Levítico 6

1 Habló así Yahveh a Moisés:
2 Da esta orden a Aarón y a sus hijos: Esta es la ley del holocausto.
(Este es el holocausto que estará sobre el fuego encendido, sobre el altar,
toda la noche hasta la mañana, y que el fuego del altar mantendrá
encendido.)
3 El sacerdote se vestirá su túnica de lino y cubrirá su cuerpo con
calzones de lino. Sacará las cenizas a que el fuego haya reducido las grasas
del holocausto sobre el altar y las depositará junto al altar.
4 Después se quitará los vestidos y se pondrá otros para llevar las
cenizas fuera del campamento a un lugar puro.
5 Arderá el fuego sobre el altar sin apagarse; el sacerdote lo
alimentará con leña todas las mañanas, colocará encima el holocausto y
sobre él quemará el sebo de los sacrificios de comunión.6 Fuego permanente arderá sobre el altar sin apagarse.
7 Esta es la ley de la oblación: Los hijos de Aarón la presentarán
delante de Yahveh, frente al altar;
8 uno de ellos tomará de la oblación un puñado de flor de harina (con
su aceite, y todo el incienso que se añade a la oblación), y lo quemará en el
altar, en memorial, como calmante aroma para Yahveh.
9 Aarón y sus hijos comerán lo que quede de ella; debe comerse sin
levadura, en lugar santo. Han de comerlo en el atrio de la Tienda del
Encuentro.
10 No se la cocerá con levadura: es la porción que yo les doy de los
manjares que se abrasan para mí. Es cosa sacratísima, como el sacrificio por
el pecado y como el sacrificio de reparación.
11 Todos los varones de los hijos de Aarón podrán comer de ello. Es
ley perpetua para vuestros descendientes, relativa a los manjares que se
abrasan para Yahveh. Todo cuanto los toque quedará consagrado.
12 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
13 Esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos ofrecerán a Yahveh el día
de su unción: una décima de medida de flor de harina, como oblación
perpetua, la mitad por la mañana, y la mitad por la tarde.
14 Será preparada con aceite en la sartén; la ofrecerás bien frita y la
presentarás partida en trozos como una oblación, como calmante aroma
para Yahveh.
15 También la ofrecerá el sacerdote ungido que le suceda de entre sus
hijos. Es decreto perpetuo. La oblación será totalmente quemada para
Yahveh.
16 Cualquier oblación de sacerdote será total; no se podrá comer.
17 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:
18 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley del sacrificio por
el pecado: En el lugar donde se inmola el holocausto, delante de Yahveh,
será inmolada también la víctima por el pecado. Es cosa sacratísima.
19 La comerá el sacerdote que ofrece la víctima por el pecado. Será
comida en lugar santo, en el atrio de la Tienda del Encuentro.
20 Todo cuanto toque esta carne quedará consagrado y, si su sangre
salpica los vestidos, lavarás en lugar santo la parte salpicada.
21 La vasija de barro en que haya sido cocida se romperá; y si ha sido
cocida en vasija de bronce, ésta se fregará y lavará con agua.
22 Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comer de ella. Es
cosa sacratísima.
23 Pero no se comerá ninguna víctima ofrecida por el pecado, cuya
sangre haya sido introducida en la Tienda del Encuentro para hacer la
expiación en el Santuario: será consumida por el fuego.
Levítico 7
1 Esta es la ley del sacrificio de reparación: Es cosa sacratísima.
2 En el lugar donde inmolan el holocausto inmolarán la víctima de
reparación, y su sangre se derramará sobre todos los lados del altar.3 Se ofrecerá todo el sebo de la víctima: el rabo y el sebo que cubre
las entrañas;
4 los dos riñones y el sebo adherido a ellos y a los lomos, y el resto
que cubre el hígado; se quitará todo este sebo junto con los riñones.
5 El sacerdote lo quemará sobre el altar como manjar abrasado para
Yahveh. Es un sacrificio de reparación.
6 Podrán comerlo todos los varones de entre los sacerdotes; se comerá
en lugar sagrado. Es cosa sacratísima.
7 El sacrificio por el pecado es como el sacrifico de reparación: tienen
la misma ley. La víctima pertenece al sacerdote que hace la expiación con
ella.
8 El sacerdote que ofrece el holocausto de una persona se quedará con
la piel de la víctima que le han ofrecido.
9 También toda oblación cocida al horno y toda la preparada en
cazuela o en sartén pertenece al sacerdote que la ofrece;
10 pero toda oblación amasada con aceite, o seca, se dará a todos los
hijos de Aarón, en porciones iguales.
11 Esta es la ley del sacrificio de comunión que se ofrece a Yahveh:
12 Si se ofrece en alabanza, se ofrecerán, juntamente con el sacrificio
de alabanza, panes ázimos amasados con aceite, tortas ázimas untadas de
aceite y tortas de flor de harina amasadas con aceite.
13 Se añadirá esta ofrenda a las tortas de pan fermentado y al
sacrificio de comunión en alabanza.
14 Se reservará una pieza de cada clase como ofrenda reservada a
Yahveh y corresponderá al sacerdote que derrama la sangre del sacrificio de
comunión.
15 La carne del sacrificio de comunión en alabanza se comerá el
mismo día de su ofrecimiento, sin dejar nada de ella para la mañana
siguiente.
16 Si se ofrece la víctima en cumplimiento de un voto, o como
ofrenda voluntaria, se comerá el mismo día en que ha sido ofrecida, y lo
que sobre deberá comerse al día siguiente.
17 Pero el tercer día será quemado lo que quede de la carne de la
víctima.
18 Si se come la carne de un sacrificio de comunión al tercer día, no
obtendrá favor el oferente del mismo; no se le tendrá en cuenta. Será
abominación. Y quien coma de ella, cargará con su iniquidad.
19 No podrá comerse la carne que haya tocado cualquier cosa impura;
será consumida por el fuego. Toda persona pura podrá comer la carne.
20 Pero quien, en estado de impureza, coma carne del sacrificio de
comunión presentado a Yahveh, ése será exterminado de su parentela.
21 Si alguien toca cualquier cosa inmunda, sea inmundicia de hombre,
o de animal, o cualquier otra abominación impura y luego come de la carne
del sacrificio de comunión ofrecido a Yahveh, será exterminado de su
parentela.
22 Habló Yahveh a Moisés, diciendo:23 Habla a los israelitas y diles: No comeréis sebo de buey, ni de
cordero ni de cabra.
24 El sebo de animal muerto o destrozado podrá servir para cualquier
uso, pero en modo alguno lo comeréis.
25 Porque todo aquel que coma sebo de animal del que suele ofrecerse
manjar abrasado a Yahveh, será exterminado de su parentela.
26 Tampoco comeréis sangre, ni de ave ni de animal, en ninguno de
los lugares en que habitaréis.
27 Todo el que coma cualquier clase de sangre, ése será exterminado
de su parentela.
28 Yahveh habló a Moisés, diciendo:
29 Habla a los israelitas y diles: Quien ofrezca a Yahveh un sacrificio
de comunión, presente a Yahveh una porción de su sacrificio.
30 Con sus propias manos llevará los manjares que se abrasarán para
Yahveh: él mismo presentará el sebo y el pecho; el pecho para mecerlo
como ofrenda mecida ante Yahveh.
31 El sacerdote quemará el sebo sobre el altar; el pecho será para
Aarón y sus hijos.
32 Daréis también al sacerdote, como ofrenda reservada, la pierna
derecha de vuestros sacrificios de comunión.
33 Esta pierna derecha pertenecerá a aquel de los hijos de Aarón que
haya ofrecido la sangre y el sebo de los sacrificios de comunión.
34 Pues yo sustraigo a los israelitas, de sus sacrificios de comunión, el
pecho mecido y la pierna reservada para dárselos al sacerdote Aarón y a sus
hijos, por decreto perpetuo entre los israelitas.
35 Esta es la porción de Aarón y la porción de sus hijos, en los
manjares que se abrasan en honor de Yahveh, desde el día en que los
presentó para ejercer el sacerdocio de Yahveh.
36 Esto mandó Yahveh que los israelitas les dieran el día en que los
ungió, como decreto perpetuo de generación en generación.
37 Esta es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el
pecado, del sacrificio de reparación, del sacrificio de investidura y del
sacrificio de comunión,
38 que Yahveh prescribió a Moisés en el monte Sinaí, el día en que
mandó a los israelitas que presentaran sus ofrendas a Yahveh en el desierto
del Sinaí.
Levítico 8
1 Yahveh habló así a Moisés:
2 «Toma a Aarón y con él a sus hijos, y también las vestiduras, el óleo
de la unción, el novillo para el sacrificio por el pecado, los dos carneros y el
canastillo de los ázimos;
3 y congrega a toda la comunidad a la entrada de la Tienda del
Encuentro.»
4 Moisés hizo como Yahveh le había mandado, y se congregó la
comunidad a la entrada de la Tienda del Encuentro.5 Moisés dijo a la comunidad: «Esto es lo que Yahveh ha ordenado
hacer.»
6 Moisés mandó entonces que Aarón y sus hijos se acercaran y los
lavó con agua.
7 Puso sobre Aarón la túnica y se la ciñó con la faja; lo vistió con el
manto y poniéndole encima el efod, se lo ciñó atándoselo con la cinta del
efod.
8 Luego, le impuso el pectoral en el que depositó el Urim y el
Tummim.
9 Colocó también la tiara sobre su cabeza y puso en su parte delantera
la lámina de oro, la diadema santa, como Yahveh había mandado a Moisés.
10 Después Moisés tomó el óleo de la unción y ungió la Morada con
todas las cosas que contenía para consagrarlas.
11 Roció con él por siete veces el altar y ungió el altar con todos su
utensilios, así como la pila con su base, para consagrarlos.
12 Y derramando óleo de la unción sobre la cabeza de Aarón, lo ungió
para consagrarlo.
13 Luego Moisés mandó que se acercaran los hijos de Aarón; los
vistió con las túnicas, les ciñó la faja y les puso las mitras, como Yahveh
había mandado a Moisés.
14 Después hizo traer el novillo para el sacrificio por el pecado, y
Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre la cabeza del novillo, víctima
por el pecado.
15 Moisés lo inmoló. Tomó la sangre y mojó con su dedo los cuernos
del altar, todo en derredor, para purificarlo. Después derramó la sangre al
pie del altar; de esta manera lo consagró haciendo por él la expiación.
16 Tomó luego todo el sebo que cubre las entrañas, el que queda junto
al hígado, y los dos riñones con su sebo; y lo quemó Moisés sobre el altar.
17 Pero en cuanto a la piel, la carne y los excrementos del novillo, los
quemó fuera del campamento, como Yahveh había mandado a Moisés.
18 Después hizo traer el carnero del holocausto, sobre cuya cabeza
Aarón y sus hijos impusieron las manos.
19 Moisés lo inmoló y roció con la sangre todos los lados del altar.
20 El carnero fue partido en trozos y Moisés quemó la cabeza, los
trozos y el sebo;
21 después de lavar en agua las entrañas y las patas, Moisés quemó
todo el carnero en el altar, como holocausto de calmante aroma, manjar
abrasado para Yahveh, como Yahveh había mandado a Moisés.
22 Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero del sacrificio de la
investidura, y Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre la cabeza del
carnero.
23 Moisés lo inmoló, y, tomando su sangre, mojó el lóbulo de la oreja
derecha de Aarón, el pulgar de su mano derecha de Aarón, el pulgar de su
mano derecha y el de su pie derecho.24 Después Moisés hizo que se acercaran los hijos de Aarón, les untó
con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y
el de su pie derecho; y derramó la sangre sobre el altar, todo en derredor.
25 Tomó luego el sebo: el rabo, todo el sebo que cubre las entrañas, el
que queda junto al hígado, los dos riñones con su sebo y la pierna derecha.
26 Sacó del canastillo de los ázimos que estaba ante Yahveh un pan
ázimo, una torta de pan amasada con aceite y otra torta untada, y las puso
sobre el sebo y sobre la pierna derecha.
27 Entregó todo esto en manos de Aarón y en manos de sus hijos
haciéndolo mecer como ofrenda mecida ante Yahveh.
28 Moisés lo recibió de sus manos y lo quemó en el altar, encima del
holocausto. Era el sacrificio de investidura, calmante aroma, manjar
abrasado en honor de Yahveh.
29 Moisés tomó entonces el pecho y lo meció como ofrenda mecida
ante Yahveh; era ésta la porción del carnero de la investidura que pertenecía
a Moisés, como Yahveh se lo había mandado.
30 Después Moisés tomó óleo de la unción y sangre de la que había
encima del altar, roció a Aarón y sus vestiduras de sus hijos. Así consagró a
Aarón y sus vestiduras, así como a sus hijos y las vestiduras de sus hijos.
31 Moisés dijo a Aarón y a sus hijos: «Coced la carne a la entrada de
la Tienda del Encuentro y comedla allí mismo; comed también el pan del
canastillo de la investidura tal como lo he mandado diciendo: Aarón y sus
hijos lo comerán.
32 Quemaréis la carne sobrante y el pan.
33 Y no os apartaréis de la entrada de la Tienda del Encuentro por
espacio de siete días, hasta el día en que se cumplan los días de vuestra
investidura; porque siete días durará vuestra investidura.
34 Yahveh mandó que se procediera como se ha procedido hoy para
hacer expiación por vosotros.
35 Así quedaréis siete días, día y noche, a la entrada de la Tienda del
Encuentro, guardando la norma de Yahveh para no morir, pues así me fue
ordenado.»
36 Aarón y sus hijos hicieron cuanto Yahveh había mandado por
medio de Moisés.
Levítico 9
1 El día octavo Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos
de Israel.
2 Dijo a Aarón: «Trae un becerro para el sacrificio por el pecado y un
carnero para el holocausto, ambos sin defecto, para ofrecerlos ante Yahveh.
3 Hablarás a los israelitas, diciendo: “Tomad un macho cabrío para el
sacrificio por el pecado y un becerro y un cordero, ambos de un año y sin
defecto, para el holocausto;
4 para los sacrificios de comunión, un toro y un carnero, que se
sacrificarán ante Yahveh; y una oblación amasada con aceite. Cierto que
hoy se os mostrará Yahveh.”»5 Trajeron, pues, ante la Tienda del Encuentro lo que Moisés había
mandado; toda la comunidad se acercó y se mantuvo delante de Yahveh.
6 Dijo entonces Moisés: «Esto es lo que ha mandado Yahveh; hacedlo
y se os mostrará la gloria de Yahveh.»
7 Después Moisés dijo a Aarón: «Acércate al altar, ofrece tu sacrificio
por el pecado y tu holocausto, y haz la expiación por ti mismo y por tu casa;
presenta también la ofrenda del pueblo y haz la expiación por ellos, como
Yahveh lo ha prescrito.»
8 Acercóse, pues, Aarón al altar e inmoló el becerro del sacrificio por
su propio pecado.
9 Los hijos de Aarón le presentaron la sangre; y él, mojando su dedo
en la sangre, untó con ella los cuernos del altar y derramó la sangre al pie
del altar.
10 Luego quemó sobre el altar el sebo, los riñones y lo que queda
junto al hígado de la víctima por el pecado, como Yahveh había mandado a
Moisés;
11 pero quemó la carne y la piel fuera del campamento.
12 Después inmoló la víctima del holocausto y los hijos de Aarón le
presentaron la sangre, que derramó sobre todos los lados del altar.
13 Le presentaron la víctima del holocausto en trozos, juntamente con
la cabeza, y lo quemó todo sobre el altar.
14 Y habiendo lavado las entrañas y las patas, las quemó encima del
holocausto sobre el altar.
15 Después presentó la ofrenda del pueblo: tomó el macho cabrío
correspondiente al sacrificio por el pecado del pueblo, lo inmoló y lo
sacrificó como el primero.
16 Ofreció el holocausto, haciéndolo según la norma.
17 Además presentó lo oblación. Tomando un puñado de ella, la
quemó en el altar encima del holocausto de la mañana.
18 Inmoló asimismo el toro y el carnero como sacrificio de comunión
por el pueblo. Los hijos de Aarón le entregaron la sangre, que él derramó
sobre todos los lados del altar.
19 En cuanto a las partes grasas del toro y del carnero, el rabo, el sebo
que cubre las entrañas, los riñones y lo que queda junto al hígado,
20 las puso sobre los pechos de las víctimas, y él las quemó sobre el
altar;
21 Aarón por su parte meció los pechos y la pierna derecha como
ofrenda mecida ante Yahveh conforme Moisés había mandado.
22 Entonces Aarón, alzando las manos hacia el pueblo, lo bendijo;
después de haber acabado el sacrificio por el pecado, el holocausto y el
sacrificio de comunión, descendió.
23 Luego Moisés y Aarón entraron en la Tienda del Encuentro y,
cuando salieron, bendijeron al pueblo. La gloria de Yahveh se dejó ver de
todo el pueblo.24 Salió fuego de la presencia de Yahveh que consumió el holocausto
y las partes grasas puestas sobre el altar. Todo el pueblo al verlo prorrumpió
en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra.
Levítico 10
1 Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario,
pusieron fuego en ellos y, tras echar incienso encima, ofrecieron ante
Yahveh un fuego profano, que él no les había mandado.
2 Entonces salió de la presencia de Yahveh un fuego que los devoró, y
murieron delante de Yahveh.
3 Moisés dijo entonces a Aarón: «Esto es lo que Yahveh ha declarado
diciendo: Entre los cercanos a mí mostraré mi santidad. y ante la faz del
pueblo manifestaré mi gloria.» Aarón no dijo nada.
4 Moisés llamó a Missael y a Elsafán, hijos de Uzziel, tío paterno de
Aarón, y les dijo: «Acercaos, retirad a vuestros hermanos de delante del
santuario y llevadlos fuera del campamento.»
5 Se acercaron y los llevaron en sus propias túnicas fuera del
campamento, como Moisés había mandado.
6 Moisés dijo a Aarón y a sus hijos, Eleazar e Itamar: «No llevéis la
cabeza desgreñada, ni rasguéis vuestros vestidos, para no morir, pues la ira
de Yahveh recae sobre toda la comunidad. Vuestros hermanos, toda la casa
de Israel, llorarán a los abrasados por el fuego de Yahveh.
7 No os apartéis de la entrada de la Tienda del Encuentro, no sea que
muráis, pues tenéis sobre vosotros la unción de Yahveh.» Ellos
obedecieron a la palabra de Moisés.
8 Yahveh habló a Aarón, diciendo:
9 «Cuando hayáis de entrar en la Tienda del Encuentro, no bebáis vino
ni bebida que pueda embriagar, ni tú ni tus hijos, no sea que muráis.
Decreto perpetuo es éste para vuestros descendientes,
10 para que podáis distinguir entre lo sagrado y lo profano, entre lo
impuro y lo puro,
11 y enseñar a los israelitas todos los preceptos que Yahveh les ha
dado por medio de Moisés.
12 Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le
quedaban: «Tomad la oblación que queda de los manjares que se abrasan en
honor de Yahveh y comedla sin levadura junto al altar, pues es cosa
sacratísima.
13 La comeréis en lugar sagrado, por ser la porción tuya y la porción
de tus hijos, de los manjares que se abrasan en honor de Yahveh, pues así
me ha ordenado.
14 Tú, y contigo tus hijos y tus hijas, comeréis también en lugar puro
el pecho mecido y la pierna reservada, porque os han sido dados como
porción tuya y de tus hijos, de los sacrificios de comunión de los israelitas.
15 Ellos traerán la pierna reservada y el pecho mecido, además de las
grasas que han de ser abrasadas para Yahveh como ofrenda mecida delante de Yahveh; serán la porción perpetua para ti y para tus hijos junto a ti,
según ha mandado Yahveh.»
16 Moisés preguntó con interés acerca del macho cabrío del sacrificio
por el pecado; pero he aquí que había sido ya quemado. Irritado contra
Eleazar e Itamar, los hijos que le habían quedado a Aarón, dijo:
17 «¿Por qué no comisteis en lugar sagrado la víctima del sacrificio
por el pecado? Pues era cosa sacratísima que se os daba a vosotros para
quitar la falta de la comunidad, haciendo expiación por ellos ante Yahveh.
18 Teníais que haberla comido en lugar sagrado según os había
ordenado, porque su sangre no había sido llevada al interior del santuario.»
19 Respondió Aarón a Moisés: «Mira que ellos han presentado hoy su
sacrificio por el pecado y su holocausto delante de Yahveh, y me ha
sucedido esto; ¿si yo hubiera comido la víctima por el pecado, acaso
hubiera sido esto grato a Yahveh?»
20 Cuando Moisés oyó esto, se dio por satisfecho.
Levítico 11
1 Yahveh habló a Moisés y a Aarón, diciéndoles:
2 Hablad a los israelitas y decidles: De entre todos los animales
terrestres podréis comer estos:
3 cualquier animal de pezuña partida, hendida en mitades y que rumia,
sí lo podréis comer.
4 Pero entre los que rumian o tienen pezuña hendida, no comeréis:
camello, pues aunque rumia, no tiene partida la pezuña; será impuro para
vosotros;
5 ni damán, porque rumia, pero no tiene partida la pezuña; será
impuro para vosotros:
6 ni liebre porque rumia, pero no tiene la pezuña partida; será impura
para vosotros;
7 ni cerdo, pues aunque tiene la pezuña partida, hendida en mitades,
no rumia; será impuro para vosotros.
8 No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; serán impuros para
vosotros.
9 De entre todos los animales que viven en las aguas, podréis comer
éstos: cuantos tienen aletas y escamas sean de mar o río, los podréis comer.
10 Pero serán cosa abominable para vosotros todos los que carezcan
de aletas y escamas, entre todos los que bullen en las aguas, en mares y ríos,
y entre todos los demás animales que viven en el agua.
11 Serán abominables para vosotros: no comeréis su carne y tendréis
sus cadáveres como abominables.
12 Tendréis por abominable todo cuanto en las aguas carece de aletas
y escamas.
13 Las siguientes de entre las aves tendréis por inmundas, y no podrán
comer por ser abominación: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina,
14 el buitre, el halcón en todas sus especies,
15 toda clase de cuervos,16 el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán en todas sus especies,
17 el búho, el somormujo, el ibis,
18 el cisne, el pelícano, el calamón,
19 la cigüeña, la garza en todas sus especies, la abubilla y el
murciélago.
20 Será abominable para vosotros todo bicho alado que anda sobre
cuatro patas.
21 Pero de todos los bichos alados que andan sobre cuatro patas,
podréis comer aquellos que además de sus cuatro patas tienen zancas para
saltar con ellas sobre el suelo.
22 De ellos podréis comer: la langosta en sus diversas especies y toda
clase de solam, de jargol y de jagab.
23 Cualquier otro bicho alado de cuatro patas será para vosotros
abominable.
24 Por estos animales podéis contraer impureza. El que toque su
cadáver quedará impuro hasta la tarde.
25 El que levante alguno de sus cadáveres tendrá que lavar sus
vestidos y quedará impuro hasta la tarde.
26 Asimismo todos los animales que tienen pezuña no partida en dos
uñas y no rumian, serán impuros para vosotros. Todo aquel que los toque
quedará impuro.
27 De entre los cuadrúpedos os serán impuros todos los que andan
sobre las plantas de sus pies. El que toque sus cadáveres quedará impuro
hasta la tarde.
28 El que levante el cadáver de uno de ellos tendrá que lavar sus
vestidos, y quedará impuro hasta la tarde; son impuros para vosotros.
29 De entre los bichos pequeños que andan arrastrándose por el suelo
serán impuros para vosotros: la comadreja, el ratón el lagarto en sus
diversas especies,
30 el erizo, el cocodrilo, el camaleón, la salamandra y el topo.
31 Entre todos los bichos, éstos serán impuros para vosotros. Todo el
que toque su cadáver quedará impuro hasta la tarde.
32 Quedará impuro cualquier objeto sobre el que caiga uno de sus
cadáveres; ya sea un instrumento de madera, o un vestido, una piel, un saco
o cualquier utensilio. Será metido en agua y quedará impuro.
33 Si cae uno de estos cadáveres en una vasija de barro, cuanto haya
dentro de ella quedará impuro y romperéis la vasija.
34 Toda cosa comestible preparada con dicha agua será impura, y toda
bebida que se beba en una de esas vasijas será impura.
35 Cualquier objeto sobre el que caiga alguno de esos cadáveres
quedará impuro: el horno y el doble fogón serán derribados; son impuros y
los tendréis por impuros.
36 (Solamente las fuentes y cisternas, donde se recogen las aguas,
permanecerán puras), pero el que toque sus cadáveres quedará impuro.
37 De igual manera cuando caiga alguno de esos cadáveres sobre una
semilla que va a sembrarse, quedará pura;38 mas si cayese alguno de esos cadáveres sobre semilla mojada, la
tendréis por impura.
39 Cuando muera uno de aquellos animales de los que podéis comer,
el que toque su cadáver quedará impuro hasta la tarde.
40 El que coma carne de ese cadáver deberá lavar sus vestidos y
quedará impuro hasta la tarde. Y el que levante ese cadáver habrá de lavar
sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde.
41 Todo bicho que anda arrastrándose sobre la tierra es cosa
abominable; no se podrá comer.
42 No comeréis ningún animal de los que caminan sobre su vientre o
sobre cuatro patas o sobre muchos pies, es decir, ningún bicho que se
arrastra por el suelo, porque son abominación.
43 No os hagáis inmundos con ninguna clase de bicho que se arrastra,
ni os hagáis impuros con ellos, para que no os contaminéis por su causa.
44 Porque yo soy Yahveh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues
yo soy santo. No os haréis impuros con ninguno de esos bichos que se
arrastran por el suelo.
45 Pues yo soy Yahveh, el que os he subido de la tierra de Egipto,
para ser vuestro Dios. Sed, pues, santos porque yo soy santo.
46 Esta es la ley acerca de los animales, de las aves, y de todos los
seres vivientes que se mueven en el agua, y de todos los que andan
arrastrándose sobre la tierra;
47 para que hagáis distinción entre lo impuro y lo puro, entre el
animal que puede comerse y el que no puede comerse.
Salmo 56 (55)
(1) = Del maestro de coro. Según: «La opresión de los príncipes
lejanos». De David. A media voz. Cuando los filisteos se apoderaron de él
en Gat. = 1 (2) Tenme piedad, oh Dios, porque me pisan, todo el día
hostigándome me oprimen.
2 (3) Me pisan todo el día los que me asechan, innumerables son los
que me hostigan en la altura.
3 (4) El día en que temo, en ti confío.
4 (5) En Dios, cuya palabra alabo, en Dios confío y ya no temo, ¿qué
puede hacerme un ser de carne?
5 (6) Todo el día retuercen mis palabras, todos sus pensamientos son
de hacerme mal;
6 (7) se conjuran, se ocultan, mis pisadas observan, como para atrapar
mi alma.
7 (8) Por su iniquidad, ¿habrá escape para ellos? ¡Abate, oh Dios, a
los pueblos en tu cólera!
8 (9) De mi vida errante llevas tú la cuenta, ¡recoge mis lágrimas en
tu odre!
9 (10) Entonces retrocederán mis enemigos, el día en que yo clame.
Yo sé que Dios está por mí.
10 (11) En Dios, cuya palabra alabo, en Yahveh, cuya palabra alabo,
11 (12) en Dios confío y ya no temo, ¿qué puede hacerme un
hombre?
12 (13) A mi cargo, oh Dios, los votos que te hice: sacrificios te
ofreceré de acción de gracias,
13 (14) pues tú salvaste mi alma de la muerte, para que marche ante
la faz de Dios, en la luz de los vivos.
Salmo 57 (56)
(1) = Del maestro de coro. «No destruyas.» De David. A media voz.
Cuando, huyendo de Saúl, se escondió en la cueva. =
1 (2) Tenme piedad, oh Dios, tenme piedad, que en ti se cobija mi
alma; a la sombra de tus alas me cobijo hasta que pase el infortunio.
2 (3) Invoco al Dios Altísimo, al Dios que tanto hace por mí.
3 (4) Mande desde los cielos y me salve, confunda a quien me pisa,
envíe Dios su amor y su verdad. = Pausa. =
4 (5) Mi alma está tendida en medio de leones, que devoran a los hijos
de Adán; sus dientes son lanzas y saetas, su lengua, una espada acerada.
5 (6) ¡Alzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu gloria
6 (7) Tendían ellos una red bajo mis pasos, mi alma se doblaba; una
fosa cavaron ante mí, ¡cayeron ellos dentro! = Pausa. =
7 (8) A punto está mi corazón, oh Dios, mi corazón a punto; voy a
cantar, voy a salmodiar,
8 (9) ¡gloria mía, despierta!, ¡despertad, arpa y cítara!, ¡a la aurora he
de despertar! 9 (10) Te alabaré entre los pueblos, Señor, te salmodiaré entre las
gentes;
10 (11) porque tu amor es grande hasta los cielos, tu verdad hasta las
nubes.
11 (12) ¡Álzate, oh Dios, sobre los cielos, sobre toda la tierra, tu
gloria!
Salmo 58 (57)
(1) = Del maestro de coro. «No destruyas.» De David. A media voz. =
1 (2) ¿De veras, dioses, pronunciáis justicia, juzgáis según derecho a
los hijos de Adán?
2 (3) No. que de corazón cometéis injusticias, con vuestras manos
pesáis la violencia en la tierra.
3 (4) Torcidos están desde el seno los impíos, extraviados desde el
vientre los que dicen mentira;
4 (5) tienen veneno como veneno de serpiente, como el de un áspid
sordo que se tapa el oído,
5 (6) que no oye la voz de los encantadores, del mago experto en el
encanto.
6 (7) ¡Oh Dios, rompe sus dientes en su boca, quiebra, Yahveh, las
muelas de los leoncillos.
7 (8) ¡Dilúyanse como aguas que se pasan, púdranse como hierba que
se pisa.
8 (9) como limaco que marcha deshaciéndose, como aborto de mujer
que no contempla el sol!
9 (10) ¡Antes que espinas echen, como la zarza, verde o quemada, los
arrebate el torbellino!
10 (11) Se alegrará el justo de haber visto la venganza, sus pies bañará
en la sangre del impío;
11 (12) y se dirá: «Sí, hay un fruto para el justo; sí, hay un Dios que
juzga en la tierra.»
Hechos 1

1 El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y
enseñó desde un principio
2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio
del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo.
3 A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles
muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y
hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios.
4 Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen
de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí:
5 Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el
Espíritu Santo dentro de pocos días».
6 Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este
momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?»
7 El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el
momento que ha fijado el Padre con su autoridad,
8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre
vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y
hasta los confines de la tierra.»
9 Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le
ocultó a sus ojos.
10 Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les
aparecieron dos hombres vestidos de blanco
11 que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este
que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis
visto subir al cielo.»
12 Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los
Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático.
13 Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían,
Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo;
Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago.
14 Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en
compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos.15 Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los
hermanos – el número de los reunidos era de unos ciento veinte – y les dijo:
16 «Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el
Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que
fue guía de los que prendieron a Jesús.
17 Porque él era uno de los nuestros y obtuvo un puesto en este
ministerio.
18 Este, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y
cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus
entrañas. –
19 Y esto fue conocido por todos los habitantes de Jerusalén de forma
que el campo se llamó en su lengua Haqueldamá, es decir: “Campo de
Sangre” –
20 Pues en el libro de los Salmos está escrito: = Quede su majada
desierta, y no haya quien habite en ella. = Y también: = Que otro reciba su
cargo. =
21 «Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con
nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros,
22 a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado,
uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.»
23 Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre
Justo, y a Matías.
24 Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de
todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido,
25 para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas
desertó para irse adonde le correspondía.»
26 Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, que fue agregado al
número de los doce apóstoles.
Hechos 2
1 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo
lugar.
2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.
3 Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y
se posaron sobre cada uno de ellos;
4 quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en
otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
5 Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de
todas las naciones que hay bajo el cielo.
6 Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor
al oírles hablar cada uno en su propia lengua.
7 Estupefactos y admirados decían: «¿Es que no son galileos todos
estos que están hablando?
8 Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua
nativa?9 Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea,
Capadocia, el Ponto, Asia,
10 Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene,
forasteros romanos,
11 judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en
nuestra lengua las maravillas de Dios.»
12 Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros:
«¿Qué significa esto?»
13 Otros en cambio decían riéndose: «¡Están llenos de mosto!»
14 Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les
dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro
y prestad atención a mis palabras:
15 No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora
tercia del día,
16 sino que es lo que dijo el profeta:
17 = Sucederá = en los últimos días, dice Dios: = Derramaré mi
Espíritu sobre toda carne, = y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. =
18 = Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi
Espíritu. =
19 = Haré prodigios = arriba = en el cielo = y señales abajo = en la
tierra. =
20 = El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que
llegue el Día grande del Señor. =
21 = Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. =
22 «Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre
acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que
Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis,
23 a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo
conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano
de los impíos;
24 a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades,
pues no era posible que quedase bajo su dominio;
25 porque dice de él David: = Veía constantemente al Señor delante
de mí, puesto que está a mi derecha, para que no vacile. =
26 = Por eso se ha alegrado mi corazón y se ha alborozado mi lengua,
y hasta mi carne reposará en la esperanza =
27 = de que no abandonarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu
santo experimente la corrupción. =
28 = Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con
tu rostro. =
29 «Hermanos, permitidme que os diga con toda libertad cómo el
patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros
hasta el presente.30 Pero como él era profeta y sabía que Dios = le había asegurado =
con juramento = que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre,
31 vio a lo lejos y habló de la resurrección de Cristo, que = ni fue
abandonado en el Hades = ni su carne = experimentó la corrupción. =
32 A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos
testigos.
33 Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu
Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís.
34 Pues David no subió a los cielos y sin embargo dice: = Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra =
35 = hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. =
36 «Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha
constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado.»
37 Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los
demás apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?»
38 Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga
bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo;
39 pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y = para =
todos = los que están lejos, = para cuantos = llame el Señor = Dios
nuestro.»
40 Con otras muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: «Salvaos
de esta generación perversa.»
41 Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les
unieron unas 3.000 almas.
42 Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la
comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.
43 El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban
muchos prodigios y señales.
44 Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común;
45 vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre
todos, según la necesidad de cada uno.
46 Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un
mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con
alegría y sencillez de corazón.
47 Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El
Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar.
Hechos 1
1 El primer libro lo escribí, Teófilo, sobre todo lo que Jesús hizo y
enseñó desde un principio
2 hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio
del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue llevado al cielo.
3 A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles
muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y
hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios.
4 Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen
de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí:
5 Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el
Espíritu Santo dentro de pocos días».
6 Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este
momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?»
7 El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el
momento que ha fijado el Padre con su autoridad,
8 sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre
vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y
hasta los confines de la tierra.»
9 Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le
ocultó a sus ojos.
10 Estando ellos mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les
aparecieron dos hombres vestidos de blanco
11 que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este
que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis
visto subir al cielo.»
12 Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los
Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático.
13 Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían,
Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo;
Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago.
14 Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en
compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos.15 Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los
hermanos – el número de los reunidos era de unos ciento veinte – y les dijo:
16 «Hermanos, era preciso que se cumpliera la Escritura en la que el
Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que
fue guía de los que prendieron a Jesús.
17 Porque él era uno de los nuestros y obtuvo un puesto en este
ministerio.
18 Este, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y
cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus
entrañas. –
19 Y esto fue conocido por todos los habitantes de Jerusalén de forma
que el campo se llamó en su lengua Haqueldamá, es decir: “Campo de
Sangre” –
20 Pues en el libro de los Salmos está escrito: = Quede su majada
desierta, y no haya quien habite en ella. = Y también: = Que otro reciba su
cargo. =
21 «Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con
nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros,
22 a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado,
uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección.»
23 Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre
Justo, y a Matías.
24 Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de
todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido,
25 para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas
desertó para irse adonde le correspondía.»
26 Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, que fue agregado al
número de los doce apóstoles.
Hechos 2
1 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo
lugar.
2 De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban.
3 Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y
se posaron sobre cada uno de ellos;
4 quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en
otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
5 Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de
todas las naciones que hay bajo el cielo.
6 Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor
al oírles hablar cada uno en su propia lengua.
7 Estupefactos y admirados decían: «¿Es que no son galileos todos
estos que están hablando?
8 Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua
nativa?9 Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea,
Capadocia, el Ponto, Asia,
10 Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene,
forasteros romanos,
11 judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en
nuestra lengua las maravillas de Dios.»
12 Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros:
«¿Qué significa esto?»
13 Otros en cambio decían riéndose: «¡Están llenos de mosto!»
14 Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les
dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro
y prestad atención a mis palabras:
15 No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora
tercia del día,
16 sino que es lo que dijo el profeta:
17 = Sucederá = en los últimos días, dice Dios: = Derramaré mi
Espíritu sobre toda carne, = y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;
vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. =
18 = Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi
Espíritu. =
19 = Haré prodigios = arriba = en el cielo = y señales abajo = en la
tierra. =
20 = El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que
llegue el Día grande del Señor. =
21 = Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. =
22 «Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre
acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que
Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis,
23 a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo
conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano
de los impíos;
24 a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades,
pues no era posible que quedase bajo su dominio;
25 porque dice de él David: = Veía constantemente al Señor delante
de mí, puesto que está a mi derecha, para que no vacile. =
26 = Por eso se ha alegrado mi corazón y se ha alborozado mi lengua,
y hasta mi carne reposará en la esperanza =
27 = de que no abandonarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu
santo experimente la corrupción. =
28 = Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con
tu rostro. =
29 «Hermanos, permitidme que os diga con toda libertad cómo el
patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros
hasta el presente.30 Pero como él era profeta y sabía que Dios = le había asegurado =
con juramento = que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre,
31 vio a lo lejos y habló de la resurrección de Cristo, que = ni fue
abandonado en el Hades = ni su carne = experimentó la corrupción. =
32 A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos
testigos.
33 Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu
Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís.
34 Pues David no subió a los cielos y sin embargo dice: = Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra =
35 = hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. =
36 «Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha
constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado.»
37 Al oír esto, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los
demás apóstoles: «¿Qué hemos de hacer, hermanos?»
38 Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga
bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo;
39 pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y = para =
todos = los que están lejos, = para cuantos = llame el Señor = Dios
nuestro.»
40 Con otras muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: «Salvaos
de esta generación perversa.»
41 Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les
unieron unas 3.000 almas.
42 Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la
comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.
43 El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban
muchos prodigios y señales.
44 Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común;
45 vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre
todos, según la necesidad de cada uno.
46 Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un
mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con
alegría y sencillez de corazón.
47 Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El
Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar.