# 125

Isaías 23

1 Oráculo sobre Tiro. Ululad, naves de Tarsis, porque ha sido
destruida vuestra fortaleza. De vuelta del país de Kittim les ha sido
descubierto.
2 Quedad mudos, habitantes de la costa, mercaderes de Sidón, cuyos
viajantes atravesaban el mar
3 por las aguas inmensas. La siembra del canal, la siega del Nilo, era
su riqueza, y ella era el mercado de las naciones.
4 Avergüénzate, Sidón, porque ha dicho la mar: «No tuve dolores ni di
a luz, ni crié mancebos, ni eduqué doncellas.»
5 En cuanto se oiga la nueva en Egipto, se dolerán de las nuevas de
Tiro.
6 Pasad a Tarsis, ululad, habitantes de la costa:
7 ¿Es ése vuestro emporio arrogante, de remota antigüedad, cuyos pies
le llevaron lejos en sus andanzas?
8 ¿Quién ha planeado esto contra Tiro, la coronada cuyos
comerciantes eran príncipes, cuyos traficantes eran nobles de la tierra?
9 Es Yahveh Sebaot quien ha planeado profanar el orgullo de toda su
magnificencia y envilecer a todos los nobles de la tierra.
10 Cultiva tu tierra, hija de Tarsis: no hay puerto ya.
11 Su mano extendió él sobre la mar, hizo estremecer los reinos.
Yahveh mandó respecto a Canaán, demoler sus castillos,
12 y dijo: No vuelvas más a rebullir, doncella oprimida, hija de Sidón.
Levántate y vete a Kittim, que tampoco allí tendrás reposo.
13 Ahí tienes la tierra de los caldeos; no eran un pueblo; Asur la fundó
para las bestias del desierto. Levantaron torres de asalto, demolieron sus
alcázares, la convirtieron en ruinas.
14 Ululad, naves de Tarsis, porque ha sido destruida vuestra fortaleza.
15 Aquel día quedará en olvido Tiro durante setenta años. En los días
de otro rey, al cabo de setenta años, le sucederá a Tiro como en la canción
de la ramera:
16 «Toma el arpa, rodea la ciudad, ramera olvidada: tócala bien, canta
a más y mejor, para que seas recordada.»
17 Bien, al cabo de los setenta años visitará Yahveh a Tiro, y ella
volverá a su ganancia y se prostituirá a todos los reinos de la tierra sobre la
haz de la tierra.
18 Será su mercadería y su ganancia consagrada a Yahveh. No será
atesorada ni almacenada, sino que para los que moren delante de Yahveh
será su mercadería, para comer a saciedad y para cubrirse espléndidamente.

Isaías 24

1 He aquí que Yahveh estraga la tierra, la despuebla, trastorna su
superficie y dispersa a los habitantes de ella:
2 al pueblo como al sacerdote; al siervo como al señor; a la criada
como a su señora; al que compra como al que vende; al que presta como al
prestatario; al acreedor como a su deudor.
3 Devastada será la tierra y del todo saqueada, porque así ha hablado
Yahveh.
4 En duelo se marchitó la tierra, se amustia, se marchita el orbe, el
cielo con la tierra se marchita.
5 La tierra ha sido profanada bajo sus habitantes, pues traspasaron las
leyes, violaron el precepto, rompieron la alianza eterna.
6 Por eso una maldición ha devorado la tierra, y tienen la culpa los que
habitan en ella. Por eso han sido consumidos los habitantes de la tierra, y
quedan pocos del linaje humano.
7 El mosto estaba triste, la viña mustia: se trocaron en suspiros todas
las alegrías del corazón.
8 Cesó el alborozo de los tímpanos, suspendióse el estrépito de los
alegres, cesó el alborozo del arpa.
9 No beben vino cantando: amarga el licor a sus bebedores.
10 Ha quedado la villa vacía, ha sido cerrada toda casa, y no se puede
entrar.
11 Se lamentan en las calles por el vino. Desapareció toda alegría,
emigró el alborozo de la tierra.
12 Ha quedado en la ciudad soledad, y de desolación está herida la
puerta.
13 Porque en medio de la tierra, en mitad de los pueblos, pasa como
en el vareo del olivo, como en los rebuscos cuando acaba la vendimia.
14 Ellos levantan su voz y lanzan hurras; la majestad de Yahveh
aclaman desde el mar.
15 Por eso, en Oriente glorificad a Yahveh, en las islas del mar el
nombre de Yahveh, Dios de Israel.
16 Desde el confín de la tierra cánticos hemos oído: «¡Gloria al
justo!» Y digo: «¡Menguado de mí, menguado de mí! ¡Ay de mí, y de estos
malvados que hacen maldad, los malvados que han consumado la maldad!»
17 ¡Pánico, hoya y trampa contra ti, morador de la tierra!
18 Sucederá que el que escape del pánico, caerá en la hoya, y el que
suba de la hoya, será preso en la trampa. Porque las esclusas de lo alto han
sido abiertas, y se estremecen los cimientos de la tierra,
19 Estalla, estalla la tierra, se hace pedazos la tierra, sacudida se
bambolea la tierra,
20 vacila, vacila la tierra como un beodo, se balancea como una
cabaña; pesa sobre ella su rebeldía, cae, y no volverá a levantarse.
21 Aquel día castigará Yahveh al ejército de lo alto en lo alto y a los
reyes de la tierra en la tierra;
22 serán amontonados en montón los prisioneros en el pozo, serán
encerrados en la cárcel y al cabo de muchos días serán visitados.
23 Se afrentará la luna llena, se avergonzará el pleno sol, cuando reine
Yahveh Sebaot en el monte Sión y en Jerusalén, y esté la Gloria en
presencia de sus ancianos.

Isaías 25

1 Yahveh, tú eres mi Dios, yo te ensalzo, alabo tu nombre, porque has
hecho maravillas y planes muy de antemano que no fallan.
2 Porque has puesto la ciudad como un majano, y la villa fortificada,
hecha como una ruina; el alcázar de orgullosos no es ya ciudad, y nunca
será reedificado.
3 Por eso te glorificará un pueblo poderoso, villa de gentes despóticas
te temerá.
4 Porque fuiste fortaleza para el débil, fortaleza para el pobre en su
aprieto, parapeto contra el temporal, sombra contra el calor. Porque el
aliento de los déspotas es como lluvia de invierno.
5 Como calor en sequedal humillarás el estrépito de los poderosos;
como el calor a la sombra de una nube, el himno de los déspotas se
debilitará.
6 Hará Yahveh Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de
manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos
depurados;
7 consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la
cobertura que cubre a todos los gentes;
8 consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh
las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre
toda la tierra, porque Yahveh ha hablado.
9 Se dirá aquel día: «Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos
salve; éste es Yahveh en quien esperábamos; nos regocijamos y nos
alegramos por su salvación.»
10 Porque la mano de Yahveh reposará en este monte, Moab será
aplastado en su sitio como se aplasta la paja en el muladar.
11 Extenderá en medio de él sus manos como las extiende el nadador
al nadar, pero Yahveh abajará su altivez y el esfuerzo de sus manos.
12 La fortificación inaccesible de tus murallas derrocará, abajará, la
hará tocar la tierra, hasta el polvo.

Isaías 26

1 Aquel día se cantará este cantar en tierra de Judá: «Ciudad fuerte
tenemos; para protección se le han puesto murallas y antemuro.
2 Abrid las puertas, y entrará una gente justa que guarda fidelidad;
3 de ánimo firme y que conserva la paz, porque en ti confió.
4 Confiad en Yahveh por siempre jamás, porque en Yahveh tenéis una
Roca eterna.
5 Porque él derroca a los habitantes de los altos, a la villa inaccesible;
la hace caer, la abaja hasta la tierra, la hace tocar el polvo;
6 la pisan pies, pies de pobres, pisadas de débiles.»
7 La senda del justo es recta; tú allanas la senda recta del justo.
8 Pues bien, en la senda de tus juicios te esperamos, Yahveh; tu
nombre y tu recuerdo son el anhelo del alma.
9 Con toda mi alma te anhelo en la noche, y con todo mi espíritu por
la mañana te busco. Porque cuando tú juzgas a la tierra, aprenden justicia
los habitantes del orbe.
10 Aunque se haga gracia al malvado, no aprende justicia; en tierra
recta se tuerce, y no teme la majestad de Yahveh.
11 Yahveh, alzada está tu mano, pero no la ven; verán tu celo por el
pueblo y se avergonzarán, tu ira ardiente devorará a tus adversarios.
12 Yahveh, tú nos pondrás a salvo, que también llevas a cabo todas
nuestras obras.
13 Yahveh, Dios nuestro, nos han dominado otros señores fuera de ti,
pero no recordaremos otro Nombre sino el tuyo.
14 Los muertos no vivirán, las sombras no se levantarán, pues los has
castigado, los has exterminado y has borrado todo recuerdo de ellos.
15 Has aumentado la nación, Yahveh, has aumentado la nación y te
has glorificado, has ampliado todos los límites del país.
16 Yahveh, en el aprieto de tu castigo te buscamos; la angustia de la
opresión era tu castigo para nosotros.
17 Como cuando la mujer encinta está próxima al parto sufre, y se
queja en su trance, así éramos nosotros delante de ti, Yahveh.
18 Hemos concebido, tenemos dolores como si diésemos a luz viento;
pero no hemos traído a la tierra salvación, y no le nacerán habitantes al
orbe.
19 Revivirán tus muertos, tus cadáveres resurgirán, despertarán y
darán gritos de júbilo los moradores del polvo; porque rocío luminoso es tu
rocío, y la tierra echará de su seno las sombras.
20 Vete, pueblo mío, entra en tus cámaras y cierra tu puerta tras de ti,
escóndete un instante hasta que pase la ira.
21 Porque he ahí a Yahveh que sale de su lugar a castigar la culpa de
todos los habitantes de la tierra contra él; descubre la tierra sus manchas de
sangre y no tapa ya a sus asesinados.

Isaías 27

1 Aquel día castigará Yahveh con su espada dura, grande, fuerte, a
Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al
dragón que hay en el mar.
2 Aquel día se dirá: Viña deliciosa, cantadla.
3 Yo, Yahveh, soy su guardián. A su tiempo la regaré. Para que no se
la castigue, de noche y de día la guardaré.
4 – Ya no tengo muralla. ¿Quién me ha convertido en espinos y
abrojos? – Yo les haré guerra y los pisotearé, los quemaré todos a una,
5 o que se acojan a mi amparo, que hagan la paz conmigo, que
conmigo hagan la paz.
6 En los días que vienen arraigará Jacob, echará Israel flores y frutos,
y se llenará la haz de la tierra de sus productos.
7 ¿Acaso le ha herido como hirió a quien le hería? ¿ha sido muerto él
como fueron muertos sus matadores?
8 Te querellaste con ella y la echaste, la despediste; la echó con su
aliento áspero como viento de Oriente.
9 En verdad, con esto sería expiada la culpa de Jacob, y éste sería todo
el fruto capaz de apartar su pecado; dejar todas las piedras que le sirven de
ara de altar como piedras de cal desmenuzadas. Cipos y estelas del sol no se
erigirán,
10 pues la ciudad fortificada ha quedado solitaria, mansión dejada y
abandonada como un desierto donde el novillo pace, se tumba y ramonea.
11 Cuando se seca su ramaje es quebrado en astillas: vienen mujeres y
le prenden fuego. Por no ser éste un pueblo inteligente, por eso no le tiene
piedad su Hacedor, su Plasmador no le otorga gracia.
12 Aquel día vareará Yahveh desde la corriente del Río hasta el
torrente de Egipto, y vosotros seréis reunidos de uno en uno, hijos de Israel.
13 Aquel día se tocará un cuerno grande, y vendrán los perdidos por
tierra de Asur y los dispersos por tierra de Egipto, y adorarán a Yahveh en
el monte santo de Jerusalén.

Isaías 28

1 ¡Ay, corona de arrogancia – borrachos de Efraím – y capullo
marchito – gala de su adorno – que está en el cabezo del valle fértil,
aficionados al vino!
2 He aquí que uno, fuerte y robusto, enviado por el Señor, como una
granizada, como huracán devastador, como aguacero torrencial de
desbordadas aguas, los echará a tierra con la mano.
3 Con los pies será hollada la corona de arrogancia, los borrachos de
Efraím,
4 y el capullo marchito, gala de su adorno, que está en el cabezo del
valle fértil; y serán como la breva que precede al verano, que, en cuanto la
ve uno, la toma con la mano y se la come.
5 Aquel día será Yahveh Sebaot corona de gala, diadema de adorno
para el resto de su pueblo,
6 espíritu de juicio para el que se siente en el tribunal, y energía para
los que rechazan hacia la puerta a los atacantes.
7 También ésos por el vino desatinan y por el licor divagan:
sacerdotes y profetas desatinan por el licor, se ahogan en vino, divagan por
causa del licor, desatinan en sus visiones, titubean en sus decisiones.
8 Porque todas las mesas están cubiertas de vómito asqueroso, sin
respetar sitio.
9 «¿A quién se instruirá en el conocimiento? ¿a quién se le hará
entender lo que oye? A los recién destetados, a los retirados de los pechos.
10 Porque dice: = Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la cau, zeer
sam, zeer sam. =»
11 Sí, con palabras extrañas y con lengua extranjera hablará a este
pueblo
12 él, que les había dicho: «¡Ahora, descanso! Dejad reposar al
fatigado. ¡Ahora, calma!» Pero ellos no han querido escuchar.
13 Ahora Yahveh les dice: «= Sau la sau, sau la sau, cau la cau, cau la
cau, zeer sam, zeer sam =», de suerte que vayan y caigan hacia atrás y se
fracturen, caigan en la trampa y sean presos.
14 Por tanto oíd la palabra de Yahveh, hombres burlones, señores de
este pueblo de Jerusalén.
15 Porque habéis dicho: «Hemos celebrado alianza con la muerte, y
con el seol hemos hecho pacto, cuando pasare el azote desbordado, no nos
alcanzará, porque hemos puesto la mentira por refugio nuestro y en el
engaño nos hemos escondido.»
16 Por eso, así dice el Señor Yahveh: «He aquí que yo pongo por
fundamento en Sión una piedra elegida, angular, preciosa y fundamental:
quien tuviere fe en ella no vacilará.
17 Pondré la equidad como medida y la justicia como nivel.» Barrerá
el granizo el refugio de mentira y las aguas inundarán el escondite.
18 Será rota vuestra alianza con la muerte y vuestro pacto con el seol
no se mantendrá. Cuando pasare el azote desbordado, os aplastará.
19 Siempre que pase os alcanzará. Porque mañana tras mañana pasará,
de día y de noche, y habrá estremecimiento sólo con oírlo.
20 La cama será corta para poder estirarse y el cobertor será estrecho
para poder taparse.
21 Porque como en el monte Perasim surgirá Yahveh, como en el
valle de Gabaón se enfurecerá para hacer su acción, su extraña acción, y
para trabajar su trabajo, su exótico trabajo.
22 Ahora no os burléis, no sea que se aprieten vuestras ligaduras.
Porque cosa concluida y decidida he oído de parte de Yahveh Sebaot,
tocante a toda la tierra.
23 Escuchad y oíd mi voz, atended y oíd mi palabra.
24 ¿Acaso cada día ara al arador para sembrar, abre y rompe su
terreno?
25 Luego que ha igualado su superficie, ¿no esparce la neguilla, y
desparrama el comino, y pone trigo, cebada y espelta, cada cosa en su
tablar?
26 Quien le enseña esta usanza, quien le instruye es su Dios.
27 Porque no con el trillo es trillada la neguilla, ni se hace girar rueda
de carreta sobre el comino; sino que con el bastón es apaleada la neguilla, y
el comino con la vara.
28 ¿Se tritura el grano? No. No se le trilla indefinidamente; se hace
girar la rueda de la carreta, y se le limpia, pero sin triturarlo.
29 También esto de Yahveh Sebaot ha salido: trazar un plan
maravilloso, llevar a un gran acierto.

Isaías 29

1 ¡Ay, Ariel, Ariel, villa donde acampó David! Añadid año sobre año,
las fiestas completen su ciclo,
2 y pondré en angustias a Ariel, y habrá llanto y gemido. Ella será
para mí un Ariel;
3 acamparé en círculo contra ti, estrecharé contra ti la estacada, y
levantaré contra ti trinchera;
4 serás abatida, desde la tierra hablarás, por el polvo será ahogada tu
palabra, tu voz será como un espectro de la tierra, y desde el polvo tu
palabra será como un susurro.
5 Y será como polvareda fina la turba de tus soberbios, y como tamo
que pasa la turba de tus potentados. Sucederá que, de un momento a otro,
6 de parte de Yahveh Sebaot serás visitada con trueno, estrépito y
estruendo, turbión, ventolera y llama de fuego devoradora,
7 Será como un sueño, visión nocturna, la turba de todas las gentes
que guerrean contra Ariel, todas sus milicias y las máquinas de guerra que
la oprimen.
8 Será como cuando el hambriento sueña que está comiendo, pero
despierta y tiene el estómago vacío; como cuando el sediento sueña que está
bebiendo, pero se despierta cansado y sediento. Así será la turba de todas
las gentes, que guerrean contra el monte Sión.
9 Idiotizaos y quedad idiotas, cegaos y quedad ciegos; emborrachaos,
pero no de vino, tambaleaos, y no por el licor.
10 Porque ha vertido sobre vosotros Yahveh espíritu de sopor, he
pegado vuestros ojos (profetas) y ha cubierto vuestras cabezas (videntes).
11 Toda revelación será para vosotros como palabras de un libro
sellado, que da uno al que sabe leer diciendo: «Ea, lee eso»; y dice el otro:
«No puedo, porque está sellado»;
12 y luego pone el libro frente a quien no sabe leer, diciendo: «Ea, lee
eso»; y dice éste: «No sé leer»
13 Dice el Señor: Por cuanto ese pueblo se me ha allegado con su
boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos
de mí, y el temor que me tiene son preceptos enseñados por hombres,
14 por eso he aquí que yo sigo haciendo maravillas con ese pueblo,
haciendo portentosas maravillas; perderé la sabiduría de sus sabios, y
eclipsaré el entendimiento de sus entendidos.
15 Ay de los que se esconden de Yahveh para ocultar sus planes, y
ejecutan sus obras en las tinieblas, y dicen: «¿Quién nos ve, quién nos
conoce?»
16 ¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga
la obra a su hacedor: «No me ha hecho», y la vasija diga de su alfarero: «No
entiende el oficio?»
17 ¿Acaso no falta sólo un poco, para que el Líbano se convierta en
vergel, y el vergel se considere una selva?
18 Oirán aquel día los sordos palabras de un libro, y desde la tiniebla
y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán,
19 los pobres volverán a alegrarse en Yahveh, y los hombres más
pobres en el Santo de Israel se regocijarán.
20 Porque se habrán terminado los tiranos, se habrá acabado el
hombre burlador, y serán exterminados todos los que desean el mal;
21 los que declaran culpable a otro con su palabra, y tienden lazos al
que juzga en la puerta, y desatienden al justo por una nonada.
22 Por tanto, así dice Yahveh, Dios de la casa de Jacob, el que rescató
a Abraham: «No se avergonzará en adelante Jacob, ni en adelante su rostro
palidecerá;
23 porque en viendo a sus hijos, las obras de mis manos, en medio de
él, santificarán mi Nombre.» Santificarán al Santo de Jacob, y al Dios de
Israel tendrán miedo.
24 Los descarriados alcanzarán inteligencia, y los murmuradores
aprenderán doctrina.

Isaías 30

1 ¡Ay de los hijos rebeldes – oráculo de Yahveh – para ejecutar planes,
que no son míos, y para hacer libaciones de alianza, mas no a mi aire,
amontonando pecado sobre pecado!
2 Los que bajan a Egipto sin consultar a mi boca, para buscar apoyo
en la fuerza de Faraón y ampararse a la sombra de Egipto.
3 La fuerza del Faraón se os convertirá en vergüenza, y el amparo de
la sombra de Egipto, en confusión.
4 Cuando estuvieron en Soán sus jefes, y cuando sus emisarios
llegaron a Janés,
5 todos llevaron presentes a un pueblo que les será inútil, a un pueblo
que no sirve de ayuda – ni de utilidad – sino de vergüenza y de oprobio.
6 Oráculo sobre los animales del Négueb. Por tierra de angustia y
aridez, de leona y de león rugiente, de áspid y dragón volador, llevan a
lomos de pollinos su riqueza, y sobre jiba de camellos sus tesoros hacia un
pueblo que no les será útil,
7 a Egipto, cuyo apoyo es huero y vano. Por eso he llamado a ese
pueblo «Ráhab la cesante.»
8 Ahora ven, escríbelo en una tablilla, grábalo en un libro, y que dure
hasta el último día, para testimonio hasta siempre:
9 Que es un pueblo terco, criaturas hipócritas, hijos que no aceptan
escuchar la instrucción de Yahveh;
10 que han dicho a los videntes: «No veáis»; y a los visionarios: «No
veáis para nosotros visiones verdaderas; habladnos cosas halagüeñas,
contemplad ilusiones.
11 Apartaos del camino, desviaos de la ruta, dejadnos en paz del Santo
de Israel.»
12 Por tanto, así dice el Santo de Israel: Por cuanto habéis rechazado
vosotros esta palabra, y por cuanto habéis fiado en lo torcido y perverso y
os habéis apoyado en ello,
13 por eso será para vosotros esta culpa como brecha ruinosa en una
alta muralla, cuya quiebra sobrevendrá de un momento a otro,
14 y va a ser su quiebra como la de una vasija de alfarero, rota sin
compasión, en la que al romperse no se encuentra una sola tejoleta bastante
grande para tomar fuego del hogar o para extraer agua del aljibe.
15 Porque así dice el Señor Yahveh, el Santo de Israel: «Por la
conversión y calma seréis liberados, en el sosiego y seguridad estará vuestra
fuerza.» Pero no aceptasteis,
16 sino que dijisteis: «No, huiremos a caballo.» ¡Pues, bien, huid! Y
«sobre rápidos carros montaremos». ¡Pues bien, rápidamente seréis
perseguidos!
17 Mil temblarán ante la amenaza de uno solo; ante la amenaza de
cinco huiréis, hasta que seáis dejados como mástil en la cúspide del monte y
como gallardete sobre una colina.
18 Sin embargo aguardará Yahveh para haceros gracia, y así se
levantará para compadeceros, porque Dios de equidad es Yahveh: ¡dichosos
todos los que en él esperan!
19 Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de
cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo oyere, te
responderá.
20 Os dará el Señor pan de asedio y aguas de opresión, y después no
será ya ocultado el que te enseña; con tus ojos verás al que te enseña,
21 y con tus oídos oirás detrás de ti estas palabras: «Ese es el camino,
id por él», ya sea a la derecha, ya a la izquierda.
22 Declararás impuro el revestimiento de tus ídolos de plata y el
ornato de tus imágenes fundidas en oro. Los rechazarás como paño
inmundo: «¡Fuera de aquí!», les dirás.
23 El dará lluvia a tu sementera con que hayas sembrado el suelo, y la
tierra te producirá pan que será pingüe y sustancioso. Pacerán tus ganados
aquel día en pastizal dilatado;
24 los bueyes y asnos que trabajan el suelo comerán forraje salado,
cribado con bieldo y con criba.
25 Habrá sobre todo monte alto y sobre todo cerro elevado
manantiales que den aguas perennes, el día de la gran matanza, cuando
caigan las fortalezas.
26 Será la luz de la luna como la luz del sol meridiano, y la luz del sol
meridiano será siete veces mayor – con luz de siete días – el día que vende
Yahveh la herida de su pueblo y cure la contusión de su golpe.
27 He aquí que el nombre de Yahveh viene de lejos, ardiente su ira y
pesada su opresión. Sus labios llenos están de furor, su lengua es como
fuego que devora,
28 y su aliento como torrente desbordado que cubre hasta el cuello.
Cribará a las naciones con criba nefasta, pondrá el bocado de sus bridas en
la mandíbula de sus pueblos.
29 Vosotros cantaréis como en la noche de santificar fiesta; se os
alegrará el corazón como el de quien va al son de flauta a entrar en el monte
de Yahveh, a la Peña de Israel.
30 Hará oír Yahveh la majestad de su voz, y mostrará la descarga de
su brazo con ira inflamada y llama de fuego devoradora, turbión, aguacero
y granizo.
31 Pues por la voz de Yahveh será hecho añicos Asur: con un bastón
le golpeará.
32 A cada pasada de la vara de castigo que Yahveh descargue sobre él con adufes y con arpas – y con guerras de sacudir las manos guerreará
contra él.
33 Porque de antemano está preparado un Tófet – también para el rey –
un foso profundo y ancho; hay paja y madera en abundancia. El aliento de
Yahveh, cual torrente de azufre, lo enciende.

Isaías 31

1 ¡Ay, los que bajan a Egipto por ayuda! En la caballería se apoyan, y
fían en los carros porque abundan y en los jinetes porque son muchos; mas
no han puesto su mirada en el Santo de Israel, ni a Yahveh han buscado.
2 Pero también él es sabio, hará venir el mal, y no retirará sus
palabras; se levantará contra la casa de los malhechores y contra la ayuda de
los que obran la iniquidad.
3 En cuanto a Egipto, es humano, no divino, y sus caballos, carne, y
no espíritu; Yahveh extenderá su mano, tropezará el ayudador y caerá el
ayudado y todos a una perecerán.
4 Porque así me ha dicho Yahveh: Como ruge el león y el cachorro
sobre su presa, y cuando se convoca contra él a todos los pastores, de sus
voces no se intimida, ni de su tumulto se apoca: tal será el descenso de
Yahveh Sebaot para guerrear sobre el monte Sión y sobre su colina.
5 Como pájaros que vuelan, así protegerá Yahveh Sebaot a Jerusalén,
protegerá y librará, perdonará y salvará.
6 Volveos a aquel de quien profundamente os apartasteis, hijos de
Israel.
7 Porque aquel día repudiará cada uno las divinidades de plata y las
divinidades de oro que hicieron vuestras manos pecadoras.
8 Caerá Asur por espada no de hombres, y por espada no humana
serán devorados; se dará a la fuga ante la espada, y sus mejores guerreros
serán destinados a trabajos.
9 Aterrado, abandonará su tropa, y sus jefes espantados abandonarán
su estandarte. Oráculo de Yahveh, que tiene fuego en Sión, y horno en
Jerusalén.

Isaías 32

1 He aquí que para hacer justicia reinará un rey, y los jefes juzgarán
según derecho.
2 Será cada uno como un sitio abrigado contra el viento y a cubierto
del temporal; como fluir de aguas en sequedal, como sombra de peñón en
tierra agostada.
3 No se cerrarán los ojos de los videntes, y los oídos de los que
escuchan percibirán;
4 el corazón de los alocados se esforzará en aprender, y la lengua de
los tartamudos hablará claro y ligero.
5 No se llamará ya noble al necio, ni al desaprensivo se le llamará
magnífico.
6 Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo
impiedad y profiriendo contra Yahveh desatinos, dejando vacío el estómago
hambriento y privando de bebida al sediento.
7 Cuanto al desaprensivo, sus tramas son malas, se dedica a inventar
maquinaciones para sorprender a los pobres con palabras engañosas,
cuando el pobre expone su causa.
8 Mientras que el noble medita nobles cosas, y en las cosas nobles está
firme.
9 Mujeres indolentes, ¡arriba!, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad
mi palabra.
10 Dentro de un año y algunos días temblaréis las que confiáis, pues
se habrá acabado la vendimia para no volver más.
11 Espantaos, indolentes, temblad, confiadas, desvestíos, desnudaos,
ceñid vuestra cintura,
12 golpeaos el pecho, por los campos atrayentes, por las viñas
fructíferas.
13 Sobre el solar de mi pueblo zarza y espino crecerá, y también sobre
todas las casas de placer de la villa alegre,
14 porque el alcázar habrá sido abandonado, el genio de la ciudad
habrá desaparecido; Ofel y el Torreón quedarán en adelante vacíos por
siempre, para delicia de asnos y pastizal de rebaños.
15 Al fin será derramado desde arriba sobre nosotros espíritu. Se hará
la estepa un vergel, y el vergel será considerado como selva.
16 Reposará en la estepa la equidad, y la justicia morará en el vergel;
17 el producto de la justicia será la paz, el fruto de la equidad, una
seguridad perpetua.
18 Y habitará mi pueblo en albergue de paz, en moradas seguras y en
posadas tranquilas.
19 – La selva será abatida y la ciudad hundida.
20 Dichosos vosotros, que sembraréis cabe todas las corrientes, y
dejaréis sueltos el buey y el asno.

Isaías 33

1 ¡Ay, tú que saqueas, y no has sido saqueado, que despojas, y no has
sido despojado! En terminando tú de saquear, serás saqueado; así que
acabes de despojar, serás despojado;
2 Yahveh, ten piedad de nosotros, en ti esperamos. Sé nuestro brazo
por las mañanas y nuestra salvación en tiempo de apretura.
3 Al fragor del estrépito se dispersan los pueblos, al alzarte tú se
desperdigan las gentes,
4 se amontona el botín como quien amontona saltamontes, se
abalanzan sobre él, como se abalanzan las langostas.
5 Exaltado sea Yahveh, pues reposa en lo alto; llene a Sión de equidad
y de justicia.
6 Sean tus días estables; la riqueza que salva son la sabiduría y la
ciencia, el temor de Yahveh sea tu tesoro.
7 ¡Mirad! Ariel se lamenta por las calles, los embajadores de paz
amargamente lloran.
8 Han quedado desiertas las calzadas, ya no hay transeúntes por los
caminos. Han violado la alianza, han recusado los testimonios, no se tiene
en cuenta a nadie.
9 La tierra está en duelo, languidece; el líbano está ajado y mustio. Ha
quedado el Sarón como la estepa, se van pelando el Basán y el Carmelo.
10 «Ahora me levanto – dice Yahveh – ahora me exalto, ahora me
elevo.
11 Concebiréis forraje, pariréis paja, y mi soplo como fuego os
devorará;
12 los pueblos serán calcinados, espinos cercenados que en fuego
arderán.
13 Oíd, los alejados, lo que he hecho; enteraos, los cercanos, de mi
fuerza.»
14 Se espantaron en Sión los pecadores, sobrecogió el temblor a los
impíos: ¿Quién de nosotros podrá habitar con el fuego consumidor? ¿quién
de nosotros podrá habitar con las llamas eternas?
15 El que anda en justicia y habla con rectitud; el que rehúsa
ganancias fraudulentas, el que se sacude la palma de la mano para no
aceptar soborno, el que se tapa las orejas para no oír hablar de sangre, y
cierra sus ojos para no ver el mal.
16 Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las
peñas, se le dará su pan y tendrá el agua segura.
17 Tus ojos contemplarán un rey en su belleza, verán una tierra
dilatada.
18 Tu corazón musitará con sobresalto: «¿Dónde está el que contaba,
dónde el que pesaba, dónde el que contaba torres?»
19 Y no verás al pueblo audaz, pueblo de lenguaje oscuro,
incomprensible, al bárbaro cuya lengua no se entiende.
20 Contempla a Sión, villa de nuestras solemnidades: tus ojos verán a
Jerusalén, albergue fijo, tienda sin trashumancia, cuyas clavijas no serán
removidas nunca y cuyas cuerdas no serán rotas.
21 Sino que allí Yahveh será magnífico para con nosotros; como un
lugar de ríos y amplios canales, por donde no ande ninguna embarcación de
remos, ni navío de alto bordo lo atraviese.
22 (Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador,
Yahveh nuestro rey: él nos salvará.)
23 Se han distendido las cuerdas, no sujetan derecho el mástil, no
despliegan estandarte. Entonces será repartido un botín numeroso: hasta los
cojos tendrán botín,
24 y no dirá ningún habitante: «Estoy enfermo»; al pueblo que allí
mora le será perdonada su culpa.

Sabiduría 17

11 Cobarde es, en efecto, la maldad y ella a sí misma se condena;
acosada por la conciencia imagina siempre lo peor;
12 pues no es otra cosa el miedo sino el abandono del apoyo que
presta la reflexión;
13 y cuanto menos se cuenta con los recursos interiores, tanto mayor
parece la desconocida causa que produce el tormento.
14 Durante aquella noche verdaderamente inerte, surgida de las
profundidades del inerte Hades, en un mismo sueño sepultados,
15 al invadirles un miedo repentino e inesperado, se vieron, de un
lado, perseguidos de espectrales apariciones y, de otro, paralizados por el
abandono de su alma.
16 De este modo, cualquiera que en tal situación cayera, quedaba
encarcelado, encerrado en aquella prisión sin hierros;
17 ya fuera labrador o pastor, o bien un obrero dedicado en la soledad
a su trabajo, sorprendido, soportaba la ineludible necesidad,
18 atados todos como estaban por una misma cadena de tinieblas. El
silbido del viento, el melodioso canto de las aves en la enramada, el ruido
regulado del agua que corría impetuosa,
19 el horrísimo fragor de rocas que caían de las alturas, la invisible
carrera de animales que saltando pasaban, el rugido de las fieras más
salvajes, el eco que devolvían las oquedades de las montañas, todo les
aterrorizaba y les dejaba paralizados.
20 Estaba entonces el mundo entero iluminado de luz esplendorosa,
y, sin traba alguna, se ocupaba en sus quehaceres;
21 sólo sobre ellos se extendía pesada noche, imagen de las tinieblas
que les esperaban recibir. Aunque ellos a sí mismos se eran más pesados
que las tinieblas.

Sabiduría 18

1 Entre tanto para tus santos había una grandísima luz. Los egipcios,
que oían su voz aunque no distinguían su figura, les proclamaban dichosos
por no haber padecido ellos también;
2 les daban gracias porque agraviados no se vengaban y les pedían
perdón por su conducta hostil.
3 En vez de tinieblas, diste a los tuyos una columna de fuego, guía a
través de rutas desconocidas, y sol inofensivo en su gloriosa emigración.
4 Bien merecían verse de luz privados y prisioneros de tinieblas, los
que en prisión tuvieron encerrados a aquellos hijos tuyos que habían de dar
al mundo la luz incorruptible de la Ley.
5 Por haber decretado matar a los niños de los santos, salvándose de
los hijos expuestos uno tan sólo, les arrebataste en castigo la multitud de sus
hijos y a ellos, a una, les hiciste perecer bajo la violencia de las aguas.
6 Aquella noche fue previamente conocida por nuestros padres, para
que se confortasen al reconocer firmes los juramentos en que creyeron.
7 Tu pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y la
destrucción de sus enemigos.
8 Y, en efecto, con el castigo mismo de nuestros adversarios, nos
colmaste de gloria llamándonos a ti.
9 Los santos hijos de los buenos ofrecieron sacrificios en secreto y
establecieron unánimes esta ley divina: que los santos correrían en común
las mismas aventuras y riesgos; y, previamente, cantaron ya los himnos de
los Padres.
10 A estos cánticos respondía el discordante clamor de sus enemigos,
se disfundían los lamentos de los que lloraban a sus hijos.
11 Un mismo castigo alcanzaba al esclavo y al señor; el hombre del
pueblo sufría la misma pena que el rey.
12 Todos a la vez contaban con muertos innumerables abatidos por
un mismo género de muerte. Los vivos no se bastaban a darles sepultura,
como que, de un solo golpe, había caído la flor de su descendencia.
13 Mantenidos en absoluta incredulidad por los artificios de la magia,
acabaron por confesar, ante la muerte de sus primogénitos, que aquel
pueblo era hijo de Dios.
14 Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se
encontraba en la mitad de su carrera,
15 tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo,
desde el trono real, en medio de una tierra condenada al exterminio.
Empuñando como afilada espada tu decreto irrevocable,
16 se detuvo y sembró la muerte por doquier; y tocaba el cielo
mientras pisaba la tierra.
17 Entonces, de repente, sueños y horribles visiones les sobresaltaron,
les sobrevinieron terrores imprevistos.
18 Aquí y allá tendidos, ya moribundos, daban a conocer la causa de
su muerte,
19 pues los sueños que les habían pertubado, se lo habían indicado a
tiempo para que no muriesen sin saber la razón de su desgracia.
20 También a los justos les alcanzó la prueba de la muerte; una
multitud de ellos pereció en el desierto. Pero no duró la Cólera mucho
tiempo,
21 que pronto un hombre irreprochable salió en su defensa. Con las
armas de su propio ministerio, la oración y el incienso expiatorio, se
enfrentó a la ira y dio fin a la plaga, mostrando con ello que era en verdad
siervo tuyo.
22 Y venció a la Cólera no con la fuerza de su cuerpo, ni con el poder
de las armas, sino que sometió con su palabra al que traía el castigo
recordándole los juramentos hechos a los Padres y las alianzas.
23 Cuando ya los muertos, unos sobre otros, yacían hacinados, frenó,
interponiéndose, el avance de la Cólera y le cerró el camino hacia los que
todavía vivían.
24 Llevaba en su vestido talar el mundo entero, grabados en cuatro
hileras de piedras los nombres gloriosos de los Padres y tu majestad en la
diadema de su cabeza.
25 Ante esto, el Exterminador cedió y se atemorizó; pues era
suficiente la sola experiencia de tu Cólera.

Sabiduría 19

1 Pero, sobre los impíos, descargó hasta el fin una ira sin
misericordia, pues Dios sabía de antemano lo que iban a tramar:
2 que, luego de permitir marchar a su pueblo y apremiarle en su
partida, mudando de parecer, saldrían a perseguirle.
3 Ocupados estaban todavía en su duelo y lamentándose junto a las
tumbas de sus muertos, cuando concibieron otro proyecto insensato: a los
que con ruegos despacharon, dieron en perseguirlos como fugitivos.
4 Una justa fatalidad los arrastraba a tales extremos y les borraba el
recuerdo de los sucesos precedentes; así completarían con un nuevo castigo
lo que a sus tormentos faltaba,
5 así mientras tu pueblo gozaba de un viaje maravilloso, ellos
encontrarían una muerte extraña.
6 Pues para preservar a tus hijos de todo daño, la creación entera,
obediente a tus órdenes, se rehízo de nuevo en su propia naturaleza.
7 Se vio una nube proteger con su sombra el campamento, emerger
del agua que la cubría una tierra enjuta, del mar Rojo un camino expedito,
una verde llanura del oleaje impetuoso,
8 por donde, formando un solo pueblo, pasaron los que tu mano
protegía mientras contemplaban tan admirables prodigios.
9 Como caballos se apacentaban, y retozaban como corderos
alabándote a ti, Señor que los habías liberado.
10 Recordaban todavía lo sucedido en su destierro, cómo, en vez de
nacer los mosquitos de animales, los produjo la tierra, cómo, en vez de
nacer las ranas de seres acuáticos, las vomitó el Río en abundancia.
11 Más tarde, vieron además un modo nuevo de nacer las aves;
cuando, llevados de la gula, pidieron manjares delicados,
12 para satisfacerles, subieron codornices desde el mar.
13 Mas sobre los pecadores cayeron los castigos, precedidos, como
aviso, de la violencia de los rayos. Con toda justicia sufrían por sus propias
maldades, por haber extremado su odio contra el extranjero.
14 Otros no recibieron a unos desconocidos a su llegada. pero éstos
redujeron a esclavitud a huéspedes bienhechores.
15 Además habrá una visita para ellos porque recibieron hostilmente
a los extranjeros…
16 pero éstos, después de acoger con fiestas a los que ya participaban
en los mismos derechos que ellos, los aplastaron con terribles trabajos.
17 Por eso, también fueron éstos heridos de ceguera, como aquéllos a
las puertas del justo, cuando, envueltos en inmensas tinieblas, buscaba cada
uno el acceso a su puerta.
18 Los elementos se adaptaron de una nueva manera entre sí como
cambian la naturaleza del ritmo los sonidos en un salterio sin que cambie
por eso su tonalidad, cosa que se puede deducir claramente examinando lo
sucedido.
19 Seres terrestres se tornaban acuáticos, y los que nadan pasaban a
caminar sobre la tierra.
20 El fuego aumentaba en el agua su fuerza natural y el agua olvidaba
su poder de apagar.
21 Por el contrario, las llamas no consumían las carnes de los
endebles animales que sobre ellas caminaban, ni fundían aquel alimento
divino, parecido a la escarcha, tan fácil de derretirse.
22 En verdad, Señor, que en todo engrandeciste a tu pueblo y le
glorificaste, y no te descuidaste en asistirle en todo tiempo y en todo lugar.

1 Pedro 2

1 Rechazad, por tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías,
envidias y toda clase de maledicencias.
2 Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de
que, por ella, crezcáis para la salvación,
3 si es que = habéis gustado que el Señor es bueno. =
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero
elegida, preciosa ante Dios,
5 también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un
edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo.
6 Pues está en la Escritura: = He aquí que coloco en Sión una piedra
angular, elegida, preciosa y el que crea en ella no será confundido. =
7 Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, =
la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha
convertido, =
8 = en piedra de tropiezo y roca de escándalo. = Tropiezan en ella
porque no creen en la Palabra; para esto han sido destinados.
9 Pero vosotros sois = linaje elegido, sacerdocio real, nación santa,
pueblo adquirido, = para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado
de las tinieblas a su admirable luz
10 vosotros que en un tiempo = no = erais = pueblo = y que ahora sois
el Pueblo de Dios, de los que antes = no se tuvo compasión, = pero ahora =
son compadecidos. =
11 Queridos, os exhorto a que, como = extranjeros y forasteros, = os
abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma.
12 Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que,
en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras
buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita.
13 Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al
rey, como soberano,
14 sea a los gobernantes, como enviados por él para castigo de los que
obran el mal y alabanza de los que obran el bien.
15 Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis la
boca a los ignorantes insensatos.
16 Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la
libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios.
17 Honrad a todos, amad a los hermanos, temed a Dios, honrad al rey.
18 Criados, sed sumisos, con todo respeto, a vuestros dueños, no sólo
a los buenos e indulgentes, sino también a los severos.
19 Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración a Dios,
cuando se sufre injustamente.
20 ¿Pues qué gloria hay en soportar los golpes cuando habéis faltado?
Pero si obrando el bien soportáis el sufrimiento, esto es cosa bella ante
Dios.
21 Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió
por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas.
22 El que no cometió pecado, = y en cuya boca no se halló engaño; =
23 el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no
amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia;
24 = el mismo que, = sobre el madero, = llevó nuestros pecados = en
su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la
justicia; = con cuyas heridas habéis sido curados. =
25 Erais = como ovejas descarriadas, = pero ahora habéis vuelto al
pastor y guardián de vuestras almas.

1 Pedro 3

1 Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para
que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las
palabras sino por la conducta de sus mujeres,
2 al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
3 Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y
modas,
4 sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma
dulce y serena: esto es precioso ante Dios.
5 Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en
Dios, siendo sumisas a sus maridos;
6 así obedeció Sara a Abraham, llamándole = Señor. = De ella os
hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.
7 De igual manera vosotros, maridos, en la vida común sed
comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor
como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras
oraciones no encuentren obstáculo.
8 En conclusión, tened todos unos mismos sentimientos, sed
compasivos, amaos como hermanos, sed misericordiosos y humildes.
9 No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario,
bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición.
10 = Pues quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su
lengua del mal, y sus labios de palabras engañosas,
11 apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella.
12 Pues los ojos del Señor miran a los justos y sus oídos escuchan su
oración, pero el rostro del Señor contra los que obran el mal. =
13 Y ¿quién os hará mal si os afanáis por el bien?
14 Mas, aunque sufrierais a causa de la justicia, dichosos de vosotros.
= No les tengáis ningún miedo ni os turbeis. =
15 Al contrario, = dad culto al Señor, = Cristo, en vuestros corazones,
siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra
esperanza.
16 Pero hacedlo con dulzura y respeto. Mantened una buena
conciencia, para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de
confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo.
17 Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de
Dios, que por obrar el mal.
18 Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por
los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el
espíritu.
19 En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados,
20 en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de
Dios, en los días en que Noé construía el Arca, en la que unos pocos, es
decir ocho personas, fueron salvados a través del agua;
21 a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste
en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia
por medio de la Resurrección de Jesucristo,
22 que, habiendo ido al cielo, está a la diestra de Dios, y le están
sometidos los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades.
1 Pedro 4
1 Ya que Cristo padeció en la carne, armaos también vosotros de este
mismo pensamiento: quien padece en la carne, ha roto con el pecado,
2 para vivir ya el tiempo que le quede en la carne, no según las
pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios.
3 Ya es bastante el tiempo que habéis pasado obrando conforme al
querer de los gentiles, viviendo en desenfrenos, liviandades, crápulas,
orgías, embriagueces y en cultos ilícitos a los ídolos.
4 A este propósito, se extrañan de que no corráis con ellos hacia ese
libertinaje desbordado, y prorrumpen en injurias.
5 Darán cuenta a quien está pronto para juzgar a vivos y muertos.
6 Por eso hasta a los muertos se ha anunciado la Buena Nueva, para
que, condenados en carne según los hombres, vivan en espíritu según Dios.
7 El fin de todas las cosas está cercano. Sed, pues, sensatos y sobrios
para daros a la oración.
8 Ante todo, tened entre vosotros intenso amor, = pues el amor cubre
multitud de pecados. =
9 Sed hospitalarios unos con otros sin murmurar.
10 Que cada cual ponga al servicio de los demás la gracia que ha
recibido, como buenos administradores de las diversas gracias de Dios.
11 Si alguno habla, sean palabras de Dios; si alguno presta un
servicio, hágalo en virtud del poder recibido de Dios, para que Dios sea
glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder
por los siglos de los siglos. Amén.
12 Queridos, no os extrañéis del fuego que ha prendido en medio de
vosotros para probaros, como si os sucediera algo extraño,
13 sino alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de
Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su
gloria.
14 Dichosos de vosotros, si sois injuriados por el nombre de Cristo,
pues el Espíritu de gloria, que es el = Espíritu de Dios, reposa sobre
vosotros. =
15 Que ninguno de vosotros tenga que sufrir ni por criminal ni por
ladrón ni por malhechor ni por entrometido:
16 pero si es por cristiano, que no se avergüence, que glorifique a Dios
por llevar este nombre.
17 Porque ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de
Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que no creen en
el Evangelio de Dios?
18 = Si el justo se salva a duras penas ¿en qué pararán el impío y el
pecador? =
19 De modo que, aun los que sufren según la voluntad de Dios,
confíen sus almas al Creador fiel, haciendo el bien.
1 Pedro 5
1 A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano
como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que
está para manifestarse.
2 Apacentad la grey de Dios que os está encomendada, vigilando, no
forzados, sino voluntariamente, según Dios; no por mezquino afán de
ganancia, sino de corazón;
3 no tiranizando a los que os ha tocado cuidar, sino siendo modelos de
la grey.
4 Y cuando aparezca el Mayoral, recibiréis la corona de gloria que no
se marchita.
5 De igual manera, jóvenes, sed sumisos a los ancianos; revestíos
todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues = Dios resiste a los
soberbios y da su gracia a los humildes. =
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que, llegada la
ocasión, os ensalce;
7 = confiadle = todas = vuestras preocupaciones, = pues él cuida de
vosotros.
8 Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como =
león rugiente, = buscando a quién devorar.
9 Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están
en el mundo soportan los mismos sufrimientos.
10 El Dios de toda gracia, el que os ha llamado a su eterna gloria en
Cristo, después de breves sufrimientos, os restablecerá, afianzará,
robustecerá y os consolidará.
11 A él el poder por los siglos de los siglos. Amén.
12 Por medio de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito
brevemente, exhortándoos y atestiguándoos que esta es la verdadera gracia
de Dios; perseverad en ella.
13 Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros, así
como mi hijo Marcos.
14 Saludaos unos a otros con el beso de amor. Paz a todos los que
estáis en Cristo.

SEGUNDA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO

2 Pedro 1

1 Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la
justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe
tan preciosa como la nuestra.
2 A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro
Señor.
3 Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a
la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su
propia gloria y virtud,
4 por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y
sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la
naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la
concupiscencia.
5 Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe
la virtud, a la virtud el conocimiento,
6 al conocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la
tenacidad la piedad,
7 a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.
8 Pues si tenéis estas cosas y las tenéis en abundancia, no os dejarán
inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor
Jesucristo.
9 Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la
purificación de sus pecados pasados.
10 Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra
vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis.
11 Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo.
12 Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las
sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis.
13 Me parece justo, mientras me encuentro en esta tienda, estimularos
con el recuerdo,
14 sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha
manifestado nuestro Señor Jesucristo.
15 Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi
partida, podáis recordar estas cosas.
16 Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor
Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con
nuestros propios ojos su majestad.
17 Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime
Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me
complazco.»
18 Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando
con él en el monte santo.
19 Y así se nos hace más firme la palabra de los profetas, a la cual
hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro,
hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la
mañana.
20 Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura
puede interpretarse por cuenta propia;
21 porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino
que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios.

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