Isaías 51
1 Prestadme oído, seguidores de lo justo, los que buscáis a Yahveh.
Reparad en la peña de donde fuisteis tallados, y en la cavidad de pozo de
donde fuisteis excavados.
2 Reparad en Abraham vuestro padre, y en Sara, que os dio a luz; pues
uno solo era cuando le llamé, pero le bendije y le multipliqué.
3 Cuando haya consolado Yahveh a Sión, haya consolado todas sus
ruinas y haya trocado el desierto en Edén y la estepa en Paraíso de Yahveh,
regocijo y alegría se encontrarán en ella, alabanza y son de canciones.
4 Préstame atención, pueblo mío, mi nación, escúchame; que una
instrucción saldrá de mí, y juicio mío para luz de las naciones. Inminente,
5 cercana está mi justicia, saldrá mi liberación, y mis brazos juzgarán
a los pueblos. Las islas esperan en mí y cuentan con mi brazo.
6 Alzad a los cielos vuestros ojos y contemplad la tierra abajo, pues
los cielos como humareda se disiparán, la tierra como un vestido se gastará
y sus moradores como el mosquito morirán. Pero mi salvación por siempre
será, y mi justicia se mantendrá intacta.
7 Prestadme oído, sabedores de lo justo, pueblo consciente de mi ley.
No temáis las injurias de los hombres, y de sus ultrajes no os asustéis;
8 pues como un vestido se los comerá la polilla, y como lana los
comerá la tiña. Pero mi justicia por siempre será, y mi salvación por
generaciones de generaciones.
9 ¡Despierta, despierta, revístete de poderío, oh brazo de Yahveh!
¡Despierta como en los días de antaño, en las generaciones pasadas! ¿No
eres tú el que partió a Ráhab, el que atravesó al Dragón?
10 ¿No eres tú el que secó la Mar, las aguas del gran Océano, el que
trocó las honduras del mar en camino para que pasasen los rescatados?
11 Los redimidos de Yahveh volverán, entrarán en Sión entre
aclamaciones, y habrá alegría eterna sobre sus cabezas. ¡Regocijo y alegría
les acompañarán! ¡Adiós, el penar y suspiros!
12 Yo, yo soy tu consolador. ¿Quién eres tú, que tienes miedo del
mortal y del hijo del hombre, al heno equiparado?
13 Olvidas a Yahveh, tu hacedor, el que extendió los cielos y cimentó
la tierra; y te estás despavorido todo a lo largo del día ante la furia del
opresor, en cuanto se aplica a destruir. Pues ¿dónde está esa furia del
opresor?
14 Pronto saldrá libre el que está en la cárcel, no morirá en la hoya, no
le faltará el pan.
15 Yo soy Yahveh tu Dios, que agito el mar y hago bramar sus olas;
Yahveh Sebaot es mi nombre.
16 Yo he puesto mis palabras en tu boca y te he escondido a la sombra
de mi mano, cuando extendía los cielos y cimentaba la tierra, diciendo a
Sión: «Mi pueblo eres tú.»
17 ¡Despierta, despierta! ¡Levántate, Jerusalén! Tú, que has bebido de
mano de Yahveh la copa de su ira. El cáliz del vértigo has bebido hasta
vaciarlo.
18 No hay quien la guíe de entre todos los hijos que ha dado a luz, no
hay quien la tome de la mano de entre todos los hijos que ha criado.
19 Estas dos cosas te han acaecido – ¿quién te conduele? – saqueo y
quebranto, hambre y espada – ¿quién te consuela? –
20 Tus hijos desfallecen, yacen, en la esquina de todas las calles como
antílope en la red, llenos de la ira de Yahveh, de la amenaza de tu Dios.
21 Por eso, escucha esto, pobrecilla, ebria, pero no de vino.
22 Así dice tu Señor Yahveh, tu Dios, defensor de tu pueblo. Mira que
yo te quito de la mano la copa del vértigo, el cáliz de mi ira; ya no tendrás
que seguir bebiéndolo.
23 Yo lo pondré en la mano de los que te afligían, de los que a ti
misma te decían: «Póstrate para que pasemos», y tú pusiste tu espalda como
suelo y como calle de los que pasaban.
Isaías 52
1 ¡Despierta, despierta! ¡Revístete de tu fortaleza, Sión! ¡Vístete tus
ropas de gala, Jerusalén, Ciudad Santa! Porque no volverán a entrar en ti
incircuncisos ni impuros.
2 Sacúdete el polvo, levántate, cautiva Jerusalén, Líbrate de las
ligaduras de tu cerviz, cautiva hija de Sión.
3 Porque así dice Yahveh: De balde fuisteis vendidos, y sin plata
seréis rescatados.
4 Sí, así dice el Señor Yahveh: A Egipto bajó mi pueblo en un
principio, a ser forastero allí, y luego Asiria le oprimió sin motivo.
5 Y ahora, ¿qué voy a hacer aquí – oráculo de Yahveh – pues mi
pueblo ha sido arrebatado sin motivo? Sus dominadores profieren gritos –
oráculo de Yahveh – y todo a lo largo del día mi nombre es blasfemado.
6 Por eso mi pueblo conocerá mi nombre en aquel día y comprenderá
que yo soy el que decía: «Aquí estoy.»
7 ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que
anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a
Sión: «Ya reina tu Dios!»
8 ¡Una voz! Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque
con sus propios ojos ven el retorno de Yahveh a Sión.
9 Prorrumpid a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque
ha consolado Yahveh a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén.
10 Ha desnudado Yahveh su santo brazo a los ojos de todas las
naciones, y han visto todos los cabos de la tierra la salvación de nuestro
Dios.
11 ¡Apartaos, apartaos, salid de allí! ¡Cosa impura no toquéis! ¡Salid
de en medio de ella, manteneos limpios, portadores del ajuar de Yahveh!
12 Pues sin prisa habréis de salir, no iréis a la desbandada, que va al
frente de vosotros Yahveh, y os cierra la retaguardia el Dios de Israel.
13 He aquí que prosperará mi Siervo, será enaltecido, levantado y
ensalzado sobremanera.
14 Así como se asombraron de él muchos – pues tan desfigurado tenía
el aspecto que no parecía hombre, ni su apariencia era humana –
15 otro tanto se admirarán muchas naciones; ante él cerrarán los reyes
la boca, pues lo que nunca se les contó verán, y lo que nunca oyeron
reconocerán.
Isaías 53
1 ¿Quién dio crédito a nuestra noticia? Y el brazo de Yahveh ¿a quién
se le reveló?
2 Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No
tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar.
3 Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le
tuvimos en cuenta.
4 ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros
dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios
y humillado.
5 El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.
El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido
curados.
6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su
camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero
al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está
muda, tampoco él abrió la boca.
8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos,
¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las
rebeldías de su pueblo ha sido herido;
9 y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba,
por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.
10 Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí
mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a
Yahveh se cumplirá por su mano.
11 Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento
justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará.
12 Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá
despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue
contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.
Isaías 54
1 Grita de júbilo, estéril que no das a luz, rompe en gritos de júbilo y
alegría, la que no ha tenido los dolores; que más son los hijos de la
abandonada, que los hijos de la casada, dice Yahveh.
2 Ensancha el espacio de tu tienda las cortinas extiende, no te
detengas; alarga tus sogas, tus clavijas asegura;
3 porque a derecha e izquierda te expandirás, tu prole heredará
naciones y ciudades desoladas poblarán.
4 No temas, que no te avergonzarás, ni te sonrojes, que no quedarás
confundida, pues la vergüenza de tu mocedad olvidarás, y la afrenta de tu
viudez no recordarás jamás.
5 Porque tu esposo es tu Hacedor, Yahveh Sebaot es su nombre; y el
que te rescata, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra se llama.
6 Porque como a mujer abandonada y de contristado espíritu, te llamó
Yahveh; y la mujer de la juventud ¿es repudiada? – dice tu Dios.
7 Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te
recogeré.
8 En un arranque de furor te oculté mi rostro por un instante, pero con
amor eterno te he compadecido – dice Yahveh tu Redentor.
9 Será para mí como en tiempos de Noé: como juré que no pasarían
las aguas de Noé más sobre la tierra, así he jurado que no me irritaré mas
contra ti ni te amenazaré.
10 Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi
amor de tu lado no se apartará y mi alianza de paz no se moverá – dice
Yahveh, que tiene compasión de ti.
11 Pobrecilla, azotada por los vientos, no consolada, mira que yo
asiento en carbunclos tus piedras y voy a cimentarte con zafiros.
12 Haré de rubí tus baluartes, tus puertas de piedras de cuarzo y todo
tu término de piedras preciosas.
13 Todos tus hijos serán discípulos de Yahveh, y será grande la dicha
de tus hijos.
14 En justicia serás consolidada. Manténte lejos de la opresión, pues
ya no temerás, y del terror, pues no se acercará a ti.
15 Si alguien te ataca, no será de parte mía; quienquiera que te ataque,
contra ti se estrellará.
16 He aquí que yo he creado al herrero, que sopla en el fuego las
brasas y saca los instrumentos para su trabajo.
17 Yo he creado al destructor para aniquilar. Ningún arma forjada
contra ti tendrá éxito, e impugnarás a toda lengua que se levante a juicio
contigo. Tal será la heredad de los siervos de Yahveh y las victorias que
alcanzarán por mí – oráculo de Yahveh -.
Isaías 55
1 ¡Oh, todos los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata,
venid, comprad y comed, sin plata, y sin pagar, vino y leche!
2 ¿Por qué gastar plata en lo que no es pan, y vuestro jornal en lo que
no sacia? Hacedme caso y comed cosa buena, y disfrutaréis con algo
sustancioso.
3 Aplicad el oído y acudid a mí, oíd y vivirá vuestra alma. Pues voy a
firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y fieles promesas
hechas a David.
4 Mira que por testigo de las naciones le he puesto, caudillo y
legislador de las naciones.
5 Mira que a un pueblo que no conocías has de convocar, y un pueblo
que no te conocía, a ti correrá por amor de Yahveh tu Dios y por el Santo de
Israel, porque te ha honrado.
6 Buscad a Yahveh mientras se deja encontrar, llamadle mientras está
cercano.
7 Deje el malo su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Yahveh, que tendrá compasión de él, a nuestro Dios, que será
grande en perdonar.
8 Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos son mis caminos – oráculo de Yahveh -.
9 Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis
caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros.
10 Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven
allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que
dé simiente al sembrador y pan para comer,
11 así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de
vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a
que la envié.
12 Sí, con alegría saldréis, y en paz seréis traídos. Los montes y las
colinas romperán ante vosotros en gritos de júbilo, y todos los árboles del
campo batirán palmas.
13 En lugar del espino crecerá el ciprés, en lugar de la ortiga crecerá el
mirto. Será para renombre de Yahveh, para señal eterna que no será
borrada.
Isaías 56
1 Así dice Yahveh: Velad por la equidad y practicad la justicia, que mi
salvación está para llegar y mi justicia para manifestarse.
2 Dichoso el mortal que tal haga, el hombre que persevere en ello,
guardándose de profanar el sábado, guardando su mano de hacer nada
malo.
3 Que el extranjero que se adhiera a Yahveh, no diga: «¡De cierto que
Yahveh me separará de su pueblo!» No diga el eunuco: «Soy un árbol
seco.»
4 Pues así dice Yahveh: Respecto a los eunucos que guardan mis
sábados y eligen aquello que me agrada y se mantienen firmes en mi
alianza,
5 yo he de darles en mi Casa y en mis muros monumento y nombre
mejor que hijos e hijas; nombre eterno les daré que no será borrado.
6 En cuanto a los extranjeros adheridos a Yahveh para su ministerio,
para amar el nombre de Yahveh, y para ser sus siervos, a todo aquel que
guarda el sábado sin profanarle y a los que se mantienen firmes en mi
alianza,
7 yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración.
Sus holocaustos y sacrificios serán gratos sobre mi altar. Porque mi Casa
será llamada Casa de oración para todos los pueblos.
8 Oráculo del Señor Yahveh que reúne a los dispersos de Israel. A los
ya reunidos todavía añadiré otros.
9 Bestias todas del campo, venid a comer, bestias todas del bosque.
10 Sus vigías son ciegos, ninguno sabe nada; todos son perros mudos,
no pueden ladrar; ven visiones, se acuestan, amigos de dormir.
11 Son perros voraces, no conocen hartura, y ni los pastores saben
entender. Cada uno sigue su propio camino cada cual, hasta el último, busca
su provecho
12 «Venid, voy a sacar vino y nos emborracharemos de licor, que el
día de mañana será como el de hoy, o muchísimo mejor.»
Isaías 57
1 El justo perece, y no hay quien haga caso; los hombres buenos son
arrebatados, y no hay quien lo considere. Cuando ante la desgracia es
arrebatado el justo,
2 se va en paz. ¡Descansen en sus lechos todos los que anduvieron en
camino recto!
3 Pero vosotros venid acá, hijos de hechicera, raza adúltera que te
prostituyes:
4 ¿De quién os mofáis? ¿Contra quién abrís la boca y sacáis la lengua?
¿No sois vosotros engendros de pecado, prole bastarda?
5 Los que entráis en calor entre terebintos, bajo cualquier árbol
frondoso, degolladores de niños en las torrenteras, debajo de los resquicios
de las peñas.
6 En las piedras lisas del torrente tengas tu parte: ¡ellas, ellas te toquen
en suerte! Que también sobre ellas vertiste libaciones, hiciste oblación.
¿Acaso con estas cosas me voy a aplacar?
7 Sobre montaña alta y empinada pusiste tu lecho. Hasta allí subiste a
hacer el sacrificio.
8 Detrás de la puerta y de la jamba pusiste tu memorial. Sí, te
desnudaste, subiste, y no conmigo, a tu lecho, y lo extendiste. Llegaste a un
acuerdo con aquellos con quienes te plugo acostarte, mirando el
monumento.
9 Te has acercado con aceite para Mélek, multiplicaste tus aromas.
Enviaste a tus emisarios muy lejos, y los hiciste bajar hasta el seol.
10 De tanto caminar te cansaste, pero sin decir: «Me rindo.» Hallaste
el vigor de tu mano, y así no quedaste debilitada.
11 Pues bien, ¿de quién te asustaste y tuviste miedo, que fuiste
embustera, y de mí no te acordaste, no hiciste caso de ello? ¿No es que
porque me callé desde siempre, a mí no me temiste?
12 Yo voy a denunciar tu virtud y tus hechos, y no te aprovecharán.
13 Cuando grites, que te salven los reunidos en torno a ti, que a todos
ellos los llevará el viento, los arrebatará el aire. Pero aquel que se ampare
en mí poseerá la tierra y heredará mi monte santo.
14 Entonces se dirá: Reparad, reparad, abrid camino, quitad los
obstáculos del camino de mi pueblo.
15 Que así dice el Excelso y Sublime, el que mora por siempre y cuyo
nombre es Santo. «En lo excelso y sagrado yo moro, y estoy también con el
humillado y abatido de espíritu, para avivar el espíritu de los abatidos, para
avivar el ánimo de los humillados.
16 Pues no disputaré por siempre ni estaré eternamente enojado, pues
entonces el espíritu ante mí desmayaría y las almas que yo he creado.
17 Por culpa de su codicia me enojé y le herí, ocultándome en mi
enojo. Pero el rebelde seguía su capricho.
18 Sus caminos vi. Yo le curaré y le guiaré, y le daré ánimos a él y a
los que con él lloraban,
19 poniendo alabanza en los labios: ¡Paz, paz al de lejos y al de cerca! dice Yahveh -. Yo le curaré.»
20 Los malos son como mar agitada cuando no puede calmarse, cuyas
aguas lanzan cieno y lodo.
21 «No hay paz para los malvados» – dice mi Dios
Isaías 58
1 Clama a voz en grito, no te moderes; levanta tu voz como cuerno y
denuncia a mi pueblo su rebeldía y a la casa de Jacob sus pecados.
2 A mí me buscan día a día y les agrada conocer mis caminos, como si
fueran gente que la virtud practica y el rito de su Dios no hubiesen
abandonado. Me preguntan por las leyes justas, la vecindad de su Dios les
agrada.
3 – ¿Por qué ayunamos, si tú no lo ves? ¿Para qué nos humillamos, si
tú no lo sabes? – Es que el día en que ayunabais, buscabais vuestro negocio
y explotabais a todos vuestros trabajadores.
4 Es que ayunáis para litigio y pleito y para dar de puñetazos a
malvados. No ayunéis como hoy, para hacer oír en las alturas vuestra voz.
5 ¿Acaso es éste el ayuno que yo quiero el día en que se humilla el
hombre? ¿Había que doblegar como junco la cabeza, en sayal y ceniza
estarse echado? ¿A eso llamáis ayuno y día grato a Yahveh?
6 ¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos
de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los
quebrantados, y arrancar todo yugo?
7 ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir
en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te
apartes?
8 Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará
rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
9 Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá:
«Aquí estoy.» Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas
maldad,
10 repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada,
resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía.
11 Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma,
dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial
cuyas aguas nunca faltan.
12 Reedificarán, de ti, tus ruinas antiguas, levantarás los cimientos de
pasadas generaciones, se te llamará Reparador de brechas, y Restaurador de
senderos frecuentados.
13 Si apartas del sábado tu pie, de hacer tu negocio en el día santo, y
llamas al sábado «Delicia», al día santo de Yahveh «Honorable», y lo
honras evitando tus viajes, no buscando tu interés ni tratando asuntos,
14 entonces te deleitarás en Yahveh, y yo te haré cabalgar sobre los
altozanos de la tierra. Te alimentaré con la heredad de Jacob tu padre;
porque la boca de Yahveh ha hablado.
Isaías 59
1 Mirad, no es demasiado corta la mano de Yahveh para salvar, ni es
duro su oído para oír,
2 sino que vuestras faltas os separaron a vosotros de vuestro Dios, y
vuestros pecados le hicieron esconder su rostro de vosotros para no oír.
3 Porque vuestras manos están manchadas de sangre y vuestros dedos
de culpa, vuestros labios hablan falsedad y vuestra lengua habla perfidia.
4 No hay quien clame con justicia ni quien juzgue con lealtad. Se
confían en la nada y hablan falsedad, conciben malicia y dan a luz
iniquidad.
5 Hacen que rompan su cascarón las víboras y tejen telas de araña; el
que come de sus huevos muere, y si son aplastados sale una víbora.
6 Sus hilos no sirven para vestido ni con sus tejidos se pueden cubrir.
Sus obras son obras inicuas y acciones violentas hay en sus manos.
7 Sus pies corren al mal y se apresuran a verter sangre inocente. Sus
proyectos son proyectos inicuos, destrucción y quebranto en sus caminos.
8 Camino de paz no conocen, y derecho no hay en sus pasos. Tuercen
sus caminos para provecho propio, ninguno de los que por ellos pasan
conoce la paz.
9 Por eso se alejó de nosotros el derecho y no nos alcanzó la justicia.
Esperábamos la luz, y hubo tinieblas, la claridad, y anduvimos en
oscuridad.
10 Palpamos la pared como los ciegos y como los que no tienen ojos
vacilamos. Tropezamos al mediodía como si fuera al anochecer, y
habitamos entre los sanos como los muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos y zureamos sin cesar como
palomas. Esperamos el derecho y no hubo, la salvación, y se alejó de
nosotros.
12 Porque fueron muchas nuestras rebeldías delante de ti, y nuestros
pecados testifican contra nosotros, pues nuestras rebeldías nos acompañan y
conocemos nuestras culpas:
13 rebelarse y renegar de Yahveh, apartarse de seguir a nuestro Dios,
hablar de opresión y revueltas, concebir y musitar en el corazón palabras
engañosas.
14 Porque ha sido rechazado el juicio y la justicia queda lejos. Porque
la verdad en la plaza ha tropezado y la rectitud no puede entrar.
15 La verdad se echa en falta y el que se aparta del mal es despojado.
Lo vio Yahveh y pareció mal a sus ojos que no hubiera derecho.
16 Vio que no había nadie y se maravilló de que no hubiera intercesor.
Entonces le salvó su brazo y su justicia le sostuvo.
17 Se puso la justicia como coraza y el casco de salvación en su
cabeza. Se puso como túnica vestidos de venganza y se vistió el celo como
un manto.
18 Según los merecimientos así pagará: ira para sus opresores y
represalia para sus enemigos. Dará a las islas su merecido.
19 Temerán desde Occidente el nombre de Yahveh y desde el Oriente
verán su gloria, pues vendrá como un torrente encajonado contra el que
irrumpe con fuerza el soplo de Yahveh.
20 Vendrá a Sión para rescatar, a aquellos de Jacob que se conviertan
de su rebeldía. – Oráculo de Yahveh -.
21 Cuanto a mí, esta es la alianza con ellos, dice Yahveh. Mi espíritu
que ha venido sobre ti y mis palabras que he puesto en tus labios no caerán
de tu boca ni de la boca de tu descendencia ni de la boca de la descendencia
de tu descendencia, dice Yahveh, desde ahora y para siempre.
Eclesiástico 4
“21.Porque hay una vergüenza que conduce al pecado, y otra vergüenza hay que es gloria y gracia.
22.No tengas miramientos en contra de ti mismo, y no mudes de color por tu caída.
23.No contengas la palabra cuando pueda salvar, y no escondas tu sabiduría.
24.Que la sabiduría se da a conocer en la palabra, y la educación en los discursos de la lengua.
25. A la verdad no contradigas, mas ruborízate de no estar educado.
26.No te avergüences de confesar tus pecados, no te opongas a la corriente del río.
27.No te aplanes ante el hombre insensato, ni tengas miramiento al poderoso.
28.Hasta la muerte por la verdad combate, y el Señor Dios peleará por ti.
29.No seas atrevido con tu lengua, ni perezoso y negligente en tus obras.
30.No seas un león en tu casa y un corbade entre tus servidores.
31.No sea tu mano abierta para recibir, y cerrada para dar.”
Eclesiástico, 5
1.En tus riquezas no te apoyes ni digas: «Tengo bastante con ellas.»
2.No te dejes arrastrar por tu deseo y tu fuerza para seguir la pasión de tu corazón.
3.No digas: «¿Quién me domina a mí?», porque el Señor cierto que te castigará.
4.No digas: «Pequé, y ¿qué me ha pasado?», porque el Señor es paciente.
5.Del perdón no te sientas tan seguro que acumules pecado tras pecado.
6.No digas: «Su compasión es grande, él me perdonará la multitud de mis pecados.» Porque en él hay misericordia, pero también hay cólera, y en los pecadores se desahoga su furor.
7.No te tardes en volver al Señor, no lo difieras de un día para otro, pues de pronto salta la ira del Señor, y perecerás al tiempo del castigo.
8.No te apoyes en riquezas injustas, que de nada te servirán el día de la adversidad.
9.No avientes a cualquier viento, ni vayas por cualquier senda, (así hace el pecador de lengua doble).
10.Manténte firme en tu pensamiento, y sea una tu palabra.
11.Sé pronto en escuchar, y tardo en responder.
12.Si sabes alguna cosa, a tu prójimo responde, si no, pon tu mano en la boca.
13.Gloria y deshonra caben en el hablar, y en la lengua del hombre está su ruina.
14.Que no se te llame maldiciente, no pongas lazos con tu lengua, que sobre el ladrón cae la vergüenza, y dura condenación sobre la lengua doble.
15.Ni en lo grande ni en lo pequeño yerres, ni de amigo te vuelvas enemigo.”
Eclesiástico, 6
1.Porque el mal nombre hereda confusión y oprobio; así el pecador de lengua doble.
2.No te engrías en el capricho de tu alma, para que no sea desgarrada tu alma (como un toro)
3.y tus hojas devores, y destruyas tus frutos, y te dejes a ti mismo como un tronco seco.
4.El mal deseo pierde al que lo adquiere, hace de él irrisión del enemigo.
5.La boca amable multiplica sus amigos, la lengua que habla bien multiplica las afabilidades.
6.Sean muchos los que estén en paz contigo, mas para consejero, uno entre mil.
7.Si te echas un amigo, échatelo probado, y no tengas prisa en confiarte a él.
8.Porque hay amigo que lo es de ocasión, y no persevera en el día de tu angustia.
9.Hay amigo que se vuelve enemigo, y descubrirá la disputa que te ocasiona oprobio.
10.Hay amigo que comparte tu mesa, y no persevera en el día de tu angustia.
11.Cuando te vaya bien, será como otro tú, y con tus servidores hablará francamente;
12.mas si estás humillado, estará contra ti, y se hurtará de tu presencia.
13.De tus enemigos apártate, y de tus amigos no te fíes.
14.El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro.
15.El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor.
16.El amigo fiel es remedio de vida, los que temen al Señor le encontrarán.
17.El que teme al Señor endereza su amistad, pues como él es, será su compañero.
18.Hijo, desde tu juventud haz acopio de doctrina, y hasta encanecer encontrarás sabiduría.
19.Como el labrador y el sembrador, trabájala, y cuenta con sus mejores frutos, que un poco te fatigarás en su cultivo, y bien pronto comerás de sus productos.
20.Muy dura es para los ignorantes, no aguanta en ella el mentecato.
21.Como piedra de toque pesa sobre él, no tardará en sacudírsela .
22.Pues la sabiduría hace honor a su nombre, no se hace patente a muchos.
23.Escucha, hijo, acoje mi criterio, y mi consejo no rechaces.
24.Mete tus pies en sus anillas, y en su collar tu cuello.
25.Encorva tu espalda y cárgala, no te rebeles contra sus cadenas.
26.Con toda tu alma acércate de ella, y con toda tu fuerza guarda sus caminos.
27.Rastréala, búscala, y se te dará a conocer, cuando la hayas asido, no la sueltes.
28.Porque al fin hallarás en ella el descanso, y ella se te trocará en contento.
29.Te serán sus anillas protección poderosa, y sus collares ornamento glorioso.
30.Pues adorno de oro es su yugo, y sus cadenas cordones de jacinto.
31.Como vestidura de gloria te la vestirás, te la ceñirás cual corona de júbilo.
32.Si quieres, hijo, serás adoctrinado, si te aplicas bien, entenderás de todo.
33.Si te gusta escuchar, aprenderás, si inclinas tu oído, serás sabio.
34.Acude a la reunión de los ancianos; ¿que hay un sabio?, júntate a él.
35.Anhela escuchar todo discurso que venga de Dios, que no se te escapen los proverbios agudos.
36.Si ves un hombre prudente, madruga a seguirle, que gaste tu pie el umbral de su puerta.
37.Medita en los preceptos del Señor, aplícate sin cesar a sus mandamientos. El mismo afirmará tu corazón, y se te dará la sabiduría que deseas.”
Hebreos 7
1 En efecto, este = Melquisedec, rey de Salem, sacerdote de Dios
Altísimo, = que = salió al encuentro de Abraham cuando regresaba de la
derrota de los reyes, y le bendijo, =
2 al cual dio Abraham el = diezmo de todo, = y cuyo nombre significa,
en primer lugar, «rey de justicia» y, además, = rey de Salem, = es decir,
«rey de paz»,
3 sin padre, ni madre, ni genealogía, sin comienzo de días, ni fin de
vida, asemejado al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
4 Mirad ahora cuán grande es éste, a quien el mismo Patriarca =
Abraham dio el diezmo = de entre lo mejor del botín.
5 Es cierto que los hijos de Leví que reciben el sacerdocio tienen
orden según la Ley de percibir el diezmo del pueblo, es decir, de sus
hermanos, aunque también proceden éstos de la estirpe de Abraham;
6 mas aquél, sin pertenecer a su genealogía, recibió el diezmo de
Abraham, y bendijo al que tenía las promesas.
7 Pues bien, es incuestionable que el inferior recibe la bendición del
superior.
8 Y aquí, ciertamente, reciben el diezmo hombres mortales; pero allí,
uno de quien se asegura que vive.
9 Y, en cierto modo, hasta el mismo Leví, que percibe los diezmos,
los pagó por medio de Abraham,
10 pues ya estaba en las entrañas de su padre cuando = Melquisedec le
salió al encuentro. =
11 Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio
levítico – pues sobre él descansa la Ley dada al pueblo -, ¿qué necesidad
había ya de que surgiera otro sacerdote a = semejanza de Melquisedec, = y
no «a semejanza de Aarón»?
12 Porque, cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambia la Ley.
13 Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenecía a otra tribu, de
la cual nadie sirvió al altar.
14 Y es bien manifiesto que nuestro Señor procedía de Judá, y a esa
tribu para nada se refirió Moisés al hablar del sacerdocio.
15 Todo esto es mucho más evidente aún si surge otro sacerdote a
semejanza de Melquisedec,
16 que lo sea, no por ley de prescripción carnal, sino según la fuerza
de una vida indestructible.
17 De hecho, está atestiguado: = Tú eres sacerdote para siempre, a
semejanza de Melquisedec. =
18 De este modo queda abrogada la ordenación precedente, por razón
de su ineficacia e inutilidad,
19 ya que la Ley no llevó nada a la perfección, pues no era más que
introducción a una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.
20 Y por cuanto no fue sin juramento – pues los otros fueron hechos
sacerdotes sin juramento,
21 mientras éste lo fue bajo juramento por Aquel que le dijo: = «Juró
el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre» – =
22 por eso, de una mejor Alianza resultó fiador Jesús.
23 Además, aquellos sacerdotes fueron muchos, porque la muerte les
impedía perdurar.
24 Pero éste posee un sacerdocio perpetuo porque permanece = para
siempre. =
25 De ahí que pueda también salvar perfectamente a los que por él se
llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor.
26 Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: santo, inocente,
incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los
cielos,
27 que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día, primero por
sus pecados propios como aquellos Sumos Sacerdotes, luego por los del
pueblo: y esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
28 Es que la Ley instituye Sumos Sacerdotes a hombres frágiles: pero
la palabra del juramento, posterior a la Ley, hace el Hijo perfecto = para
siempre. =
Hebreos 8
1 Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo, que tenemos un
Sumo Sacerdote tal, que se = sentó a la diestra = del trono de la Majestad en
los cielos,
2 al servicio del santuario y de la Tienda verdadera, = erigida por el
Señor, = no por un hombre.
3 Porque todo Sumo Sacerdote está instituido para ofrecer dones y
sacrificios: de ahí que necesariamente también él tuviera que ofrecer algo.
4 Pues si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo ya
quienes ofrezcan dones según la Ley.
5 Estos dan culto en lo que es sombra y figura de realidades
celestiales, según le fue revelado a Moisés al emprender la construcción de
la Tienda. Pues dice: = Mira, harás todo conforme al modelo que te ha sido
mostrado en el monte. =
6 Mas ahora ha obtenido él un ministerio tanto mejor cuanto es
Mediador de una mejor Alianza, como fundada en promesas mejores.
7 Pues si aquella primera fuera irreprochable, no habría lugar para una
segunda.
8 Porque les dice en tono de reproche: = He aquí que días vienen, dice
el Señor, y concertaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva
Alianza, =
9 = no como la Alianza que hice con sus padres el día en que los tomé
de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Como ellos no
permanecieron fieles a mi Alianza, también yo me desentendí de ellos, dice
el Señor. =
10 = Esta es la Alianza que pactaré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente, en sus corazones
las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. =
11 = Y no habrá de instruir cada cual a su conciudadano ni cada uno a
su hermano diciendo: «¡Conoce al Señor!», pues todos me conocerán, desde
el menor hasta el mayor de ellos. =
12 = Porque me apiadaré de sus iniquidades y de sus pecados no me
acordaré ya. =
13 Al decir = nueva, = declaró anticuada la primera; y lo anticuado y
viejo está a punto de cesar.
Hebreos 9
1 También la primera Alianza tenía sus ritos litúrgicos y su santuario
terreno.
2 Porque se preparó la parte anterior de la Tienda, donde se hallaban
el candelabro y la mesa con los panes de la presencia, que se llama Santo.
3 Detrás del segundo velo se hallaba la parte de la Tienda llamada
Santo de los Santos,
4 que contenía el altar de oro para el incienso, el arca de la Alianza –
completamente cubierta de oro – y en ella, la urna de oro con el maná, la
vara de Aarón que retoño y las tablas de la Alianza.
5 Encima del arca, los querubines de gloria que cubrían con su sombra
el propiciatorio. Mas no es éste el momento de hablar de todo ello en
detalle.
6 Preparadas así estas cosas, los sacerdotes entran siempre en la
primera parte de la Tienda para desempeñar las funciones del culto.
7 Pero en la segunda parte entra una vez al año, y solo, el Sumo
Sacerdote, y no sin sangre que ofrecer por sí mismo y por los pecados del
pueblo.
8 De esa manera daba a entender el Espíritu Santo que aún no estaba
abierto el camino del santuario mientras subsistiera la primera Tienda.
9 Todo ello es una figura del tiempo presente, en cuanto que allí se
ofrecen dones y sacrificios incapaces de perfeccionar en su conciencia al
adorador,
10 y sólo son prescripciones carnales, que versan sobre comidas y
bebidas y sobre abluciones de todo género, impuestas hasta el tiempo de la
reforma.
11 Pero presentóse Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros,
a través de una Tienda mayor y más perfecta, no fabricada por mano de
hombre, es decir, no de este mundo.
12 Y penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de
machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una
redención eterna.
13 Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca
santifica con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de
la carne,
14 ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se
ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra
conciencia para rendir culto a Dios vivo!
15 Por eso es mediador de una nueva Alianza; para que, interviniendo
su muerte para remisión de las transgresiones de la primera Alianza, los
que han sido llamados reciban la herencia eterna prometida.
16 Pues donde hay testamento se requiere que conste la muerte del
testador,
17 ya que el testamento es válido en caso de defunción, no teniendo
valor en vida del testador.
18 Así tampoco la primera Alianza se inauguró sin sangre.
19 Pues Moisés, después de haber leído a todo el pueblo todos los
preceptos según la Ley, tomó la sangre de los novillos y machos cabríos
con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo
20 diciendo: = Esta es la sangre de la Alianza que Dios ha ordenado
para vosotros. =
21 Igualmente roció con sangre la Tienda y todos los objetos del culto;
22 pues según la Ley, casi todas las cosas han de ser purificadas con
sangre, y sin efusión de sangre no hay remisión.
23 En consecuencia, es necesario, por una parte, que las figuras de las
realidades celestiales sean purificadas de esa manera; por otra parte, que
también lo sean las realidades celestiales, pero con víctimas más excelentes
que aquéllas.
24 Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre,
en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para
presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro,
25 y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el
Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre ajena.
26 Para ello habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación
del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de
los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio.
27 Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran
una sola vez, y luego el juicio,
28 así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez = para
quitar los pecados de la multitud, = se aparecerá por segunda vez sin
relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación.
Hebreos 10
1 No conteniendo, en efecto, la Ley más que una sombra de los bienes
futuros, no la realidad de las cosas, no puede nunca, mediante unos mismos
sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a los que
se acercan.
2 De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, al no tener ya
conciencia de pecado los que ofrecen ese culto, una vez purificados?
3 Al contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los
pecados,
4 pues es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre
pecados.
5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: = Sacrificio y oblación no
quisiste; pero me has formado un cuerpo. =
6 = Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. =
7 = Entonces dije: ¡He aquí que vengo – pues de mí está escrito en el
rollo del libro – a hacer, oh Dios, tu voluntad! =
8 Dice primero: = Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios
por el pecado no los quisiste ni te agradaron = – cosas todas ofrecidas
conforme a la Ley –
9 = entonces = – añade -: = He aquí que vengo a hacer tu voluntad. =
Abroga lo primero para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esta = voluntad = somos santificados, merced a la =
oblación = de una vez para siempre del = cuerpo = de Jesucristo.
11 Y, ciertamente, todo sacerdote está en pie, día tras día, oficiando y
ofreciendo reiteradamente los mismos sacrificios, que nunca pueden borrar
pecados.
12 El, por el contrario, habiendo ofrecido por los pecados un solo
sacrificio, = se sentó a la diestra de Dios para siempre, =
13 esperando desde entonces = hasta que sus enemigos sean puestos
por escabel de sus pies. =
14 En efecto, mediante una sola oblación ha llevado a la perfección
para siempre a los santificados.
15 También el Espíritu Santo nos da testimonio de ello. Porque,
después de haber dicho:
16 = Esta es la Alianza que pactaré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en su mente las grabaré,
17 añade: = Y de sus pecados = e iniquidades = no me acordaré ya. =
18 Ahora bien, donde hay remisión de estas cosas, ya no hay más
oblación por el pecado.
19 Teniendo, pues, hermanos, plena seguridad para entrar en el
santuario en virtud de la sangre de Jesús,
20 por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a
través del velo, es decir, de su propia carne,
21 y con un = Sumo Sacerdote = al frente de la = casa de Dios, =
22 acerquémonos con sincero corazón , en plenitud de fe, purificados
los corazones de conciencia mala y lavados los cuerpos con agua pura.
23 Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el
autor de la Promesa.
24 Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las
buenas obras,
25 sin abandonar vuestra propia asamblea, como algunos acostumbran
hacerlo, antes bien, animándoos: tanto más, cuanto que veis que se acerca
ya el Día.
26 Porque si voluntariamente pecamos después de haber recibido el
pleno conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por los pecados,
27 sino la terrible espera del juicio y la = furia del fuego = pronto a =
devorar a los rebeldes. =
28 Si alguno viola la Ley de Moisés es = condenado a muerte = sin
compasión, = por la declaración de dos o tres testigos. =
29 ¿Cuánto más grave castigo pensáis que merecerá el que pisoteó al
Hijo de Dios, y tuvo como profana = la sangre de la Alianza = que le
santificó, y ultrajó al Espíritu de la gracia?
30 Pues conocemos al que dijo: = Mía es la venganza; yo daré lo
merecido. = Y también: = El Señor juzgará a su pueblo. =
31 ¡Es tremendo caer en la manos de Dios vivo!
32 Traed a la memoria los días pasados, en que después de ser
iluminados, hubisteis de soportar un duro y doloroso combate,
33 unas veces expuestos públicamente a ultrajes y tribulaciones; otras,
haciéndoos solidarios de los que así eran tratados.
34 Pues compartisteis los sufrimientos de los encarcelados; y os
dejasteis despojar con alegría de vuestros bienes, conscientes de que
poseíais una riqueza mejor y más duradera.
35 No perdáis ahora vuestra confianza, que lleva consigo una gran
recompensa.
36 Necesitáis paciencia en el sufrimiento para cumplir la voluntad de
Dios y conseguir así lo prometido.
37 Pues todavía = un poco, muy poco tiempo; y el que ha de venir
vendrá sin tardanza. =
38 = Mi justo vivirá por la fe; mas si es cobarde, mi alma no se
complacerá en él. =
39 Pero nosotros no somos = cobardes = para perdición, sino =
creyentes = para salvación del alma.