El pecado es una realidad en nuestra vida. Somos pecadores. Sin excepción. Sin embargo, hay personas que en el ejercicio de su libertad, voluntad, inteligencia y albedrío responden positivamente a la gracia sobrenatural que le envía Dios/Trino para salvar su alma de la condenación. Otras, no. A continuación presentamos un resumen del modelo elaborado por el Padre José Antonio Fortea en que explica como el pecado no resistido por la persona, se va expandiendo en la mente, la psiquis y la voluntad hasta separarla de la fuente de la Vida y del Amor que es Dios/Trino. Separación que puede llegar al extremo de ser un rechazo con odio firme hacia Dios y entonces, el alma se condena irreversiblemente.
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