta Efratá, Raquel tuvo un mal parto.

17 Sucedió que, en medio de los apuros del parto, le dijo la comadrona: «¡Animo, que también este es hijo!»

18 Entonces ella, al exhalar el alma, cuando moría, le llamó Ben Oní; pero su padre le llamó Benjamín.

19 Murió Raquel y fue sepultada en el camino de Efratá, o sea Belén.

20 Jacob erigió una estela sobre su sepulcro: es la estela del sepulcro de Raquel hasta hoy.

21 Israel partió y desplegó su tienda más allá de Migdal Eder.

22 Sucedió por entonces, mientras Israel residía en aquel país, que fue Rubén y se acostó con Bilhá, la concubina de su padre, e Israel se enteró de ello. Los hijos de Jacob fueron doce.

23 Hijos de Lía: el primogénito de Jacob, Rubén; después Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón.

24 Hijos de Raquel: José y Benjamín.

25 Hijos de Bilhá, la esclava de Raquel: Dan y Neftalí.

26 Hijos de Zilpá, la esclava de Lía: Gad y Aser. Estos fueron los hijos de Jacob, que le nacieron en Paddán Aram.

27 Jacob llegó adonde su padre Isaac, a Mambré o Quiryat Arbá, – o sea, Hebrón – donde residieron Abraham e Isaac.

28 Isaac alcanzó la edad de 180 años.

29 Entonces Isaac expiró y murió, fue a reunirse con su pueblo, anciano y lleno de días. Le sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.

Salmo 23 (22)

(1) Salmo. De David.

1 Yahveh es mi pastor, nada me falta.

2 Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce,

3 y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre.

4 Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.

5 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa.

6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.

Mateo 13

24 Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.

25 Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue.

26 Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.

27 Los siervos del amo se acercaron a decirle: “Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?”

28 El les contestó: “Algún enemigo ha hecho esto.” Dícenle los siervos: “¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?”

29 Díceles: “No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo.

30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.”»

31 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.

32 Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»

33 Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.»

34 Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas,

35 para que se cumpliese el oráculo del profeta: = Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.

36 Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»

37 El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;

38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno;

39 el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

40 De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo.

41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,

42 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

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