DIA 31

Génesis 48


1 Sucedió tras esto que se le dijo a José: «Mira que tu padre está
malo.» Entonces él tomó consigo a sus dos hijos Manasés y Efraím,
2 y se hizo anunciar a Jacob: «Tu hijo José ha venido a verte.»
Entonces Israel, haciendo un esfuerzo, se sentó en su lecho.
3 Dijo Jacob a José: «El Saday se me apareció en Luz, en país
cananeo; me bendijo
4 y me dijo: “Mira, yo haré que seas fecundo y que te multipliques;
haré de ti una asamblea de pueblos, y daré esta tierra a tu posteridad en
propiedad eterna.”
5 Pues bien, los dos hijos tuyos que te nacieron en Egipto antes de
venir yo a Egipto a reunirme contigo, míos son: Efraím y Manasés, igual
que Rubén y Simeón, serán míos.
6 En cuanto a la prole que has engendrado después de ellos, tuya será
y con el apellido de sus demás hermanos se la citará en orden a la herencia.
7 Cuando yo venía de Paddán se me murió en el camino Raquel, tu
madre, en el país de los cananeos, a poco trecho para llegar a Efratá, y allí
la sepulté, en el camino de Efratá, o sea Belén.»
8 Vio Israel a los hijos de José y preguntó: «¿Quiénes son éstos?»
9 Dijo José a su padre: «Son mis hijos, los que me ha dado Dios
aquí.» Y él dijo: «Tráemelos acá, que yo les bendiga.»
10 Los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ver.
Acercóselos, pues, y él los besó y los abrazó.
11 Dijo Israel a José: «Yo no sospechaba ver más tu rostro, y ahora
resulta que Dios me ha hecho ver también a tus hijos.»
12 José los sacó de entre las rodillas de su padre, y se postró ante él
rostro en tierra.
13 José los tomó a los dos, a Efraím con la derecha, a la izquierda de
Israel, y a Manasés con la izquierda, a la derecha de Israel, y los acercó a
éste.
14 Israel extendió su diestra y la puso sobre la cabeza de Efraím,
aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés: es decir
que cruzó las manos, puesto que Manasés era el primogénito;
15 y bendijo a José diciendo: «El Dios en cuya presencia anduvieron
mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde que existo
hasta el presente día,
16 el Ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos
muchachos; sean llamados con mi nombre y con el de mis padres Abraham
e Isaac, y multiplíquense y crezcan en medio de la tierra.»
17 Al ver José que su padre tenía la diestra puesta sobre la cabeza de
Efraím, le pareció mal, y asió la mano de su padre para retirarla de sobre la
cabeza de Efraím a la de Manasés.
18 Y dijo José a su padre: «Así no, padre mío, que éste es el
primogénito; pon tu diestra sobre su cabeza.
19 Pero rehusó su padre, y dijo: «Lo sé, hijo mío, lo sé; también él
será grande. Sin embargo, su hermano será más grande que él, y su
descendencia se hará una muchedumbre de gentes.
20 Y les bendijo aquel día, diciendo: «Que con vuestro nombre se
bendiga en Israel, y se diga: ¡Hágate Dios como a Efraím y Manasés!» – y
puso a Efraím por delante de Manassés. –
21 Dijo entonces Israel a José: «Yo muero; pero Dios estará con
vosotros y os devolverá a la tierra de vuestros padres.
22 Yo, por mi parte, te doy Siquem a ti, mejorándote sobre tus
hermanos: lo que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.»
Génesis 49
1 Jacob llamó a sus hijos y dijo: «Juntaos, y os anunciaré lo que os ha
de acontecer en días venideros:
2 Apiñaos y oíd, hijos de Jacob, y escuchad a Israel, vuestro padre.
3 Rubén, mi primogénito eres tú, mi vigor y las primicias de mi
virilidad , plétora de pasión y de ímpetu,
4 espumas como el agua: ¡Cuidado, no te desbordes! porque subiste al
lecho de tu padre; entonces violaste mi tálamo al subir.
5 Simeón y Leví, hermanos; llevaron al colmo la violencia con sus
intrigas.
6 ¡En su conciliábulo no entres, alma mía; a su asamblea no te unas,
corazón mío!, porque estando de malas, mataron hombres, y estando de
buenas, desjarretaron toros.
7 ¡Maldita su ira, por ser tan impetuosa, y su cólera, por ser tan cruel!
Los dividiré en Jacob, y los dispersaré en Israel.
8 A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus
enemigos; inclínense a ti los hijos de tu padre.
9 Cachorro de león es Judá; de la presa, hijo mío, has vuelto; se
recuesta, se echa cual león, o cual leona, ¿quién le hará alzar?
10 No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus
piernas. hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las
naciones;
11 el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna;
lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo;
12 el de los ojos encandilados de vino, el de los dientes blancos de
leche.
13 Zabulón habita en la ribera del mar, y es tripulante de barcos, a
horcajadas sobre Sidón.
14 Isacar es un borrico corpulento echado entre las aguaderas.
15 Aunque ve que el reposo es bueno, y que el suelo es agradable,
ofrece su lomo a la carga y termina sometiéndose al trabajo.
16 Dan juzgará a su pueblo como cualquiera de las tribus de Israel.
17 Sea Dan una culebra junto al camino, una víbora junto al sendero,
que pica al caballo en los jarretes y cae su jinete de espaldas.
18 En tu salvación espero, Yahveh.
19 A Gad atracadores le atracan, pero él atraca su retaguardia.
20 Aser tiene pingüe su pan, y da manjares de rey
21 Neftalí es una cierva suelta, que da cervatillos hermosos.
22 Un retoño es José, retoño junto a la fuente, cuyo vástagos trepan
sobre el muro.
23 Le molestan y acribillan, le asaltan los flecheros;
24 pero es roto su arco violentamente y se aflojan los músculos de sus
brazos por las manos del Fuerte de Jacob, por el Nombre del Pastor, la
Piedra de Israel,
25 por el Dios de tu padre, pues él te ayudará, el Dios Sadday, pues él
te bendecirá con bendiciones de los cielos desde arriba, bendiciones del
abismo que yace abajo, bendiciones de los pechos y del seno,
26 bendiciones de espigas y de frutos, amén de las bendiciones de los
montes seculares, y el anhelo de los collados eternos. ¡Sean para la cabeza
de José, y para la frente del consagrado entre sus hermanos!
27 Benjamín, lobo rapaz; de mañana devora su presa, y a la tarde
reparte el despojo.»


(1) = Salmo. Cántico para la dedicación de la Casa. De David. =
1 (2) Yo te ensalzo, Yahveh, porque me has levantado; no dejaste
reírse de mí a mis enemigos.
2 (3) Yahveh, Dios mío, clamé a ti y me sanaste.
3 (4) Tú has sacado, Yahveh, mi alma del seol, me has recobrado de
entre los que bajan a la fosa.
4 (5) Salmodiad a Yahveh los que le amáis, alabad su memoria
sagrada.
5 (6) De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la
tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.
6 (7) Y yo en mi paz decía: «Jamás vacilaré.»
7 (8) Yahveh, tu favor me afianzaba sobre fuertes montañas; mas
retiras tu rostro y ya estoy conturbado.
8 (9) A ti clamo, Yahveh, a mi Dios piedad imploro:
9 (10) ¿Qué ganancia en mi sangre, en que baje a la fosa? ¿Puede
alabarte el polvo, anunciar tu verdad?
10 (11) ¡Escucha, Yahveh, y ten piedad de mí! ¡Sé tú, Yahveh, mi
auxilio!
11 (12) Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el sayal
y me has ceñido de alegría;
12 (13) mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Yahveh, Dios
mío, te alabaré por siempre.

Salmo 30 (29)
Mateo 17


1 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su
hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el
sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos
aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías.»
5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con
su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco; escuchadle.»
6 Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
7 Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no
tengáis miedo.»
8 Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
9 Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie
la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los
muertos.»
10 Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas
que Elías debe venir primero?»
11 Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.
12 Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino
que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá
que padecer de parte de ellos.»
13 Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el
Bautista.
14 Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que,
arrodillándose ante él,
15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está
mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.
16 Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido
curarle.»
17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta
cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros?
¡Traédmelo acá!
18 Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño
desde aquel momento.
19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le
dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
20 Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe
como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y
se desplazará, y nada os será imposible.»
22 Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del
hombre va a ser entregado en manos de los hombres;
23 le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
24 Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que
cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el
didracma?»
25 Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle:
«¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o
tributo, de sus hijos o de los extraños?»
26 Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres
están los hijos.
27 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar,
echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y
encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.»

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