DIA # 37

Éxodo 12


1 Dijo Yahveh a Moisés y Aarón en el país de Egipto:
2 «Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; será el
primero de los meses del año.
3 Hablad a toda la comunidad de Israel y decid: El día diez de este
mes tomará cada uno para sí una res de ganado menor por familia, una res
de ganado menor por casa.
4 Y si la familia fuese demasiado reducida para una res de ganado
menor, traerá al vecino más cercano a su casa, según el número de
personas y conforme a lo que cada cual pueda comer.
5 El animal será sin defecto, macho, de un año. Lo escogeréis entre los
corderos o los cabritos.
6 Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la asamblea de
la comunidad de los israelitas lo inmolará entre dos luces.
7 Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de las
casas donde lo coman.
8 En aquella misma noche comerán la carne. La comerán asada al
fuego, con ázimos y con hierbas amargas.
9 Nada de él comeréis crudo ni cocido, sino asado, con su cabeza, sus
patas y sus entrañas.
10 Y no dejaréis nada de él para la mañana; lo que sobre al amanecer
lo quemaréis.
11 Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados
vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es
Pascua de Yahveh.
12 Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los
primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me
tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, Yahveh.
13 La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo
vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga
exterminadora cuando yo hiera el país de Egipto.
14 Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como
fiesta en honor de Yahveh de generación en generación. Decretaréis que sea
fiesta para siempre».
15 «Durante siete días comeréis ázimos; ya desde el primer día
quitaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero
hasta el día séptimo coma pan fermentado, ese tal será exterminado de en
medio de Israel.
16 El primer día tendréis reunión sagrada; también el día séptimo os
reuniréis en reunión sagrada. Ningún trabajo se hará en esos días, salvo la
comida para cada uno. Esto es lo único que podréis hacer.
17 Guardad la fiesta de los Ázimos, porque en ese mismo día saqué yo
vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Guardad este día de generación en
generación como decreto perpetuo.
18 Comeréis ázimos en el mes primero, desde la tarde del día catorce
del mes hasta la tarde del día veintiuno.
19 No habrá levadura en vuestras casas por espacio de siete días; todo
aquel que coma algo fermentado, sea forastero o natural del país, será
exterminado de la comunidad de Israel.
20 No comeréis nada fermentado; en todo lugar donde habitéis,
comeréis ázimos.»
21 Llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Id en
busca de reses menores para vuestras familias e inmolad la pascua.
22 Tomaréis un manojo de hisopo, lo mojaréis en la sangre que está en
la vasija y untaréis el dintel y las dos jambas con la sangre de la vasija; y
ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana.
23 Yahveh pasará y herirá a los egipcios, pero al ver la sangre en el
dintel y en las dos jambas, Yahveh pasará de largo por aquella puerta y no
permitirá que el Exterminador entre en vuestras casas para herir.
24 Guardad este mandato como decreto perpetuo para vosotros y
vuestros hijos.
25 También guardaréis este rito cuando entréis en la tierra que os dará
Yahveh, según su promesa.
26 Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué significa para
vosotros este rito?”,
27 responderéis: “Este es el sacrificio de la Pascua de Yahveh, que
pasó de largo por las casas de los israelitas en Egipto cuando hirió a los
egipcios y salvó nuestras casas.”» Entonces el pueblo se postró para adorar.
28 Fueron los israelitas e hicieron lo que había mandado Yahveh a
Moisés y a Aarón; así lo hicieron.
29 Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el país de Egipto a
todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón, que se sienta sobre
su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido
del ganado.
30 Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos
los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde
no hubiese un muerto.
31 Llamó Faraón a Moisés y a Aarón, durante la noche, y les dijo:
«Levantaos y salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los israelitas, e id
a dar culto a Yahveh, como habéis dicho.
32 Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacadas, como
dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.»
33 Los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida
del país, pues decían. «Vamos a morir todos.»
34 Tomó, pues, el pueblo la masa, antes que fermentara y,
envolviendo en los mantos las artesas de la harina, se las cargaron a
hombros.
35 Los israelitas hicieron lo que les dijo Moisés y pidieron a los
egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos.
36 Yahveh hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, los
cuales se los prestaron. Así despojaron a los egipcios.
37 Los israelitas partieron de Ramsés hacia Sukkot, unos 600.000
hombres de a pie, sin contar los niños.
38 Salió también con ellos una muchedumbre abigarrada y grandes
rebaños de ovejas y vacas.
39 De la masa que habían sacado de Egipto cocieron tortas ázimas,
porque no había fermentado todavía; pues al ser echados de Egipto no
pudieron tomar víveres ni provisiones para el camino.
40 Los israelitas estuvieron en Egipto 430 años.
41 El mismo día que se cumplían los 430 años, salieron de la tierra de
Egipto todos los ejércitos de Yahveh.
42 Noche de guardia fue ésta para Yahveh, para sacarlos de la tierra
de Egipto. Esta misma noche será la noche de guardia en honor de Yahveh
para todos los israelitas, por todas sus generaciones.
43 Dijo Yahveh a Moisés y a Aarón: «Estas son las normas sobre la
Pascua: no comerá de ella ningún extranjero.
44 Todo siervo, comprado por dinero, a quien hayas circuncidado,
podrá comerla.
45 Pero el residente y el jornalero no la comerán.
46 Se ha de comer dentro de casa; no sacaréis fuera de casa nada de
carne, ni le quebraréis ningún hueso.
47 Toda la comunidad de Israel la celebrará.
48 Si un forastero que habita contigo quiere celebrar la Pascua de
Yahveh, que se circunciden todos sus varones, y entonces podrá acercarse
para celebrarla, pues será como los nativos; pero ningún incircunciso podrá
comerla.
49 Una misma ley habrá para el nativo y para el forastero que habita
en medio de vosotros.»
50 Así lo hicieron todos los israelitas. Tal como había mandado
Yahveh a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.
51 Y en aquel mismo día sacó Yahveh del país de Egipto a los
israelitas en orden de campaña.

Salmo 38 (37)


(1) = Salmo De David. En memoria. =
1 (2) Yahveh, no me corrijas en tu enojo, en tu furor no me castigues.
2 (3) Pues en mí se han clavado tus saetas, ha caído tu mano sobre
mí;
3 (4) nada intacto en mi carne por tu enojo, nada sano en mis huesos
debido a mi pecado.
4 (5) Mis culpas sobrepasan mi cabeza, como un peso harto grave
para mí;
5 (6) mis llagas son hedor y putridez, debido a mi locura;
6 (7) encorvado, abatido totalmente, sombrío ando todo el día.
7 (8) Están mis lomos túmidos de fiebre, nada hay sano ya en mi
carne;
8 (9) entumecido, molido totalmente, me hace rugir la convulsión del
corazón.
9 (10) Señor, todo mi anhelo ante tus ojos, mi gemido no se te oculta
a ti.
10 (11) Me traquetea el corazón, las fuerzas me abandonan, y la luz
misma de mis ojos me falta.
11 (12) Mis amigos y compañeros se partan de mi llaga, mis
allegados a distancia se quedan;
12 (13) y tienden lazos los que buscan mi alma, los que traman mi
mal hablan de ruina, y todo el día andan urdiendo fraudes.
13 (14) Mas yo como un sordo soy, no oigo, como un mudo que no
abre la boca;
14 (15) sí, soy como un hombre que no oye, ni tiene réplica en sus
labios.
15 (16) Que en ti, Yahveh, yo espero, tú responderás, Señor, Dios
mío.
16 (17) He dicho: «! No se rían de mí, no me dominen cuando mi pie
resbale!».
17 (18) Y ahora ya estoy a punto de caída, mi tormento sin cesar está
ante mí.
18 (19) Sí, mi culpa confieso, acongojado estoy por mi pecado.
19 (20) Aumentan mis enemigos sin razón, muchos son los que sin
causa me odian,
20 (21) los que me devuelven mal por bien y me acusan cuando yo el
bien busco.
21 (22) ¡No me abandones, tú, Yahveh, Dios mío, no estés lejos de
mí!
22 (23) Date prisa a auxiliarme, oh Señor, mi salvación!

Mateo 22


1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo:
2 «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el
banquete de bodas de su hijo.
3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no
quisieron venir.
4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados:
“Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y
animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.”
5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su
negocio;
6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos
homicidas y prendió fuego a su ciudad.
8 Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los
invitados no eran dignos.
9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis,
invitadlos a la boda.”
10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que
encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.
11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno
que no tenía traje de boda,
12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se
quedó callado.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y
echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma
de sorprenderle en alguna palabra.
16 Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle:
«Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con
franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de
las personas.
17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?»
18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me
tentáis?
19 Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario.
20 Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?»
21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César
devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
22 Al oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron.