# 67

Deuteronomio 5

32 Ciudad, pues, de proceder como Yahveh vuestro Dios os ha
mandado. No os desviéis ni a derecha ni a izquierda.
33 Seguid en todo el camino que Yahveh vuestro Dios os ha trazado:
así viviréis, seréis felices y prolongaréis vuestros días en la tierra que vais a
tomar en posesión.

Deuteronomio 6

1 Estos son los mandamientos, preceptos y normas que Yahveh
vuestro Dios ha mandado enseñaros para que los pongáis en práctica en la
tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión,
2 a fin de que temas a Yahveh tu Dios, guardando todos los preceptos
y mandamientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los
días de tu vida, y así se prolonguen tus días.
3 Escucha, Israel; cuida de practicar lo que te hará feliz y por lo que te
multiplicarás, como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres, en la tierra
que mana leche y miel.
4 Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh.
5 Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y
con toda tu fuerza.
6 Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.
7 Se la repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa
como si vas de viaje, así acostado como levantado;
8 las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre
tus ojos;
9 las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas.
10 Cuando Yahveh tu Dios te haya introducido en la tierra que a tus
padres Abraham, Isaac y Jacob juró que te daría: ciudades grandes y
prósperas que tú no edificaste,
11 casas llenas de toda clase de bienes, que tú no llenaste, cisternas
excavadas que tú no excavaste, viñedos y olivares que tú no plantaste,
cuando hayas comido y te hayas saciado,
12 cuida de no olvidarte de Yahveh que te sacó del país de Egipto, de
la casa de servidumbre.
13 A Yahveh tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás.
14 No vayáis en pos de otros dioses, de los dioses de los pueblos que
os rodean,
15 porque un Dios celoso es Yahveh tu Dios que está en medio de ti.
La ira de Yahveh tu Dios se encendería contra ti y te haría desaparecer de la
haz de la tierra.16 No tentaréis a Yahveh vuestro Dios, como le habéis tentado en
Massá.
17 Guardaréis puntualmente los mandamientos de Yahveh vuestro
Dios, los estatutos y preceptos que te ha prescrito,
18 harás lo que es justo y bueno a los ojos de Yahveh para que seas
feliz y llegues a tomar posesión de esa tierra buena de la que Yahveh juró a
tus padres
19 que arrojaría a todos tus enemigos ante ti, como te ha dicho
Yahveh.
20 Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: «¿Qué son estos
estatutos, estos preceptos y estas normas que Yahveh nuestro Dios os ha
prescrito?»,
21 dirás a tu hijo: «Éramos esclavos de Faraón en Egipto, y Yahveh
nos sacó de Egipto con mano fuerte.
22 Yahveh realizó a nuestros propios ojos señales y prodigios grandes
y terribles en Egipto, contra Faraón y toda su casa.
23 Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la
tierra que había prometido bajo juramento a nuestros padres.
24 Y Yahveh nos mandó que pusiéramos en práctica todos estos
preceptos, temiendo a Yahveh nuestro Dios, para que fuéramos felices
siempre y nos permitiera vivir como el día de hoy.
25 Tal será nuestra justicia: cuidar de poner en práctica todos estos
mandamientos ante Yahveh nuestro Dios, como él nos ha prescrito.»

Deuteronomio 7

1 Cuando Yahveh tu Dios te haya introducido en la tierra a la que vas
a entrar para tomarla en posesión, y haya arrojado delante de ti a naciones
numerosas: hititas, guirgasitas, amorreos, cananeos, perizitas, jivitas y
jebuseos, siete naciones más numerosas y fuertes que tú,
2 cuando Yahveh tu Dios te las entregue y las derrotes, las consagrarás
al anatema. No harás alianza con ellas, no les tendrás compasión.
3 No emparentarás con ellas, no darás tu hija a su hijo ni tomarás su
hija para tu hijo.
4 Porque tu hijo se apartaría de mi seguimiento, serviría o otros
dioses; y a la ira de Yahveh se encendería contra vosotros y se apresuraría
a destruiros.
5 Por el contrario, esto es lo que haréis con ellos: demoleréis sus
altares, romperéis sus estelas, cortaréis sus cipos y prenderéis fuego a sus
ídolos.
6 Porque tú eres un pueblo consagrado a Yahveh tu Dios; él te ha
elegido a ti para que seas el pueblo de su propiedad personal entre todos los
pueblos que hay sobre la haz de la tierra.
7 No porque seáis el más numeroso de todos los pueblos se ha
prendado Yahveh de vosotros y os ha elegido, pues sois el menos numeroso
de todos los pueblos;8 sino por el amor que os tiene y por guardar el juramento hecho a
vuestros padres, por eso os ha sacado Yahveh con mano fuerte y os ha
librado de la casa de servidumbre, del poder de Faraón, rey de Egipto.
9 Has de saber, pues, que Yahveh tu Dios es el Dios verdadero, el
Dios verdadero, el Dios fiel que guarda la alianza y el amor por mil
generaciones a los que le aman y guardan sus mandamientos,
10 pero que da su merecido en su propia persona a quien le odia,
destruyéndole. No es remiso con quien le odia: en su propia persona le da
su merecido.
11 Guarda, pues, los mandamientos, preceptos y normas que yo te
mando hoy poner en práctica.
12 Y por haber escuchado estas normas, por haberlas guardado y
practicado, Yahveh tu Dios te mantendrá la alianza y el amor que bajo
juramento prometió a tus padres.
13 Te amará, te bendecirá, te multiplicará, bendecirá el fruto de tu
seno y el fruto de tu suelo, tu trigo, tu mosto, tu aceite, las crías de tus vacas
y las camadas de tus rebaños, en el suelo que a tus padres juró que te daría.
14 Serás bendito más que todos los pueblos. No habrá macho ni
hembra estéril en ti ni en tus rebaños.
15 Yahveh apartará de ti toda enfermedad; no dejará caer sobre ti
ninguna de esas malignas epidemias de Egipto que tú conoces, sino que se
las enviará a todos los que te odian.
16 Destruirás, pues, todos esos pueblos que Yahveh tu Dios te entrega,
sin que tu ojo tenga piedad de ellos; y no darás culto a sus dioses, porque
eso sería un lazo para ti.
17 Acaso digas en tu corazón: «Esas naciones son más numerosas que
yo; ¿cómo voy a poder desalojarlas?»
18 Pero no las temas: acuérdate bien de lo que Yahveh tu Dios hizo
con Faraón y con todo Egipto,
19 de las grandes pruebas que tus ojos vieron, las señales y prodigios,
la mano fuerte y el tenso brazo con que Yahveh tu Dios te sacó. Lo mismo
hará Yahveh tu Dios con todos los pueblos a los que temes.
20 Yahveh tu Dios enviará incluso avispas contra ellos para destruir a
los que hubieren quedado y se te hubieren ocultado a ti.
21 Así que no tiembles ante ellos, porque en medio de ti está Yahveh
tu Dios, Dios grande y temible.
22 Yahveh tu Dios irá arrojando a esas naciones de delante de ti poco
a poco; no podrás exterminarlas de golpe, no sea que las bestias salvajes se
multipliquen contra ti,
23 sino que Yahveh tu Dios te las entregará y les infligirá grandes
descalabros hasta que queden destruidas.
24 Entregará a sus reyes en tu mano y tú borrarás sus nombres de
debajo del cielo: nadie podrá resistir ante ti, hasta que los hayas destruido.
25 Quemaréis las esculturas de sus dioses, y no codiciarás el oro y la
plata que los recubren, ni lo tomarás para ti, no sea que por ello caigas en
un lazo, pues es una cosa abominable para Yahveh tu Dios;26 y no debes meter en tu casa una cosa abominable, pues te harías
anatema como ella. Las tendrás por cosa horrenda y abominable, porque
son anatema.

Salmo 90 (89)

(1) = Oración. De Moisés, hombre de Dios. =
1 Señor, tú has sido para nosotros un refugio de edad en edad.
2 Antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciesen tierra
y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios.
3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de
Adán!»
4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una
vigilia de la noche.
5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que
brota;
6 por la mañana brota y florece, por la tarde se amustia y se seca.
7 Pues por tu cólera somos consumidos, por tu furor anonadados.
8 Has puesto nuestras culpas ante ti, a la luz de tu faz nuestras faltas
secretas.

9 Bajo tu enojo declinan todos nuestros días, como un suspiro
consumimos nuestros años.
10 Los años de nuestra vida son unos setenta, u ochenta, si hay vigor;
mas son la mayor parte trabajo y vanidad, pues pasan presto y nosotros nos
volamos.
11 ¿Quién conoce la fuerza de tu cólera, y, temiéndote, tu
indignación?
12 ¡Enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en
nuestro corazón!
13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos.
14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda
nuestra vida.
15 Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, los años en que
desdicha conocimos.
16 ¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos!
17 ¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la acción de
nuestras manos!

Hechos 21

17 Una vez izado el bote se emplearon los cables de refuerzo, ciñendo
el casco por debajo; y por miedo a chocar contra la Sirte, se echó el ancla
flotante. Así se iba a la deriva.
18 Y como el temporal seguía sacudiéndonos furiosamente, al día
siguiente aligeraron la nave.
19 Y al tercer día con sus propias manos arrojaron al mar el aparejo de
la nave.
20 Durante muchos días no apareció el sol ni las estrellas; teníamos
sobre nosotros una tempestad no pequeña; toda esperanza de salvarnos iba
desapareciendo.
21 Hacía ya días que no habíamos comido; entonces Pablo se puso en
medio de ellos y les dijo: «Amigos, más hubiera valido que me hubierais
escuchado y no haberos hecho a la mar desde Creta; os hubierais ahorrado
este peligro y esta pérdida.
22 Pero ahora os recomiendo que tengáis buen ánimo; ninguna de
vuestras vidas se perderá; solamente la nave.
23 Pues esta noche se me ha presentado un ángel del Dios a quien
pertenezco y a quien doy culto,
24 y me ha dicho: “No temas, Pablo; tienes que comparecer ante el
César; y mira, Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan
contigo.”
25 Por tanto, amigos, ¡ánimo! Yo tengo fe en Dios de que sucederá tal
como se me ha dicho.
26 Iremos a dar en alguna isla.»
27 Era ya la décima cuarta noche que íbamos a la deriva por el
Adriático, cuando hacia la media noche presintieron los marineros la
proximidad de tierra.
28 Sondearon y hallaron veinte brazas; un poco más lejos sondearon
de nuevo y hallaron quince brazas.
29 Temerosos de que fuésemos a chocar contra algunos escollos,
echaron cuatro anclas desde la popa y esperaban ansiosamente que se
hiciese de día.
30 Los marineros intentaban escapar de la nave, y estaban ya arriando
el bote con el pretexto de echar los cables de las anclas de proa.31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: «Si no se quedan
éstos en la nave, vosotros no os podréis salvar.»
32 Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y lo dejaron
caer.
33 Mientras esperaban que se hiciera de día, Pablo aconsejaba a todos
que tomasen alimento diciendo: «Hace ya catorce días que, en continua
expectación, estáis en ayunas, sin haber comido nada.
34 Por eso os aconsejo que toméis alimento, pues os conviene para
vuestra propia salvación; que ninguno de vosotros perderá ni un solo
cabello de su cabeza.»
35 Diciendo esto, tomó pan, dio gracias a Dios en presencia de todos,
lo partió y se puso a comer.
36 Entonces todos los demás se animaron y tomaron también
alimento.

%d bloggers like this: