Es natural e inevitable “hablar” con nosotros mismos interiormente. Eso es un proceso continuo. Pero, la oración no es eso. Es una experiencia de diálogo con Dios. Es interna, es secreta, es inaudible desde el punto de vista de los sentidos físicos humanos y es personal e íntima. Es real. Totalmente. Aunque no pase por los sentidos. Deja una huella. Esa huella, es la evidencia si Dios paso o no paso por nosotros. Quizás, sería mejor decir si nosotros salimos o no al encuentro de Dios.
Te invitamos a que disfrutes esta corta reflexión que explica cual es la disposición correcta para la Oración.
PATER CORDE 