SAN OSCAR ROMERO

En una ocasión, cuando era todavía un niño, asistió a una ordenación sacerdotal que le dejó impactado, y generó en él un deseo profundo de convertirse en sacerdote. 

Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, en el este de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Virgen María. Creció en el seno de una familia humilde. Desde pequeño era conocido por su amor a las cosas sencillas y las comunicaciones.

Inicio sus estudios para ser sacerdote en el Seminario Menor de San Miguel de los padres Claretianos y en el Seminario San José de la Montaña con los jesuitas entre los años de 1931 a 1937.

En 1939, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, fue enviado a Roma para completar su formación en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 y en agosto de 1943 regresó a El Salvador, donde lo nombraron párroco en Anamorós, en el este del país.

Fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y luego en el Secretariado Episcopal de América Central. El 25 de abril de 1970 fue nombrado Obispo Auxiliar de San Salvador. En esta sede empezó a acercarse a la difícil situación política del país, donde gobernaba el Ejército.

Mons. Óscar Arnulfo Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador por el Papa Pablo VI el 8 de febrero de 1977. Desde ese momento inició su defensa de los derechos humanos en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno de extrema derecha.

La persecución, que incluían expulsiones y asesinatos contra sacerdotes y laicos, le llevó a enfrentarse abiertamente con la dictadura, a la que responsabilizó de las muertes. Con sus acciones obtuvo un importante prestigio a nivel internacional.

En sus homilías en la catedral y en sus frecuentes visitas a las poblaciones, Mons. Romero no se cansó de denunciar y condenar repetidamente los violentos ataques contra la Iglesia y los salvadoreños. 

Esto hizo que fuera blanco de una agobiante campaña en su contra por parte de los sectores poderosos del país, del gobierno y de las organizaciones político-militares de izquierda. En los diarios recibió calumnias, insultos y amenazas de todo tipo. Varios de sus amigos sacerdotes fueron asesinados durante ese tiempo. 

Incluso obispos y sacerdotes buscaron manchar su nombre, calumniándolo ante las autoridades de Roma. A pesar de ello, Mons. Romero recibió el apoyo del Papa Pablo VI.

En enero de 1980 hizo otra visita más a Roma (la última había sido en mayo de 1979), siendo recibido entonces por San Juan Pablo II que le escuchó largamente y le animó a continuar con su labor pacificadora.. El 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador frente al altar donde celebraba Misa.

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  1. “La persecución es algo necesario en la Iglesia. ¿Saben por qué? Porque la verdad siempre es perseguida”.
  1. “La oración es la cumbre del desarrollo humano. El hombre no vale por lo que tiene, sino por lo que es”.
  2. “Mi voz desaparecerá, pero mi Palabra que es Cristo quedará en los corazones que la hayan querido acoger”.
  3. “… Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!”
  4. “Es inconcebible que se diga a alguien ‘cristiano’ y no tome, como Cristo, una opción preferencial por los pobres”.
  5. “Ningún hombre se conoce mientras no se haya encontrado con Dios”.
  6. “No me consideren juez o enemigo. Soy simplemente el pastor, el hermano, el amigo de este pueblo”.
  7. “Si no fuera por esta oración y esta reflexión con que trato de mantenerme unido con Dios, no sería yo más que lo que dice San Pablo: Una lata que suena”.
  8. “Este es el pensamiento fundamental de mi predicación: nada me importa tanto como la vida humana… ”
  9. “Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño”.

FUENTE DE INFORMACIÓN: https://desdelafe.mx/noticias/cultura/10-frases-impactantes-de-monsenor-romero/

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