Números 12

1 María y Aarón murmuraron contra Moisés por causa de la mujer
kusita que había tomado por esposa: por haberse casado con una kusita.
2 Decían: «¿Es que Yahveh no ha hablado más que con Moisés? ¿No
ha hablado también con nosotros?» Y Yahveh lo oyó.
3 Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre
la haz de la tierra.
4 De improviso, Yahveh dijo a Moisés, a Aarón y a María: «Salid los
tres a la Tienda del Encuentro.» Y salieron los tres.
5 Bajó Yahveh en la columna de Nube y se quedó a la puerta de la
Tienda. Llamó a Aarón y a María y se adelantaron los dos.
6 Dijo Yahveh: «Escuchad mis palabras: Si hay entre vosotros un
profeta, en visión me revelo a él, y hablo con él en sueños.
7 No así con mi siervo Moisés: él es de toda confianza en mi casa;
8 boca a boca hablo con él, abiertamente y no enigmas, y contempla la
imagen de Yahveh. ¿Por qué, pues, habéis osado hablar contra mi siervo
Moisés?»
9 Y se encendió la ira de Yahveh contra ellos. Cuando se marchó,
10 y la Nube se retiró de encima de la Tienda, he aquí que María
estaba leprosa, blanca como la nieve. Aarón se volvió hacia María y vio que
estaba leprosa.
11 Y dijo Aarón a Moisés: «Perdón, Señor mío, no cargues sobre
nosotros el pecado que neciamente hemos cometido.
12 Por favor, que no sea ella como quien nace muerto del seno de su
madre, con la carne medio consumida.»
13 Moisés clamó a Yahveh diciendo: «Oh Dios, cúrala, por favor.»
14 Yahveh respondió a Moisés: «Si tu padre le hubiera escupido al
rostro, ¿no tendría que pasar siete días de vergüenza? Que quede siete días
fuera del campamento y luego sea admitida otra vez.
15 María quedó siete días excluida del campamento. Pero el pueblo no
partió hasta que ella se reintegró.
16 Después el pueblo partió de Jaserot y acamparon en el desierto de
Parán.
Números 13
1 Yahveh habló a Moisés y le dijo:
2 «Envía algunos hombres, uno por cada tribu paterna, para que
exploren la tierra de Canaán que voy a dar a los israelitas. Que sean todos
principales entre ellos.»
3 Los envió Moisés, según la orden de Yahveh, desde el desierto de
Parán: todos ellos eran jefes de los israelitas.
4 Sus nombres eran éstos: por la tribu de Rubén, Sammúa, hijo de
Zakkur;
5 por la tribu de Simeón, Safat, hijo de Jorí;
6 por la tribu de Judá, Caleb, hijo de Yefunné;
7 por la tribu de Isacar, Yigal, hijo de José;
8 por la tribu de Efraím, Hosea, hijo de Nun;
9 por la tribu de Benjamín, Paltí, hijo de Rafú;
10 por la tribu de Zabulón, Gaddiel, hijo de Sodí;
11 por la tribu de José: por la tribu de Manasés, Gaddí, hijo de Susí;
12 por la tribu de Dan, Ammiel, hijo de Guemalí; 13 por la tribu de Aser, Setur, hijo de Miguel;
14 por la tribu de Neftalí, Najbí, hijo de Vafsí;
15 por la tribu de Gad, Gueuel, hijo de Makí.
16 Esos son los nombres de los que envió Moisés a explorar el país.
Pero a Hosea, hijo de Nun, Moisés le llamo Josué.
17 Moisés los envió a explorar el país de Canaán, y les dijo: «Subid
ahí al Négueb y después subiréis a la montaña.
18 Reconoced el país, a ver qué tal es, y el pueblo que lo habita, si es
fuerte o débil, escaso o numeroso;
19 y qué tal es el país en que viven, bueno o malo; cómo son las
ciudades en que habitan, abiertas o fortificadas;
20 y cómo es la tierra, fértil o pobre, si tiene árboles o no. Tened valor
y traed algunos productos del país.» Era el tiempo de las primeras uvas.
21 Subieron y exploraron el país, desde el desierto de Sin hasta Rejob,
a la Entrada de Jamat.
22 Subieron por el Négueb y llegaron hasta Hebrón, donde residían
Ajimán, Sesay y Talmay, los descendientes de Anaq. Hebrón había sido
fundada siete años antes que Tanis de Egipto.
23 Llegaron al Valle de Eskol y cortaron allí un sarmiento con un
racimo de uva, que transportaron con una pértiga entre dos, y también
granadas e higos.
24 Al lugar aquél se le llamó Valle de Eskol, por el racimo que
cortaron allí los israelitas.
25 Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar la tierra.
26 Fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad
de los israelitas, en el desierto de Parán, en Cadés. Les hicieron una relación
a ellos y a toda la comunidad, y les mostraron los productos del país.
27 Les contaron lo siguiente: «Fuimos al país al que nos enviaste, y en
verdad que mana leche y miel; éstos son sus productos.
28 Sólo que el pueblo que habita en el país es poderoso; las ciudades,
fortificadas y muy grandes; hasta hemos visto allí descendientes de Anaq.
29 El amalecita ocupa la región del Négueb; el hitita, el amorreo y el
jebuseo ocupan la montaña; el cananeo, la orilla del mar y la ribera del
Jordán.»
30 Caleb acalló al pueblo delante de Moisés, diciendo: «Subamos, y
conquistaremos el país, porque sin duda podremos con él.»
31 Pero los hombres que habían ido con él dijeron: «No podemos
subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros.»
32 Y empezaron a hablar mal a los israelitas del país que habían
explorado, diciendo: «El país que hemos recorrido y explorado es un país
que devora a sus propios habitantes. Toda la gente que hemos visto allí es
gente alta.
33 Hemos visto también gigantes, hijos de Anaq, de la raza de los
gigantes. Nosotros nos teníamos ante ellos como saltamontes, y eso mismo
les parecíamos a ellos.»
Números 14
1 Entonces toda la comunidad alzó la voz y se puso a gritar; y la gente
estuvo llorando aquella noche.
2 Luego murmuraron todos los israelitas contra Moisés y Aarón, y les
dijo toda la comunidad: «¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto! Y si no,
¡ojalá hubiéramos muerto en el desierto!
3 ¿Por qué Yahveh nos trae a este país para hacernos caer a filo de
espada y que nuestras mujeres y niños caigan en cautiverio? ¿No es mejor
que volvamos a Egipto?»
4 Y se decían unos a otros: «Nombremos a uno jefe y volvamos a
Egipto.»
5 Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra delante de toda la asamblea
de la comunidad de los israelitas.
6 Pero Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Yefunné, que eran de los
que habían explorado el país, rasgaron sus vestiduras
7 y dijeron a toda la comunidad de los israelitas: «La tierra que hemos
recorrido y explorado es muy buena tierra.
8 Si Yahveh nos es favorable, nos llevará a esa tierra y nos la
entregará. Es una tierra que mana leche y miel.
9 No os rebeléis contra Yahveh, ni temáis a la gente del país, porque
son pan comido. Se ha retirado de ellos su sombra, y en cambio Yahveh
está con nosotros. No tengáis miedo.»
10 Toda la comunidad hablaba de apedrearlos, cuando la gloria de
Yahveh se apareció en la Tienda del Encuentro, a todos los israelitas.
11 Y dijo Yahveh a Moisés: «¿Hasta cuándo me va a despreciar este
pueblo? ¿Hasta cuándo van a desconfiar de mí, con todas las señales que he
hecho entre ellos?
12 Los heriré de peste y los desheredaré. Pero a ti te convertiré en un
pueblo más grande y poderoso que ellos.»
13 Moisés respondió a Yahveh: «Pero los egipcios saben muy bien
que, con tu poder, sacaste a este pueblo de en medio de ellos.
14 Se lo han contado a los habitantes de este país. Estos se han
enterado de que tú, Yahveh, estás en medio de este pueblo, y te das a ver
cara a cara; de que tú, Yahveh, permaneces en tu Nube sobre ellos, y
caminas delante de ellos de día en la columna de Nube, y por la noche en la
columna de fuego.
15 Si haces perecer a este pueblo como un solo hombre, dirán los
pueblos que han oído hablar de ti:
16 Yahveh, como no ha podido introducir a ese pueblo en la tierra que
les había prometido con juramento, los ha matado en el desierto.”
17 Muestra, pues, ahora tu poder, mi Señor, como prometiste
diciendo:
18 Yahveh es tardo a la cólera y rico en bondad, tolera iniquidad y
rebeldía; aunque nada deja sin castigo, castigando la iniquidad de los padres
en los hijos hasta la tercera y cuarta generación.” 19 Perdona, pues, la iniquidad de este pueblo conforme a la grandeza
de tu bondad, como has soportado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.»
20 Dijo Yahveh: «Le perdono, según tus palabras.
21 Pero, vivo yo y la gloria de Yahveh llena toda la tierra,
22 que ninguno de los que han visto mi gloria y las señales que he
realizado en Egipto y en el desierto, que me han puesto a prueba ya diez
veces y no han escuchado mi voz,
23 verá la tierra que prometí con juramento a sus padres. No la verá
ninguno de los que me han despreciado.
24 Pero a mi siervo Caleb, ya que fue animado de otro espíritu y me
obedeció puntualmente, le haré entrar en la tierra donde estuvo, y su
descendencia la poseerá.
25 El amalecita y el cananeo habitan en el llano. Mañana, volveos y
partid para el desierto, camino del mar de Suf.»
26 Yahveh habló a Moisés y Aarón y dijo:
27 «¿Hasta cuándo esta comunidad perversa, que está murmurando
contra mí? He oído las quejas de los israelitas, que están murmurando
contra mí.
28 Diles: Por mi vida – oráculo de Yahveh – que he de hacer con
vosotros lo que habéis hablado a mis oídos.
29 Por haber murmurado contra mí, en este desierto caerán vuestros
cadáveres, los de todos los que fuisteis revistados y contados, de veinte
años para arriba.
30 Os juro que no entraréis en la tierra en la que, mano en alto, juré
estableceros. Sólo a Caleb, hijo de Yefunné y a Josué, hijo de Nun,
31 y a vuestros pequeñuelos, de los que dijisteis que caerían en
cautiverio, los introduciré, y conocerán la tierra que vosotros habéis
despreciado.
32 Vuestros cadáveres caerán en este desierto,
33 y vuestros hijos serán nómadas cuarenta años en el desierto,
cargando con vuestra infidelidad, hasta que no falte uno solo de vuestros
cadáveres en el desierto.
34 Según el número de los días que empleasteis en explorar el país,
cuarenta días, cargaréis cuarenta años con vuestros pecados, un año por
cada día. Así sabréis lo que es apartarse de mí.
35 Yo, Yahveh, he hablado. Eso es lo que haré con toda esta
comunidad perversa, amotinada contra mí. En este desierto no quedará uno:
en él han de morir.»
36 Los hombres que había enviado Moisés a explorar la tierra, que al
volver habían incitado a toda la comunidad a murmurar contra él,
poniéndose a hablar mal del país,
37 aquellos hombres que habían hablado mal del país, cayeron
muertos delante de Yahveh.
38 En cambio, Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Yefunné,
sobrevivieron de entre los hombres que habían ido a explorar la tierra.39 Refirió Moisés estas palabras a todos los israelitas y se afligió
mucho el pueblo.
40 Madrugaron y subieron a la cumbre del monte, diciendo: «Vamos a
subir a ese lugar respecto del cual ha dicho Yahveh que hemos pecado.»
41 Moisés les respondió: «¿Por qué hacéis eso, pasando por encima de
la orden de Yahveh? Eso no tendrá buen éxito.
42 No subáis, porque Yahveh no está en medio de vosotros, no vayáis
a ser derrotados frente a vuestros enemigos.
43 Porque el amalecita y el cananeo están allí contra vosotros, y
caeréis a filo de espada, pues después de haber abandonado vosotros a
Yahveh, Yahveh no está con vosotros.»
44 Pero ellos se obstinaron en subir a la cumbre del monte. Ni el arca
de la alianza de Yahveh, ni Moisés se movieron del campamento.
45 Bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquella
montaña, los batieron y los destrozaron hasta llegar a Jormá.
Números 15
1 Habló Yahveh a Moisés y le dijo:
2 «Habla a los israelitas y diles: Cuando entréis en la tierra que yo os
daré por morada,
3 y ofrezcáis manjares abrasados a Yahveh en holocausto o sacrificio,
para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria o con ocasión de vuestras
fiestas, ofreciendo así, de vuestros bueyes u ovejas, calmante aroma para
Yahveh,
4 el oferente presentará, para su ofrenda a Yahveh, una oblación de
una décima de flor de harina amasada con un cuarto de sextario de aceite.
5 Harás una libación de un cuarto de sextario de vino por cada
cordero, además del holocausto o sacrificio.
6 Si es un carnero, la oblación será de dos décimas de flor de harina
amasada con un tercio de sextario de aceite,
7 y la libación, de un tercio de sextario de vino, que ofrecerás como
calmante aroma para Yahveh.
8 Y si ofreces a Yahveh un novillo en holocausto o sacrificio, para
cumplir un voto, o como sacrificio de comunión,
9 se ofrecerá además del novillo una oblación de tres décimas de flor
de harina amasada con medio sextario de aceite,
10 y una libación de medio sextario de vino, como manjar abrasado de
calmante aroma para Yahveh.
11 Así se hará con nada novillo y con las reses menores, cordero o
cabrito.
12 Haréis así con cada uno de los que inmoléis, con tantos como
hubiere.
13 Así hará todo hombre de vuestro pueblo, cuando ofrezca un manjar
abrasado como calmante aroma para Yahveh.14 Si reside entre vosotros o entre vuestros descendientes un forastero,
y ofrece un manjar abrasado como calmante aroma para Yahveh, lo mismo
que vosotros hará
15 la asamblea. No habrá más que una norma para vosotros y para el
forastero residente. Es decreto perpetuo para vuestros descendientes: igual
será delante de Yahveh para vosotros que para el forastero.
16 Una sola ley y una sola norma regirá para vosotros y para el
forastero que reside entre vosotros.»
17 Yahveh habló así a Moisés:
18 «Habla a los israelitas y diles: Cuando entréis en la tierra a la que
os voy a llevar,
19 y comáis el pan del país, reservaréis primero la ofrenda para
Yahveh.
20 Como primicias de vuestra molienda reservaréis como ofrenda una
torta; la reservaréis igual que se hace en la era.
21 Reservaréis a Yahveh una ofrenda de las primicias de vuestra
molienda, por todas vuestras generaciones.
22 «Cuando por inadvertencia no cumpláis alguno de estos preceptos
que Yahveh ha comunicado a Moisés,
23 algo de lo que os ha mandado Yahveh por medio de Moisés, desde
que Yahveh lo ordenó en adelante, por todas vuestras generaciones,
24 en el caso de que la inadvertencia se haya cometido por descuido
de la comunidad, toda la comunidad ofrecerá un novillo en holocausto,
como calmante aroma para Yahveh, con su correspondiente oblación y
libación según costumbre, y un macho cabrío en sacrificio por el pecado.
25 El sacerdote expiará por toda la comunidad de los israelitas, y se
les perdonará, porque ha sido un descuido. Cuando presenten sus ofrendas,
como manjar abrasado a Yahveh, y su sacrificio por el pecado delante de
Yahveh por su descuido,
26 se le perdonará a la comunidad de los israelitas y al forastero que
reside entre ellos, pues el pueblo entero lo ha hecho por inadvertencia.
27 En el caso de que una sola persona haya pecado por inadvertencia,
ofrecerá en sacrificio por el pecado una cabrita de un año.
28 El sacerdote expiará delante de Yahveh por la persona que se ha
descuidado con ese pecado de inadvertencia; cuando se haga expiación por
ella, se le perdonará,
29 lo mismo al ciudadano israelita que al forastero residente entre
vosotros: no tendréis más que una sola ley para el que obra por
inadvertencia.
30 Pero el que obra con descaro, sea ciudadano o forastero, ultraja a
Yahveh. Tal individuo será extirpado de su pueblo,
31 por haber despreciado la palabra de Yahveh, quebrantado su
mandato. Será exterminado tal individuo: su pecado pesa sobre él.»
32 Cuando los israelitas estaban en el desierto, se encontró a un
hombre que andaba buscando leña en día de sábado.33 Los que lo encontraron buscando leña, lo presentaron a Moisés, a
Aarón y a toda la comunidad.
34 Le pusieron bajo custodia, porque no estaba determinado lo que
había que hacer con él.
35 Yahveh dijo a Moisés: «Que muera ese hombre. Que lo apedree
toda la comunidad fuera del campamento.»
36 Lo sacó toda la comunidad fuera del campamento y lo apedrearon
hasta que murió, según había mandado Yahveh a Moisés.
37 Yahveh dijo a Moisés:
38 «Habla a los israelitas y diles que ellos y sus descendientes se
hagan flecos en los bordes de sus vestidos, y pongan en el fleco de sus
vestidos un hilo de púrpura violeta.
39 Tendréis, pues flecos para que, cuando los veáis, os acordéis de
todos los preceptos de Yahveh. Así los cumpliréis y no seguiréis los
caprichos de vuestros corazones y de vuestros ojos, que os han arrastrado a
prostituiros.
40 Así os acordaréis de todos mis mandamientos y los cumpliréis, y
seréis hombres consagrados a vuestro Dios.
41 Yo, Yahveh, vuestro Dios, que os saqué de Egipto para ser Dios
vuestro. Yo, Yahveh, vuestro Dios.
Salmo 76 (75)
(1) = Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. De
Asaf. Cántico. =
1 (2) En Judá Dios es conocido, grande es su nombre en Israel;
2 (3) su tienda está en Salem, su morada en Sión;
3 (4) allí quebró las ráfagas del arco, el escudo, la espada y la guerra.
= Pausa. =
4 (5) Fulgurante eres tú, maravilloso por los montones de botín
5 (6) de que han sido despojados; los bravos durmiendo están su
sueño, a todos los hombres fuertes les fallaron los brazos;
6 (7) a tu amenaza, oh Dios de Jacob, carro y caballo se quedaron
pasmados.
7 (8) Tú, tú el terrible, ¿quién puede resistir ante tu faz, bajo el golpe
de tu ira?
8 (9) Desde los cielos pronuncias la sentencia, la tierra se amedrenta y
enmudece
9 (10) cuando Dios se levanta para el juicio, para salvar a todos los
humildes de la tierra. = Pausa. =
10 (11) La cólera del hombre te celebra, te ceñirás con los escapados
a la Cólera.
11 (12) Haced votos y cumplidlos a Yahveh, vuestro Dios, los que le
rodean traigan presentes al Terrible;
12 (13) el que corta el aliento a los príncipes, el temible para los reyes
de la tierra.
Salmo 77 (76)
(1) = Del maestro de coro… Yedutún. De Asaf. Salmo. = 1 (2) Mi voz hacia Dios: yo clamo, mi voz hacia Dios: él me escucha.
2 (3) En el día de mi angustia voy buscando al Señor, por la noche
tiendo mi mano sin descanso, mi alma el consuelo rehúsa.
3 (4) De Dios me acuerdo y gimo, medito, y mi espíritu desmaya. =
Pausa. =
4 (5) Los párpados de mis ojos tú retienes, turbado estoy, no puedo
hablar;
5 (6) pienso en los días de antaño, de los años antiguos
6 (7) me acuerdo; en mi corazón musito por la noche, medito y mi
espíritu inquiere:
7 (8) ¿Acaso por los siglos desechará el Señor, no volverá a ser
propicio?
8 (9) ¿Se ha agotado para siempre su amor? ¿Se acabó la Palabra para
todas las edades?
9 (10) ¿Se habrá olvidado Dios de ser clemente, o habrá cerrado de
ira sus entrañas? = Pausa. =
10 (11) Y digo: «Este es mi penar: que se ha cambiado la diestra del
Altísimo.»
11 (12) Me acuerdo de las gestas de Yahveh, sí, recuerdo tus antiguas
maravillas,
12 (13) medito en toda tu obra, en tus hazañas reflexiono.
13 (14) ¡Oh Dios, santos son tus caminos! ¿Qué dios hay grande
como Dios?
14 (15) Tú, el Dios que obras maravillas, manifestaste tu poder entre
los pueblos;
15 (16) con tu brazo a tu pueblo rescataste, a los hijos de Jacob y de
José. = Pausa =.
16 (17) Viéronte, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron,
también se estremecieron los abismos.
17 (18) Las nubes derramaron sus aguas, su voz tronaron los
nublados, también cruzaban tus saetas.
18 (19) ¡Voz de tu trueno en torbellino! Tus relámpagos alumbraban
el orbe, la tierra se estremecía y retemblaba.
19 (20) Por el mar iba tu camino, por las muchas aguas tu sendero, y
no se descubrieron tus pisadas.
20 (21) Tú guiaste a tu pueblo cual rebaño por la mano de Moisés y
de Aarón.
Hechos 12
1 Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia
para maltratarlos.
2 Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan.
3 Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a
Pedro. Eran los días de los Azimos.
4 Le apresó, pues, le encarceló y le confió a cuatro escuadras de cuatro
soldados para que le custodiasen, con la intención de presentarle delante
del pueblo después de la Pascua.
5 Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia
oraba insistentemente por él a Dios.
6 Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba
Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había
ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel.7 De pronto se presentó el Ángel del Señor y la celda se llenó de luz.
Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate
aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos.
8 Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo.
Añadió: «Ponte el manto y sígueme.»
9 Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad
cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.
10 Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de
hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y
anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó.
11 Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que
el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de las manos de Herodes y
de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.»
12 Consciente de su situación, marchó a casa de María, madre de
Juan, por sobrenombre Marcos, donde se hallaban muchos reunidos en
oración.
13 Llamó él a la puerta y salió a abrirle una sirvienta llamada Rode;
14 quien, al reconocer la voz de Pedro, de pura alegría no abrió la
puerta, sino que entró corriendo a anunciar que Pedro estaba a la puerta.
15 Ellos le dijeron: «Estás loca.» Pero ella continuaba afirmando que
era verdad. Entonces ellos dijeron: «Será su ángel.»
16 Pedro entretanto seguía llamando. Al abrirle, le vieron, y quedaron
atónitos.
17 El les hizo señas con la mano para que callasen y les contó cómo el
Señor le había sacado de la prisión. Y añadió: «Comunicad esto a Santiago
y a los hermanos.» Salió y marchó a otro lugar.
18 Cuando vino el día hubo un alboroto no pequeño entre los
soldados, sobre qué habría sido de Pedro.
19 Herodes le hizo buscar y al no encontrarle, procesó a los guardias y
mandó ejecutarlos. Después bajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.
20 Estaba Herodes fuertemente irritado con los de Tiro y Sidón. Estos,
de común acuerdo, se le presentaron y habiéndose ganado a Blasto,
camarlengo del rey, solicitaban hacer las paces, pues su país se abastecía
del país del rey.
21 El día señalado, Herodes, regiamente vestido y sentado en la
tribuna, les arengaba.
22 Entonces el pueblo se puso a aclamarle: «¡Es un dios el que habla,
no un hombre!»
23 Pero inmediatamente le hirió el Ángel del Señor porque no había
dado la gloria a Dios; y convertido en pasto de gusanos, expiró.
24 Entretanto la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba.
25 Bernabé y Saulo volvieron, una vez cumplido su ministerio en
Jerusalén, trayéndose consigo a Juan, por sobrenombre Marcos.
Hechos 13
1 Había en la Iglesia fundada en Antioquía profetas y maestros:
Bernabé, Simeón llamado Níger, Lucio el cirenense, Manahén, hermano de
leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
2 Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el
Espíritu Santo: «Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que
los he llamado.»
3 Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las
manos y les enviaron.
4 Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de
allí navegaron hasta Chipre.
5 Llegados a Salamina anunciaban la Palabra de Dios en las sinagogas
de los judíos. Tenían también a Juan que les ayudaba.
6 Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, encontraron a un
mago, un falso profeta judío, llamado Bar Jesús,
7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, hombre prudente. Este
hizo llamar a Bernabé y Saulo, deseoso de escuchar la Palabra de Dios.
8 Pero se les oponía el mago Elimas – pues eso quiere decir su nombreintentando apartar al procónsul de la fe.
9 Entonces Saulo, también llamado Pablo, lleno de Espíritu Santo,
mirándole fijamente,
10 le dijo: «Tú, repleto de todo engaño y de toda maldad, hijo del
Diablo, enemigo de toda justicia, ¿no acabarás ya de torcer los rectos
caminos del Señor?
11 Pues ahora, mira la mano del Señor sobre ti. Te quedarás ciego y
no verás el sol hasta un tiempo determinado.» Al instante cayeron sobre él
oscuridad y tinieblas y daba vueltas buscando quien le llevase de la mano.
12 Entonces, viendo lo ocurrido, el procónsul creyó, impresionado por
la doctrina del Señor.
13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a
Perge de Panfilia. Pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén,
14 mientras que ellos, partiendo de Perge, llegaron a Antioquía de
Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
15 Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la
sinagoga les mandaron a decir: «Hermanos, si tenéis alguna palabra de
exhortación para el pueblo, hablad.»
16 Pablo se levantó, hizo señal con la mano y dijo: «Israelitas y
cuantos teméis a Dios, escuchad:
17 El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció
al pueblo durante su destierro en la tierra de Egipto y los sacó con su brazo
extendido.
18 Y durante unos cuarenta años = los rodeó de cuidados en el
desierto; =
19 después, = habiendo exterminado siete naciones en la tierra de
Canaán, les dio en herencia = su tierra,
20 por unos 450 años. Después de esto les dio jueces hasta el profeta
Samuel.21 Luego pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu
de Benjamín, durante cuarenta años.
22 Depuso a éste y les suscitó por rey a David, de quien precisamente
dio este testimonio: = He encontrado a David, = el hijo de Jesé, = un
hombre según mi corazón, que realizará todo lo que yo quiera. =
23 De la descendencia de éste, Dios, según la Promesa, ha suscitado
para Israel un Salvador, Jesús.
24 Juan predicó como precursor, ante su venida, un bautismo de
conversión a todo el pueblo de Israel.
25 Al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que vosotros os
pensáis, sino mirad que viene detrás de mí aquel a quien no soy digno de
desatar las sandalias de los pies.”