
1 Reyes 4
1 El rey Salomón fue rey de todo Israel,
2 y estos fueron los jefes, que estaban con él: Azarías, hijo de Sadoq,
sacerdote;
3 Elihaf y Ajías, hijos de Seraya, secretarios; Josafat, hijo de Ajilud,
heraldo;
4 (Benaías, hijo de Yehoyadá, jefe del ejército; Sadoq y Abiatar,
sacerdotes); 5 Azarías, hijo de Natán, jefe de los gobernadores; Zabud, hijo de
Natán, amigo del rey
6 Ajisur mayordomo; Eliab, hijo de Joab, jefe del ejército; Adoram
hijo de Abdá, encargado de las levas.
7 Salomón tenía doce gobernadores sobre todo Israel que proveían al
rey y a su casa; cada uno proveía un mes del año.
8 Estos eran sus nombres: hijo de Jur, en la montaña de Efraím.
9 … hijo de Dequer, en Mahás, Saalbim, Bet Semes, Ayyalón, hasta
Bet Janán.
10 … hijo de Jésed, en Arubbot; tenía Soko y toda la tierra de Jéfer.
11 hijo de Abinadab: todo el distrito de Dor. Tabaat, hija de Salomón,
fue su mujer.
12 … Baaná, hijo de Ajilud, en Tanak y Meguiddó hasta más allá de
Yoqmeam, y sobre todo Bet Seán, por debajo de Yizreel, desde Bet Seán
hasta Abel Mejolá, que está hacia Sartán.
13 … hijo de Guéber, en Ramot de Galaad; tenía los aduares de Yaír,
hijo de Manasés, que están en Galaad; tenía la región de Argob en el Basán,
sesenta ciudades fortificadas, amuralladas y con cerrojos de bronce.
14 Ajinadab, hijo de Iddó, en Majanáyim.
15 Ajimaas en Neftalí; también se casó con una hija de Salomón,
llamada Basmat.
16 Baaná, hijo de Jusay, en Aser y las subidas.
17 Josafat, hijo de Paruaj, en Isacar.
18 Semeí, hijo de Elá, en Benjamín.
19 Guéber, hijo de Urí, en la tierra de Gad, el país de Sijón, rey de los
amorreos, y de Og, rey de Basán. Y había, además, un gobernador que
estaba en el país.
20 Judá e Israel eran numerosos como la arena en la orilla del mar, y
comían, bebían y se alegraban.
1 Reyes 5
1 Salomón dominaba todos los reinos, desde el Río hasta el país de los
filisteos y hasta la frontera de Egipto. Pagaban tributo y servían a Salomón
todos los días de su vida.
2 Los víveres de Salomón eran treinta cargas de flor de harina y
sesenta cargas de harina cada día,
3 diez bueyes cebados y veinte bueyes de pasto, cien cabezas de
ganado menor, aparte los ciervos y gacelas, gamos y las aves cebadas.
4 Porque dominaba en toda la Transeufratina, desde Tafsaj hasta
Gaza, sobre todos los reyes de más acá del Río; tuvo paz en torno a todas
sus fronteras.
5 Judá e Israel vivieron en seguridad, cada uno bajo su parra y bajo su
higuera, desde Dan hasta Berseba, todos los días de Salomón.
6 Tenía Salomón 4.000 establos de caballos para sus carros y 12.000
caballos.7 Los gobernadores proveían un mes cada uno al rey Salomón y a
todos los que se acercaban a la mesa de Salomón, de modo que nada les
faltara.
8 Llevaban la cebada y la paja para los caballos y los animales de tiro
al lugar donde él estaba, cada uno según su turno.
9 Dios concedió a Salomón sabiduría e inteligencia muy grandes y un
corazón tan dilatado como la arena de la orilla del mar.
10 La sabiduría de Salomón era mayor que la sabiduría de todos los
hijos de Oriente y que toda la sabiduría de Egipto.
11 Fue más sabio que hombre alguno, más que Etán el ezrajita, que
Hemán, Kalkol y Dardá, hijos de Majol; su nombre se extendió por todos
los pueblos circunvecinos.
12 Pronunció 3.000 parábolas y proverbios, y sus cánticos fueron
1.005.
13 Habló sobre las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo
que brota en el muro; habló de los cuadrúpedos, de las aves, de los reptiles
y de los peces.
14 Venían de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, y de
parte de todos los reyes de la tierra que tuvieron noticia de su sabiduría.
15 Jiram, rey de Tiro, envió sus servidores a Salomón, porque oyó que
había sido ungido rey en lugar de su padre, y Jiram fue siempre amigo de
David.
16 Salomón envió a decir a Jiram:
17 «Sabes bien que mi padre David no pudo edificar una Casa al
Nombre de Yahveh su Dios a causa de las guerras en que sus enemigos le
envolvieron hasta que Yahveh los puso bajo la planta de sus pies.
18 Al presente, Yahveh mi Dios me ha concedido paz por todos lados.
No hay adversario ni maldad.
19 Ahora me he propuesto edificar una Casa al Nombre de Yahveh mi
Dios según lo que Yahveh dijo a David mi padre: “El hijo tuyo que yo
colocaré en tu lugar sobre tu trono edificará una Casa a mi Nombre.”
20 Así pues, ordena que se corten para mí cedros del Líbano. Mis
servidores estarán con tus servidores: te pagaré como salario de tus
servidores todo lo que me digas, pues tú sabes que no hay nadie entre
nosotros que sepa talar los árboles como los sidonios.»
21 Cuando Jiram oyó las palabras de Salomón se alegró mucho y dijo:
«Bendito sea hoy Yahveh, pues ha dado a David un hijo sabio para jefe de
este pueblo numeroso.»
22 Jiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me enviaste a
decir. Yo haré cuanto deseas en madera de cedro y de ciprés.
23 Mis siervos los bajarán desde el Líbano hasta el mar, y yo los
pondré en balsas y los llevaré al lugar a que me mandes; allí se soltarán y
tú los cargarás, y por tu parte harás según mi deseo dando víveres a mi
casa.»
24 Jiram dio a Salomón toda la madera de cedro y ciprés que deseaba.25 Salomón dio a Jiram 20.000 cargas de trigo para la manutención de
su casa y 20.000 medidas de oliva molida. Esto daba Salomón a Jiram cada
año.
26 Yahveh dio sabiduría a Salomón, como se lo había prometido, y
hubo paz entre Jiram y Salomón pactando una alianza entrambos.
27 Hizo el rey Salomón una leva en todo Israel; la leva fue de 30.000
hombres.
28 Los envió al Líbano, 10.000 cada mes, por turnos; un mes estaban
en el Líbano y dos meses en sus casas. Adoram estaba al frente de la leva.
29 Tenía además Salomón 70.000 porteadores y 80.000 canteros en el
monte
30 aparte los capataces de los prefectos puestos por Salomón al frente
de los trabajos, 3.300 que mandaban a la gente empleada en los trabajos.
31 El rey mandó arrancar grandes piedras, piedras selectas, para
fundamentar la Casa con piedras de sillería.
32 Los obreros de Salomón, los obreros de Jiram y los guiblitas
cortaron y dispusieron la madera y las piedras para construir la Casa.
1 Reyes 6

1 En el año 480 de la salida de los israelitas de la tierra de Egipto, el
año cuarto del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziv, que es el
segundo mes, emprendió la construcción de la Casa de Yahveh.
2 La Casa que edificó el rey Salomón a Yahveh tenía sesenta codos de
largo, veinte de ancho y veinticinco de alto.
3 El Ulam delante del Hekal de la Casa tenía veinte codos de largo en
el sentido del ancho de la Casa y diez codos de ancho en el sentido de largo
de la Casa.
4 Hizo en la Casa ventanas con celosías.
5 Edificó junto al muro de la Casa una galería en torno al Hekal y al
Debir, e hizo habitaciones laterales en derredor.
6 La galería inferior tenía cinco codos de ancho, la intermedia seis
codos de ancho y la tercera siete codos de ancho, porque fue rebajando
alrededor de la Casa, por la parte exterior, para no empotrar en los muros de
la Casa.
7 (La Casa fue construida con piedras preparadas en la cantera;
durante su construcción no se oyeron en la Casa martillazos ni sierras ni
instrumentos de hierro.)
8 La entrada del piso inferior estaba en el ala derecha de la Casa, y por
una escalera de caracol se subía al piso intermedio y del intermedio al
tercero.
9 Edificó la Casa, la acabó y la techó con artesonado de cedro.
10 Edificó la galería, adosada a toda la Casa, de cinco codos de alta y
estaba unida a la Casa por vigas de cedro.
11 Fue dirigida a Salomón la palabra de Yahveh diciendo:
12 «Por esta Casa que estás edificando, si caminas según mis
preceptos, obras según mis sentencias y guardas todos mis mandamientospara andar conforme a ellos, yo cumpliré mi palabra contigo, la que dije a
David tu padre,
13 habitaré en medio de los hijos de Israel y no abandonaré a mi
pueblo Israel.»
14 Edificó Salomón la Casa y la terminó.
15 Revistió los muros de la Casa en el interior con planchas de cedro
desde el suelo de la Casa hasta las vigas del techo; revistió de madera el
interior y recubrió el suelo de la Casa con planchas de ciprés.
16 Construyó los veinte codos del fondo de la Casa con planchas de
cedro desde el suelo hasta las vigas, formando así por la parte interior el
Debir, el Santo de los Santos;
17 cuarenta codos tenía la Casa, es decir, el Hekal, delante del Debir.
18 El cedro del interior de la Casa estaba esculpido con figuras de
calabazas y capullos abiertos; todo era cedro, no se veía la piedra.
19 Había preparado un Debir al fondo de la Casa en el interior para
colocar en él el arca de la alianza de Yahveh.
20 El Debir tenía veinte codos de largo, veinte codos de ancho y
veinte codos de alto ; lo revistió de oro fino; y alzó un altar de cedro
21 delante del Debir y lo revistió de oro.
22 Revistió de oro también la Casa, absolutamente toda la Casa.
23 Hizo en el Debir dos querubines de madera de acebuche de diez
codos de altura.
24 Un ala del querubín tenía cinco codos y la otra ala del querubín
cinco codos: diez codos desde la punta de una de sus alas hasta la punta de
la otra de sus alas.
25 El segundo querubín tenía diez codos, las mismas medidas y la
misma forma para los dos querubines.
26 La altura de un querubín era de diez codos y lo mismo el segundo
querubín.
27 Colocó los querubines en medio del recinto interior; y las alas de
los querubines estaban desplegadas; el ala de uno tocaba un muro y el ala
del segundo querubín tocaba el otro muro, y sus alas se tocaban en medio
del recinto, ala con ala.
28 Revistió de oro los querubines.
29 Esculpió todo en torno los muros de la Casa con grabados de
escultura de querubines, palmeras, capullos abiertos, al interior y al
exterior.
30 Recubrió de oro el piso de la Casa al interior y al exterior.
31 Hizo la puerta del Debir con batientes de madera de acebuche, y el
dintel y las jambas ocupaban la quinta parte;
32 los dos batientes eran de madera de acebuche; esculpió sobre ellos
esculturas de querubines, palmas y capullos abiertos, y los revistió de oro,
poniendo láminas de oro sobre los querubines y las palmeras.
33 Hizo lo mismo en la puerta del Hekal: los montantes de madera de
acebuche que ocupaban la cuarta parte;34 dos batientes de madera de abeto: dos planchas de un batiente eran
giratorias y también eran giratorias otras dos planchas del otro batiente.
35 Esculpió querubines, palmeras, capullos abiertos y embutió oro
sobre la escultura.
36 Edificó el patio interior; tres filas de piedras talladas y una fila de
tablones de cedro.
37 El año cuarto, en el mes de Ziv, se pusieron los cimientos de la
Casa de Yahveh,
38 y el año once, en el mes de Bul – que es el mes octavo – fue
acabada la Casa en todas sus partes, según todo su proyecto. Salomón la
levantó en siete años.
1 Reyes 7
1 Salomón edificó su casa, y en trece años la concluyó del todo.
2 Edificó la Casa «Bosque del Líbano», de cien codos de longitud,
cincuenta codos de anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro filas de
columnas de cedro; había capiteles de cedro sobre las columnas.
3 Había un artesonado de cedro sobre la parte superior de las planchas
que estaban sobre las columnas.
4 Había tres filas de ventanas con celosías, 45 en total, quince por
cada fila, y una daba frente a la otra tres veces.
5 Todas las puertas y montantes eran cuadrangulares y una daba frente
a la otra tres veces.
6 Hizo el Pórtico de las columnas de cincuenta codos de longitud,
treinta codos de anchura… con un pórtico por delante.
7 Hizo el Vestíbulo del trono donde administraba justicia, que es el
Vestíbulo del Juicio; estaba recubierto de cedro desde el suelo hasta las
vigas.
8 La casa en que vivía en el otro recinto, el opuesto al Vestíbulo, tenía
la misma configuración; hizo también una casa como este Vestíbulo para la
hija de Faraón que Salomón había tomado por mujer.
9 Todo esto era de piedras selectas, talladas a medida, serradas con
sierra por dentro y por fuera, desde los cimientos hasta las cornisas.
10 El cimiento era de piedras excelentes, grandes piedras, unas de diez
codos y otras de ocho;
11 en la parte superior había piedras excelentes, talladas a medida, y
cedro.
12 Al exterior, el patio grande tenía en derredor tres filas de piedras
talladas y una fila de planchas de cedro, igual que el patio interior de la
Casa de Yahveh y el vestíbulo de la Casa.
13 El rey Salomón envió a buscar a Jiram de Tiro;
14 era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí; su padre era de Tiro;
trabajaba en bronce y estaba lleno de ciencia, pericia y experiencia para
realizar todo trabajo en bronce; fue donde el rey Salomón y ejecutó todos
sus trabajos.15 Fundió las dos columnas de bronce; la altura de una columna era de dieciocho codos, un hilo de doce codos medía la circunferencia; y lo mismo
la segunda columna.
16 Hizo dos capiteles fundidos en bronce para colocarlos sobre la
cima de las columnas, de cinco codos de altura un capitel y de cinco codos
de altura el capitel segundo.
17 Hizo dos encajes y dos trenzados a modo de cadenas para los
capiteles de la cima de las columnas, un trenzado para un capitel y otro
trenzado para el capitel segundo.
18 Hizo granadas: dos filas alrededor de cada trenzado,
19 Los capiteles que estaban en la cima de las columnas tenían forma
de azucenas, cuatrocientas en total,
20 colocadas sobre la prominencia que estaba detrás del trenzado;
doscientas granadas alrededor del segundo capitel.
21 Erigió las columnas ante el Ulam del Hekal; erigió la columna de la
derecha y la llamó Yakín; erigió la columna de la izquierda y la llamó
Boaz.
22 Y quedó acabado el trabajo de las columnas.
23 Hizo el Mar de metal fundido que tenía diez codos de borde a
borde; era enteramente redondo, y de cinco codos de altura; un cordón de
treinta codos medía su contorno.
24 Debajo del borde había calabazas todo en derredor; daban vuelta al
Mar a largo de treinta codos; había dos filas de calabazas fundidas en una
sola pieza.
25 Se apoyaba sobre doce bueyes, tres mirando al Norte, tres mirando
al Oeste, tres mirando al Sur y tres mirando al Este; el Mar estaba sobre
ellos, quedando sus partes traseras hacia el interior.
26 Su espesor era de un palmo y su borde era como el borde del cáliz
de la flor de la azucena. Contenía 2.000 medidas.
27 Hizo también las diez basas de bronce de cuatro codos de largo
cada basa, cuatro codos su anchura y tres su altura.
28 Las basas estaban hechas así: tenían paneles y los paneles estaban
entre listones.
29 Sobre el panel que estaba entre los listones había leones, bueyes y
querubines. Lo mismo sobre los listones. Por encima y por debajo de los
leones y de los toros había volutas…
30 Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce y ejes de bronce; sus
cuatro pies tenían asas debajo de la jofaina, y los apliques estaban
fundidos…
31 Su boca, desde el interior de las asas hasta arriba, tenía un codo; la
boca era redonda, teniendo un soporte de codo y medio; había también
sobre la boca esculturas, pero los paneles eran cuadrados, no redondos.
32 Las cuatro ruedas estaban bajo los paneles, y los ejes de las ruedas
estaban en la basa; la altura de cada rueda era de codo y medio.
33 La forma de las ruedas era como la forma de la rueda de un carro, y
sus ejes, sus llantas, sus radios y sus cubos, todo era de fundición.34 Había cuatro asas en los cuatro ángulos de cada basa; la basa
formaba un cuerpo con su asa.
35 En la cima de la basa había un soporte de medio codo de altura
completamente redondo; y en la cima de la basa, los ejes y el armazón
formaban un cuerpo con ella.
36 Grabó sobre las tablas querubines, leones y palmeras… y volutas
alrededor.
37 De esta forma hizo las diez basas: una misma fundición y un
mismo tamaño para todas.
38 Hizo diez pilas de bronce de cuarenta medidas cada una; cada pila
medía cuatro codos; había una pila sobre cada una de las diez basas.
39 Colocó las basas, cinco al lado derecho de la Casa y cinco al lado
izquierdo de la Casa. El Mar lo colocó del lado derecho de la Casa hacia el
sureste.
40 Jiram hizo los ceniceros, las paletas y los acetres. Jiram terminó de
hacer toda la obra que el rey Salomón le encargó que hiciera para la Casa de
Yahveh:
41 dos columnas, las molduras de los capiteles que estaban sobre la
cima de las dos columnas, los dos trenzados para recubrir las dos molduras
de los capiteles que estaban en la cima de las columnas;
42 las cuatrocientas granadas para los dos trenzados; dos filas de
granadas para cada trenzado;
43 las diez basas y las diez pilas sobre las basas;
44 el Mar y los doce bueyes debajo del Mar;
45 los ceniceros, las paletas y los acetres. Todos estos objetos que hizo
Jiram al rey Salomón para la Casa de Yahveh eran de bronce bruñido.
46 El rey los hizo fundir en la vega del Jordán, en el mismo suelo,
entre Sukkot y Sartán;
47 en tan enorme cantidad que no se pudo calcular el peso del bronce.
48 Puso Salomón todos los objetos que había hecho en la Casa de
Yahveh; el altar de oro y la mesa de oro sobre la que se ponían los panes de
la presencia;
49 los candelabros de oro fino, cinco a la derecha y cinco a la
izquierda delante del Debir; las flores, las lámparas y las despabiladeras de
oro;
50 las cucharas, los cuchillos, los acetres, las copas y los braseros de
oro fino, los goznes de oro para las puertas de la cámara interior, el Santo
de los Santos, y para las puertas de la Casa y el Hekal.
51 Así fue concluida toda la obra que hizo el rey Salomón para la
Casa de Yahveh; Salomón hizo traer todo lo consagrado por David su
padre, la plata, el oro y los objetos, y lo puso en los tesoros de la Casa de
Yahveh.
1 Reyes 8
1 Entonces congregó Salomón a los ancianos de Israel en Jerusalén
para hacer subir el arca de la alianza de Yahveh desde la ciudad de David,
que es Sión.
2 Se reunieron junto al rey Salomón todos los hombres de Israel, en el
mes de Etanim, (que es el mes séptimo) en la fiesta,
3 y los sacerdotes llevaron el arca,
4 y la Tienda del Encuentro, con todos los objetos sagrados que había
en la Tienda.
5 El rey Salomón y todo Israel con él sacrificaron ante el arca ovejas y
bueyes en número incalculable e innumerable.
6 Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza de Yahveh a su sitio, al
Debir de la Casa, en el Santo de los Santos, bajo las alas de los querubines,
7 porque los querubines extendían las alas por encima del sitio del
arca, cubriendo los querubines el arca y su varales por encima.
8 Los varales eran tan largos que se veían sus puntas desde el Santo,
desde la parte anterior del Debir, pero no se veían desde fuera. Están allí
hasta el día de hoy.
9 En el arca no había nada más que las dos tablas de piedra que
Moisés hizo poner en ella, en el Horeb, las tablas de la alianza que pactó
Yahveh con los israelitas cuando salieron de la tierra de Egipto.
10 Al salir los sacerdotes del Santo, la nube llenó la Casa de Yahveh.
11 Y los sacerdotes no pudieron continuar en el servicio a causa de la
nube, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa de Yahveh.
12 Entonces Salomón dijo: «Yahveh quiere habitar en densa nube.
13 He querido erigirte una morada un lugar donde habites para
siempre.»
14 Se volvió el rey y bendijo a toda la asamblea de Israel mientras que
toda la asamblea de Israel estaba en pie.
15 El dijo: «Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que habló por su
boca a mi padre David y ha cumplido por su mano lo que dijo:
16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel no he
elegido ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel para edificar una
Casa en la que esté mi Nombre, pero he elegido a David para que esté al
frente de mi pueblo Israel.”
17 Mi padre David pensó en su corazón edificar una Casa al Nombre
de Yahveh, Dios de Israel,
18 pero Yahveh dijo a David mi padre: “Cuanto a haber pensado en tu
corazón edificar una Casa a mi Nombre, bien has hecho en tener tal
voluntad,
19 pero no edificarás tú la Casa, sino que un hijo tuyo, salido de tus
entrañas, ése será quien edifique la Casa a mi Nombre.”
20 Yahveh ha cumplido la promesa que dijo; he sucedido a mi padre
David, me he sentado sobre el trono de Israel, como Yahveh había dicho, y
he construido la Casa al Nombre de Yahveh, Dios de Israel,
21 y he señalado en ella un lugar al arca en que está la alianza que
Yahveh pactó con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.»22 Salomón se puso ante el altar de Yahveh en presencia de toda la
asamblea de Israel; extendió sus manos al cielo
23 y dijo: «Yahveh, Dios de Israel, no hay Dios como tú en lo alto de
los cielos ni abajo sobre la tierra, tú que guardas la alianza y el amor a tus
siervos que andan en tu presencia con todo su corazón,
24 tú que has mantenido a mi padre David la promesa que le hiciste,
pues por tu boca lo prometiste y por tu mano lo has cumplido este día.
25 Ahora, pues, Yahveh, Dios de Israel, mantén a tu siervo David mi
padre la promesa que le hiciste diciéndole: “ Nunca será quitado de mi
presencia uno de los tuyos que se siente en el trono de Israel, con tal que tus
hijos guarden su camino andando en mi presencia como has andado tú
delante de mí.”
26 Ahora, Dios de Israel, que se cumpla la palabra que dijiste a tu
siervo David, mi padre.
27 ¿Es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la
tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto
menos esta Casa que yo te he construido!
28 Atiende a la plegaria de tu siervo y a su petición, Yahveh Dios mío,
y escucha el clamor y la plegaria que tu siervo hace hoy en tu presencia,
29 que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre este
lugar del que dijiste: “En él estará mi Nombre”; escucha la oración que tu
servidor te dirige en este lugar.
30 «Oye, pues, la plegaria de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando
oren en este lugar. Escucha tú desde el lugar de tu morada, desde el cielo,
escucha y perdona.
31 «Cuando un hombre peque contra su prójimo y éste pronuncie una
imprecación sobre él haciéndole jurar delante de tu altar en esta Casa,
32 escucha tú desde los cielos y obra; juzga a tus siervos, declarando
culpable al malo, para hacer recaer su conducta sobre su cabeza y
declarando inocente al justo para darle según su justicia.
33 «Cuando tu pueblo Israel sea batido por su enemigo por haber
pecado contra ti, si se vuelven a ti y alaban tu Nombre, orando y suplicando
ante ti en esta Casa,
34 escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tu pueblo Israel
y vuélvelos a la tierra que diste a sus padres.
35 «Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia porque pecaron
contra ti, si oran en este lugar y alaban tu Nombre y se convierten de su
pecado porque les humillaste,
36 escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tu siervo y de tu
pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno por el que deberán andar,
y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo en herencia.
37 «Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, tizón, añublo,
langosta o pulgón, cuando su enemigo le asedie en una de sus puertas, en
todo azote y toda enfermedad,
38 si un hombre cualquiera, experimentando remordimiento en su
corazón, eleva cualquier plegaria o cualquier súplica y extiende las manos
hacia esta Casa,
39 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, perdona y da a
cada uno según sus caminos, pues tú conoces su corazón y sólo tú conoces
el corazón de todos los hijos de los hombres,
40 para que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra
que has dado a nuestros padres.
41 «También al extranjero que no es de tu pueblo Israel, al que viene
de un país lejano a causa de tu Nombre,
42 porque oirá hablar de tu gran Nombre, de tu mano fuerte y de tu
tenso brazo, y vendrá a orar a esta Casa,
43 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y haz según cuanto
te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu
Nombre y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu Nombre es
invocado en esta Casa que yo he construido.
44 «Si tu pueblo va a la guerra contra su enemigo por el camino por el
que tú le envíes, y suplican a Yahveh vueltos hacia la ciudad que has
elegido y hacia la Casa que yo he construido para tu Nombre,
45 escucha tú desde los cielos su oración y su plegaria y hazles
justicia.
46 Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque, y tú
irritado contra ellos los entregues al enemigo, y sus conquistadores los
lleven al país enemigo, lejano o próximo,
47 si se convierten en su corazón en la tierra a que hayan sido
llevados, si se arrepienten y te suplican en la tierra de sus deportadores
diciendo: “Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables”,
48 si se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma en el país
de los enemigos que los deportaron, y te suplican vueltos hacia la tierra que
tú diste a sus padres y hacia la ciudad que has elegido y hacia la Casa que
he edificado a tu Nombre,
49 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada,
50 y perdona a tu pueblo, que ha pecado contra ti, todas las rebeliones
con que te han traicionado, y concédeles que hallen compasión entre sus
deportadores para que éstos les tengan piedad,
51 porque son tu pueblo y tu heredad, los que sacaste de Egipto, de en
medio del crisol del hierro.
52 «Que tus ojos estén abiertos a las súplicas de tu siervo y a la
súplica de tu pueblo Israel, para escuchar todos sus clamores hacia ti.
53 Porque tú los separaste para ti como herencia tuya de entre todos
los pueblos de la tierra, como dijiste por boca de Moisés tu siervo cuando
sacaste a nuestros padres de Egipto, Señor Yahveh.»
54 Cuando Salomón acabó de dirigir a Yahveh toda esta plegaria y
esta súplica, se levantó de delante del altar de Yahveh, del lugar donde se
había arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo,55 y se puso de pie para bendecir a toda la asamblea de Israel,
diciendo en alta voz:
56 «Bendito sea Yahveh que ha dado reposo a su pueblo Israel, según
todas sus promesas; no ha fallado ninguna de las palabras de bien que dijo
por boca de Moisés su siervo.
57 Que Yahveh, nuestro Dios, esté con nosotros como estuvo con
nuestros padres, que no nos abandone ni nos rechace.
58 Que incline nuestros corazones hacia él para que andemos según
todos sus caminos y guardemos todos los mandamientos, los decretos y las
sentencias que ordenó a nuestros padres.
59 Que estas palabras con que he suplicado ante Yahveh permanezcan
día y noche junto a Yahveh, nuestro Dios, para que dé lo justo a su siervo y
justicia a su pueblo Israel, según las necesidades de cada día,
60 para que todos los pueblos de la tierra sepan que Yahveh es Dios y
no hay otro,
61 y vuestros corazones estarán enteramente con Yahveh, nuestro
Dios, para caminar según sus decretos y para guardar sus mandamientos
como hoy.»
62 El rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios ante Yahveh.
63 Salomón sacrificó, como sacrificios de comunión que ofreció en
sacrificio a Yahveh, 22.000 bueyes y 120.000 ovejas; así inauguraron la
Casa de Yahveh el rey y todos los hijos de Israel.
64 Aquel día consagró el rey el interior del patio que está delante de la
Casa de Yahveh, pues ofreció allí el holocausto, la oblación y las grasas de
los sacrificios de comunión, porque el altar de bronce que estaba ante
Yahveh era demasiado pequeño para contener el holocausto, la oblación y
las grasas de los sacrificios de comunión.
65 En aquella ocasión celebró Salomón la fiesta con todos los
israelitas en magna asamblea desde la entrada de Jamat hasta el torrente de
Egipto, ante Yahveh nuestro Dios, durante siete días.
66 El día octavo despidió al pueblo. Bendijeron al rey y se fueron a
sus tiendas, gozosos y con el corazón alegre por todo el bien que Yahveh
había hecho a su siervo David y a su pueblo Israel.
Salmo 146 (145)
(1) ¡Aleluya!
1 ¡Alaba a Yahveh, alma mía!
2 A Yahveh, mientras viva, he de alabar, mientras exista salmodiaré
para mi Dios.
3 No pongáis vuestra confianza en príncipes, en un hijo de hombre,
que no puede salvar;
4 su soplo exhala, a su barro retorna, y en ese día sus proyectos
fenecen.
5 Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo, y su esperanza
en Yahveh su Dios,
6 que hizo los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay; que
guarda por siempre lealtad, 7 hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahveh
suelta a los encadenados.
8 Yahveh abre los ojos a los ciegos, Yahveh a los encorvados
endereza, Ama Yahveh a los justos,
9 Yahveh protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. mas el
camino de los impíos tuerce;
10 Yahveh reina para siempre, tu Dios, Sión, de edad en edad.
Salmo 147 (146-147)
¡Aleluya!
1 Alabad a Yahveh, que es bueno salmodiar, a nuestro Dios, que es
dulce la alabanza.
2 Edifica Yahveh a Jerusalén, congrega a los deportados de Israel;
3 él sana a los de roto corazón, y venda sus heridas.
4 El cuenta el número de estrellas, y llama a cada una por su nombre;
5 grande es nuestro Señor, y de gran fuerza, no tiene medida su saber.
6 Yahveh sostiene a los humildes, hasta la tierra abate a los impíos.
7 Cantad a Yahveh en acción de gracias, salmodiad a la cítara para
nuestro Dios:
8 El que cubre de nubes los cielos, el que lluvia a la tierra prepara, el
que hace germinar en los montes la hierba, y las plantas para usos del
hombre,
9 el que dispensa al ganado su sustento, a las crías del cuervo cuando
chillan.
10 No le agrada el brío del caballo, ni se complace en los músculos del
hombre.
11 Se complace Yahveh en los que le temen, en los que esperan en su
amor.
12 ¡Celebra a Yahveh, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión!
13 Que él ha reforzado los cerrojos de tus puertas, ha bendecido en ti a
tus hijos;
14 pone paz en tu término, te sacia con la flor del trigo.
15 El envía a la tierra su mensaje, a toda prisa corre su palabra;
16 como lana distribuye la nieve, esparce la escarcha cual ceniza.
17 Arroja su hielo como migas de pan, a su frío ¿quién puede resistir?
18 Envía su palabra y hace derretirse, sopla su viento y corren las
aguas.
19 El revela a Jacob su palabra, sus preceptos y sus juicios a Israel:
20 no hizo tal con ninguna nación, ni una sola sus juicios conoció.
Salmo 148
(1) ¡Aleluya!
1 ¡Alabad a Yahveh desde los cielos, alabadle en las alturas,
2 alabadle, ángeles suyos todos, todas sus huestes, alabadle!
3 ¡Alabadle, sol y luna, alabadle todas las estrellas de luz, 4 alabadle, cielos de los cielos, y aguas que estáis encima de los
cielos!
5 Alaben ellos el nombre de Yahveh: pues él ordenó y fueron creados;
6 él los fijó por siempre, por los siglos, ley les dio que no pasará.
7 ¡Alabad a Yahveh desde la tierra, monstruos del mar y todos los
abismos,
8 fuego y granizo, nieve y bruma, viento tempestuoso, ejecutor de su
palabra,
9 montañas y todas la colinas, árbol frutal y cedros todos,
10 fieras y todos los ganados, reptil y pájaro que vuela,
11 reyes de la tierra y pueblos todos, príncipes y todos los jueces de la
tierra,
12 jóvenes y doncellas también, viejos junto con los niños!
13 Alaben el nombre de Yahveh: porque sólo su nombre es sublime,
su majestad por encima de la tierra y el cielo.
14 El realza la frente de su pueblo, de todos sus amigos alabanza, de
los hijos de Israel, pueblo de sus íntimos.
1 Corintios 3
1 Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo.
2 Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais
soportar. Ni aun lo soportáis al presente;
3 pues todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros
envidia y discordia ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano?
4 Cuando dice uno «Yo soy de Pablo», y otro «Yo soy de Apolo», ¿no
procedéis al modo humano?
5 ¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es Pablo?… ¡Servidores, por medio de
los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el Señor le dio.
6 Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento.
7 De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que
hace crecer.
8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual
recibirá el salario según su propio trabajo,
9 ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios,
edificación de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen
arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo
construye!
11 Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo.
12 Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, paja,
13 la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día,
que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la
probará el fuego.
14 Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la
recompensa.
15 Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no
obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego.
16 ¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en vosotros?
17 Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él;
porque el santuario de Dios es sagrado, y vosotros sois ese santuario.
18 ¡Nadie se engañe! Si alguno entre vosotros se cree sabio según este
mundo, hágase necio, para llegar a ser sabio;
19 pues la sabiduría de este mundo es necedad a los ojos de Dios. En efecto, dice la Escritura: = El que prende a los sabios en su propia astucia.
20 Y también: = El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos =
de los sabios.
21 Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro:
22 ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el
presente, el futuro, todo es vuestro;
23 y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios.
1 Corintios 4
1 Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y
administradores de los misterios de Dios.
2 Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores
es que sean fieles.
3 Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o
por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo!
4 Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo
justificado. Mi juez es el Señor.
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor.
El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los
designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la
alabanza que le corresponda.
6 En esto, hermanos, me he puesto como ejemplo a mí y a Apolo, en
orden a vosotros; para que aprendáis de nosotros aquello de «No
propasarse de lo que está escrito» y para que nadie se engría en favor de
uno contra otro.
7 Pues ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas
recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras
recibido?
8 ¡Ya estáis hartos! ¡Ya sois ricos! ¡Os habéis hecho reyes sin
nosotros! ¡Y ojalá reinaseis, para que también nosotros reináramos con
vosotros!
9 Porque pienso que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha asignado el
último lugar, como condenados a muerte, puestos a modo de espectáculo
para el mundo, los ángeles y los hombres.
10 Nosotros, necios por seguir a Cristo; vosotros, sabios en Cristo.
Débiles nosotros; mas vosotros, fuertes. Vosotros llenos de gloria; mas
nosotros, despreciados.
11 Hasta el presente, pasamos hambre, sed, desnudez. Somos
abofeteados, y andamos errantes.
12 Nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan,
bendecimos. Si nos persiguen, lo soportamos.
13 Si nos difaman, respondemos con bondad. Hemos venido a ser,
hasta ahora, como la basura del mundo y el desecho de todos.14 No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino más bien para
amonestaros como a hijos míos queridos.
15 Pues aunque hayáis tenido 10.000 pedagogos en Cristo, no habéis
tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, os engendré en
Cristo Jesús.
16 Os ruego, pues, que seáis mis imitadores.
17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, hijo mío querido y fiel en
el Señor; él os recordará mis normas de conducta en Cristo, conforme
enseño por doquier en todas las Iglesias.
18 Como si yo no hubiera de ir donde vosotros, se han hinchado
algunos.
19 Mas iré pronto donde vosotros, si es la voluntad del Señor;
entonces conoceré no la palabrería de esos orgullosos, sino su poder,
20 que no está en la palabrería el Reino de Dios, sino en el poder.
21 ¿Qué preferís, que vaya a vosotros con palo o con amor y espíritu
de mansedumbre?
1 Corintios 5
1 Sólo se oye hablar de inmoralidad entre vosotros, y una inmoralidad
tal, que no se da ni entre los gentiles, hasta el punto de que uno de vosotros
vive con la mujer de su padre.
2 Y ¡vosotros andáis tan hinchados! Y no habéis hecho más bien duelo
para que fuera expulsado de entre vosotros el autor de semejante acción.
3 Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en
espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró:
4 que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con
el poder de Jesús Señor nuestro,
5 sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a
fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor.
6 ¡No es como para gloriaros! ¿No sabéis que un poco de levadura
fermenta toda la masa?
7 Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois
ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado.
8 Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura
de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad.
9 Al escribiros en mi carta que no os relacionarais con los impuros,
10 no me refería a los impuros de este mundo en general o a los
avaros, a ladrones o idólatras. De ser así, tendríais que salir del mundo.
11 ¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose
hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos
¡ni comer!
12 Pues ¿por que voy a juzgar yo a los de fuera? ¿No es a los de
dentro a quienes vosotros juzgáis?
13 A los de fuera Dios los juzgará. = ¡Arrojad de entre vosotros al
malvado! =