Jeremías 48
1 Sobre Moab. Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: ¡Ay de
Nebo, porque ha sido saqueada! Está confusa, ha sido tomada Quiryatáyim.
Está confusa la acrópolis y anonadada.
2 Ya no existe la prez de Moab. En Jesbón han planeado su ruina:
«Vamos y borrémosla de entre las naciones.» También a ti, Madmén, se te
hará callar. La espada te va a la zaga.
3 Gritos desde Joronáyim, devastación y quebranto grande.
4 Quebrantada fue Moab. Hácense oír los gritos de sus pequeños.
5 La cuesta de Lujit, llorando se la suben, y a la bajada de Joronáyim
gritos desgarrados se oyen.
6 «Huid, poneos en salvo, haced como el onagro en el desierto.»
7 En réplica a tu confianza en tus obras y tus tesoros, también tú eres
tomada, y sale Kemós desterrado, sus sacerdotes y jefes a una,
8 Viene el devastador a todas las ciudades, y ni una ciudad se salva. Y
se pierde el valle, y es asolada la meseta: tal ha dicho Yahveh.
9 Dad alas, a Moab, porque ha de salir volando, y sus ciudades se
volverán desolación sin nadie que las habite.
10 (Maldito quien haga el trabajo de Yahveh con dejadez, y maldito el
que prive a sus espada de sangre).
11 Tranquilo estaba Moab desde su mocedad, y quieto se estaba en sus
atalayas. Nunca fue trasegado, ni al destierro marchó. Por eso le duraba su
gusto, y su sabor no se picó.
12 Empero, he aquí que días vienen, – oráculo de Yahveh – en que yo
le he de enviar decantadores que lo decanten. Sus vasijas vaciarán, y sus
odres reventarán.
13 Se avergonzará Moab de Kemós, como se avergonzó la casa de
Israel de Betel, en el que confiaba.
14 ¿Cómo decís: «Valientes somos, y hombres fuertes para la
guerra»?
15 Moab está devastado; han escalado sus ciudades, y la flor de sus
mancebos bajaron a la matanza – oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh
Sebaot.
16 El infortunio de Moab es inminente, y su calamidad se precipita.
17 Lloradle, todos sus vecinos y todos los que conocen su nombradía.
Decid: «¿Cómo ha sido quebrantada la vara poderosa, el báculo precioso?»
18 Desciende del honor y siéntate en la tierra seca, población hija de
Dibón, porque el devastador de Moab ha subido contra ti, ha destruido tus
fortalezas.
19 En el camino párate y otea, población de Aroer; pregunta al
fugitivo y al escapado; di: «¿Qué ha sucedido?»
20 Confuso está Moab porque fue destruido. Ululad y clamad.
Anunciad en el Arnón que ha sido saqueado Moab.
21 Y la sentencia ha llegado a la meseta, a Jolón, a Yahsá y a Mefaat,
22 a Dibón, a Nebo y a Bet Diblatáyim,
23 a Quiryatáyim, a Bet Gamul y a Bet Maón,
24 a Queriyyot, a Bosrá y a todas las ciudades de la tierra de Moab, las
lejanas y las cercanas.
25 «Se partió el cuerno de Moab y su brazo se rompió», – oráculo de
Yahveh -.
26 Emborrachadle porque contra Yahveh se engrandeció. Moab se
revolcará en su vómito, y quedará en ridículo él también.
27 Pues qué, ¿no te pareció a ti ridículo Israel? ¿o quizá entre ladrones
fue sorprendido, que siempre que hablas de él meneas la cabeza?
28 «Dejad las ciudades y acomodaos en la peña, habitantes de Moab,
sed como la paloma cuando anida en las paredes de las simas…»
29 Hemos oído la arrogancia de Moab: ¡es muy arrogante!, su orgullo,
su arrogancia, su altanería y la soberbia de su corazón.
30 Conozco – oráculo de Yahveh – su presunción, y que sus bravatas
no son como sus hechos.
31 Así que, por Moab ulularé y por Moab entero gritaré; por los
hombres de Quir Jeres suspiraré:
32 Más que se lloró a Yazer lloraré por ti, ¡oh viña de Sibmá! Tus
sarmientos pasaban la mar, hasta Yazer alcanzaban. Sobre tu cosecha y
sobre tu vendimia el saqueador se abatió,
33 y fue quitada alegría y alborozo de Carmelo y del país de Moab, y
el vino a los trujales he quitado, no se oye el grito alegre del pisador, ya no
se oyen gritos.
34 De tanto gritar en Jesbón, hasta Elalé, hasta Yahas llegaron las
voces desde Soar hasta Joronáyim, – Eglat Selisiyyá -, porque también las
aguas de Nimrim se han trocado en aridez.
35 Quitaré a Moab – oráculo de Yahveh – de subirse al alto e incensar
a sus dioses.
36 Por eso mi corazón por Moab como flauta resuena, porque cuanto
habían guardado se perdió,
37 pues toda cabeza ha sido rapada y toda barba raída: en todas las
manos arañazos y en todos los lomos saco,
38 en todos los terrados de Moab y por sus calles todo el mundo se
lamentaba, porque he quebrantado a Moab como vaso de desecho – oráculo
de Yahveh -.
39 ¡Cómo has sido destruida! ululad. ¡Cómo ha vuelto la espalda
Moab con vergüenza, y ha venido a ser Moab la burla y el espanto de todos
sus vecinos!
40 Porque así ha dicho Yahveh: (Ved cómo cual un águila se remonta
y extiende sus alas sobre Moab.)
41 Tomadas fueron las plazas, y las fortalezas ocupadas. (Vendrá a ser
el corazón de los valientes de Moab en aquel día como corazón de mujer en
parto.)
42 Devastado está Moab que ya no es pueblo, porque contra Yahveh
se engrandeció.
43 Pánico, hoya y trampa contra ti, morador de Moab, – oráculo de
Yahveh.
44 El que huya del pánico, caerá en la hoya y el que suba de la hoya
será preso en la trampa, porque voy a hacer que se llegue a ella, a Moab, el
año de su castigo – oráculo de Yahveh -.
45 A la sombra de Jesbón se pararon sin fuerza los fugitivos, cuando
fuego salió de Jesbón y llama de la casa de Sijón, y devoró las sienes de
Moab y el cráneo de los hijos del ruido.
46 ¡Ay de ti Moab! Pereció el pueblo de Kemós, pues han sido
tomados sus hijos en cautiverio y sus hijas en cautividad.
47 Pero yo haré volverse a los cautivos de Moab en días futuros –
oráculo de Yahveh -. Hasta aquí la sentencia de Moab.
Jeremías 49
1 A los ammonitas. Así dice Yahveh: ¿Hijos no tiene Israel? ¿o
heredero no tiene? Entonces ¿por qué ha heredado Milkom a Gad, y su
pueblo en las ciudades de éste habita?
2 Por eso, he aquí que días vienen – oráculo de Yahveh – en que haré
oír a Rabbá de los ammonitas el clamoreo del combate y ella parará el
montículo de ruinas; y sus hijas serán abrasadas y heredará Israel a los que
le heredaron – oráculo de Yahveh -.
3 Ulula, Jesbón, porque Ar ha sido devastada. Gritad, hijas de Rabbá,
ceñíos de sayal, lamentaos y discurrid por las cercas. Porque Milkom al
destierro va, sus sacerdotes y sus jefes a una.
4 ¿Por qué te jactas de tu Valle, criatura independiente, confiada en
sus tesoros: «¿Quién llegará hasta mí?»
5 Mira que yo traigo sobre ti espanto – oráculo del Señor Yahveh
Sebaot – por todos tus alrededores, y seréis ahuyentados cada uno por su
lado y no habrá quien reúna a los errantes.
6 (Tras de lo cual haré volverse a los cautivos, de los ammonitas –
oráculo de Yahveh -.)
7 A Edom. Así dice Yahveh Sebaot: ¿No queda ya sabiduría en
Temán? ¿Pereció la prudencia de los entendidos, se evaporó su sabiduría?
8 Huid, dad media vuelta, buscad profunda morada, moradores de
Dedán, porque el infortunio de Esaú he traído sobre él, la hora de su visita.
9 Si vinieran a ti vendimiadores, ¿no dejarían rebuscos? Si ladrones
por la noche, dañarían hasta donde les bastase.
10 Pues bien, yo he desnudado a Esaú, he descubierto sus secretos,
estar oculto no puede. Ha sido aniquilado su linaje, sus hermanos y vecinos,
y él mismo no aparece.
11 Deja a tus huérfanos, yo haré que vivan, y tus viudas en mí
confiarán.
12 Pues así dice Yahveh: Conque los que no tienen por qué beber la
copa la beben, ¿y tú precisamente vas a quedar impune? No quedarás
impune, antes sin falta la beberás.
13 Porque por mí lo he jurado – oráculo de Yahveh – que en
desolación se convertirá Bosrá, y todas sus ciudades se convertirán en
ruinas eternas.
14 Una nueva he oído de parte de Yahveh, un mensajero entre las
naciones enviado: «Juntaos y venid contra él y poneos en pie de guerra.»
15 Porque es cierto que pequeño te hice yo entre las naciones,
despreciable entre los hombres.
16 El espanto que infundías te engañó, la soberbia de tu corazón, tú, el
que habitas en las hendiduras de la roca, que ocupas lo alto de la cuesta.
Aunque pongas en alto, como el águila, tu nido, de allí te haré bajar –
oráculo de Yahveh -.
17 Edom parará en desolación: todo el que pase a su vera se
asombrará y silbará al ver todas sus heridas.
18 Cual la catástrofe de Sodoma y Gomorra y sus vecinas – dice
Yahveh – donde no vive nadie, ni reside en ellas ser humano.
19 Vedlo como león que sube del boscaje del Jordán hacia el pastizal
perenne, cuando en un instante le haré salir huyendo de allí, para colocar
allí a quien me plazca. Porque ¿quién como yo, y quién me emplazará, y
quién es el pastor que aguante en mi presencia?
20 Así pues, oíd la decisión que Yahveh ha tomado sobre Edom y sus
planes sobre los moradores de Temán. Juro que les han de llevar a rastras
las crías de los rebaños, que asolarán sobre ellos sus pastizales.
21 Al son de su caída retumbó la tierra y el griterío hasta el mar de las
Cañas se dejó oír.
22 Ved cómo cual un águila sube, se remonta y extiende sus alas sobre
Bosrá; y vendrá a ser el corazón de los valientes de Edom en aquel día
como corazón de mujer en parto.
23 A Damasco. Avergonzadas están Jamat y Arpad. Porque una
noticia mala oyeron, su corazón tembló de espanto; como el mar que no se
puede calmar.
24 Flaqueó Damasco, dio vuelta para huir y escalofríos la
sobrecogieron: apuro y dolores la acometieron como a parturienta.
25 ¡Cómo! ¿No fue abandonada la ciudad celebrada, la villa de mi
contento?
26 En verdad, caerán sus jóvenes escogidos en sus plazas, y todos los
guerreros perecerán aquel día – oráculo de Yahveh Sebaot -.
27 Prenderé fuego a la muralla de Damasco, y consumirá los alcázares
de Ben Hadad.
28 A Quedar y a los reinos de Jasor, que batió Nabucodonosor, rey de
Babilonia. Así dice Yahveh: Alzaos, subid a Quedar y saquead a los hijos
de oriente.
29 Sus tiendas y rebaños serán tomados; sus toldos y todo su ajuar y
sus camellos les serán arrebatados, y a ellos se les llamará «Terror por
doquier».
30 Huid, emigrad muy lejos, buscad profunda morada, moradores de
Jasor – oráculo de Yahveh – porque ha tomado contra vosotros
Nabucodonosor, rey de Babilonia, una decisión, y ha trazado un plan contra
vosotros.
31 Alzaos, subid contra la nación pacífica que vive confiada – oráculo
de Yahveh -. Ni puertas ni cerrojos tiene. En aislamiento viven.
32 Y serán sus camellos objeto del pillaje y el tropel de sus ganados
para botín, y esparciré a todo viento a los que se afeitan las sienes, y de
todos sus aledaños traeré su infortunio – oráculo de Yahveh -.
33 Y vendrá a ser Jasor guarida de chacales, desolación sempiterna,
donde no se asienta nadie y en la que no reside ser humano.
34 Lo que fue dicho por Yahveh al profeta Jeremías tocante a Elam en
el principio del reinado de Sedecías, rey de Judá.
35 Así dice Yahveh Sebaot: He aquí que yo rompo el arco de Elam,
primicia de su fuerza
36 y voy a traer sobre Elam los cuatro vientos desde los cuatro cabos
de los cielos, y a ellos les esparciré a todos estos vientos, y no habrá nación
a donde no lleguen los arrojados de Elam.
37 Haré desmayar a Elam ante sus enemigos y ante los que buscan su
muerte y traeré sobre ellos cosa mala, el ardor de mi ira – oráculo de
Yahveh – y soltaré tras ellos la espada hasta acabarlos.
38 Pondré mi trono en Elam y haré desaparecer de allí a rey y jefes –
oráculo de Yahveh -.
39 Luego, en días futuros, haré volver a los cautivos de Elam – oráculo
de Yahveh -.
Jeremías 50
1 La palabra que habló Yahveh contra Babilonia, contra el país de los
caldeos, por medio del profeta Jeremías.
2 Anunciadlo y hacedlo oír entre las gentes; levantad bandera; hacedlo
oír; no lo calléis; decid: Ha sido tomada Babilonia, está confuso Bel,
desmayó Marduk, están confusos sus ídolos, (desmayaron sus inmundicias).
3 Porque subió contra ella una gente del norte, que va a convertir su
territorio en desolación, y no habrá en él habitante. Tanto personas como
bestias emigraron, se fueron.
4 En aquellos días y en aquella sazón – oráculo de Yahveh – vendrán
los hijos de Israel, (y los hijos de Judá junto con ellos), andando y llorando,
en busca de Yahveh su Dios.
5 De Sión preguntaron por el camino, allá se dirigen: «Venid y
aliémonos a Yahveh con pacto eterno, inolvidable.»
6 Ovejas perdidas era mi pueblo. Sus pastores las descarriaron,
extraviándolas por los montes. De monte en collado andaban, olvidaron su
aprisco.
7 Cualquiera que les topaba los devoraba, y sus contrarios decían: «No
cometemos ningún delito, puesto que ellos pecaron contra Yahveh, ¡el
pastizal de justicia y la esperanza de sus padres – Yahveh!»
8 Emigrad de Babilonia, y del país de los caldeos salid. Sed como los
machos cabríos al frente del rebaño.
9 Porque mirad que yo hago que despierte y suba contra Babilonia
una confederación de grandes naciones del norte, que se organizarán contra
ella. Y por allí será tomada. Sus saetas, cual de valiente experto, no
volverán de vacío.
10 Entonces será entregada Caldea al saqueo: todos los que la saqueen
se hartarán, – oráculo de Yahveh.
11 Porque os alegrasteis, porque gozasteis, depredadores de mi
heredad, porque dabais corcovos como novilla en dehesa, y relinchos como
animales fuertes.
12 Vergonzosa está vuestra madre sobremanera, abochornada la que
os dio a luz. Es ahora la última de las naciones: desierto, sequedad y
paramera.
13 Por la cólera de Yahveh no será poblada, mas estará desolada toda
ella. Todo el que pase a la vera de Babilonia quedará atónito, y silbará al
ver todas sus heridas.
14 Ordenaos contra Babilonia en derredor, todos los que asestáis arco;
tirad contra ella, no escatiméis las flechas pues ha pecado contra Yahveh.
15 Dad gritos contra ella en derredor. Ella tiende su mano. Fallaron
sus cimientos, se derrumbaron sus muros. Era la venganza de Yahveh.
Tomad venganza de ella: Tal cual hizo, haced con ella.
16 Suprimid de Babilonia al sembrador y al que maneja la hoz al
tiempo de la siega. Ante la espada irresistible, cada uno enfilará hacia su
pueblo, cada uno huirá a su tierra.
17 Rebaño disperso es Israel: leones lo ahuyentaron. El rey de Asiria
lo devoró el primero, y Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo quebrantó
después.
18 Por tanto, así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aquí que
yo visito al rey de Babilonia y su territorio, lo mismo que visité al rey de
Asiria.
19 Y devolveré a Israel a sus pastizal, y pacerá el Carmelo y el Basán,
y en la montaña de Efraím y Galaad se saciará.
20 En aquellos días y en aquella sazón – oráculo de Yahveh -, se
buscará la culpa de Israel y no la habrá, y el pecado de Judá y no se hallará,
porque seré piadoso con el resto que yo deje.
21 «Sube a la tierra de Meratáyim, sube contra ella; y a los habitantes
de Pecod pásalos a espada y dalos al anatema hasta el último – oráculo de
Yahveh -: haz en todo según te lo he mandado.»
22 Ruido de guerra en el país y quebranto grande.
23 ¡Cómo se partió y fue quebrado el martillo de toda la tierra! ¡Cómo
vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
24 Te puse lazo y quedaste atrapada, Babilonia, sin darte cuenta; se
dio contigo y fuiste capturada, porque contra Yahveh te sublevaste.
25 Abrió Yahveh su arsenal y sacó las armas de su ira. Era la tarea del
Señor Yahveh Sebaot en tierra de caldeos.
26 «Venid a ella desde el confín, abrid sus almacenes. Haced con ellos
montones y dadlos al anatema: no quede de ella reliquia.
27 Acuchillad todos sus bueyes, bajen a la degollina. ¡Ay de ellos, que
llegó su día, la hora de su castigo!»
28 ¡Voces de huidos y escapados del país de Babilonia anunciando en
Sión la venganza de Yahveh nuestro Dios, la venganza de su santuario!
29 Haced leva de flecheros contra Babilonia, todos los que asestáis
arco acampad en torno suyo. Que no se escape nadie. Pagadle lo que vale su
trabajo, Tal cual hizo, haced con ella, porque contra Yahveh se insolentó,
contra el Santo de Israel.
30 En verdad, caerán sus mancebos escogidos en sus plazas, y todos
sus guerreros perecerán aquel día – oráculo de Yahveh -.
31 Heme aquí contra ti, «Insolencia», – oráculo del Señor Yahveh
Sebaot – porque ha llegado tu día, la hora en que yo te castigue.
32 Tropezará «Insolencia» y caerá, sin tener quien la levante. Prenderé
fuego a sus ciudades, y devorará todos sus contornos.
33 Así dice Yahveh Sebaot: Oprimidos estaban los hijos de Israel y
los hijos de Judá a una. Todos sus cautivadores los retenían, se negaban a
soltarlos.
34 Su Redentor esforzado, Yahveh Sebaot se llama. El tomará la
defensa de su causa hasta hacer temblar la tierra y estremecerse a los
habitantes de Babilonia.
35 ¡Espada a los caldeos – oráculo de Yahveh – y a los habitantes de
Babilonia, a sus jefes y a sus sabios!
36 Espada a sus adivinos, y quedarán por necios. Espada a sus
valientes, y desmayarán.
37 Espada a sus caballos y a sus carros, a toda la mezcolanza de
gentes que hay dentro de ella, y serán como mujeres. Espada a sus tesoros
y serán saqueados.
38 ¡Sequía a sus aguas y se secarán; porque tierra de ídolos es aquélla,
y por sus Espantos pierden la cabeza!
39 Por eso vivirán las hienas con los chacales y vivirán en ella las
avestruces, y no será habitada nunca jamás ni será poblada por siglos y
siglos.
40 Como en la catástrofe causada por Dios a Sodoma, Gomorra y sus
vecinas – oráculo de Yahveh – donde no vive nadie, ni reside en ellas ser
humano.
41 Mirad que un pueblo viene del norte, una gran nación, y muchos
reyes se despiertan de los confines de la tierra.
42 Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la
mar muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para
la guerra contra ti, hija de Babel.
43 Oyó el rey de Babilonia nuevas de ellos y flaquean sus manos.
Angustia le asaltó, dolor como de parturienta.
44 Vedlo como león que sube del boscaje del Jordán hacia el pastizal
perenne, cuando en un instante le haré salir huyendo de allí, para colocar
allí a quien me plazca. Porque ¿quién como yo, y quién me emplazará, y
quién es el pastor que aguante en mi presencia?
45 Así pues, oíd la decisión que Yahveh ha tomado sobre Babilonia y
sus planes sobre el país de los caldeos. Juro que les han de llevar a rastras
las crías de los rebaños, que asolarán sobre ellos sus pastizales.
46 Al son de la conquista de Babilonia retumbó la tierra, y el griterío
de las naciones se dejó oír.
Jeremías 51
1 Así dice Yahveh: Mirad que yo despierto contra Babilonia y los
habitantes de Leb Camay un viento destructor.
2 Enviaré a Babilonia beldadores que la bielden y dejen vacío su
territorio, porque se la acosará por todas partes el día aciago.
3 El arquero que no aseste su arco, ni se jacte de su cota. No tengáis
piedad para sus jóvenes escogidos: dad al anatema todo su ejército.
4 Caerán heridos en tierra de Caldea, y traspasados en sus calles.
5 Pero no ha enviudado Israel ni Judá de su Dios, de Yahveh Sebaot.
Sus tierras estaban llenas de delitos contra el Santo de Israel.
6 Huid del interior de Babilonia, (y salvad cada cual vuestra vida), no
perezcáis por su culpa, pues es hora de venganza para Yahveh: le está
pagando su merecido.
7 Copa de oro era Babilonia en la mano de Yahveh, que embriagaba
toda la tierra. De su vino bebieron las naciones, lo que las hizo enloquecer.
8 De pronto cayó Babilonia y se rompió. Ululad por ella, tomad
bálsamo para su sufrimiento, a ver si sana.
9 Hemos curado a Babilonia, pero no ha sanado, dejadla y vayamos,
cada cual a su tierra, porque ha llegado a los cielos el juicio contra ella, se
ha elevado hasta las nubes.
10 Yahveh hizo patente nuestra justicia; venid y cantemos en Sión las
obras de Yahveh nuestro Dios.
11 Aguzad las saetas, llenad las aljabas. Ha despertado Yahveh el
espíritu de los reyes de Media, porque sobre Babilonia está su designio de
destruirla, porque esta será la venganza de Yahveh, la venganza de su
santuario.
12 Sobre las murallas de Babilonia izad bandera, reforzad la guardia,
apostad centinelas, preparad celadas; que también Yahveh ha tomado un
acuerdo, también él va a cumplir lo que dijo sobre los habitantes de
Babilonia.
13 Tú, la que estás instalada sobre ingentes aguas, la de ingentes
tesoros, llegó tu fin, el término de tus ganancias.
14 Lo ha jurado Yahveh Sebaot por sí mismo: Yo he de colmarte de
hombres como de langostas, y entonarán contra ti el cantar de los lagareros.
15 El es quien hizo la tierra con su poder, el que estableció el orbe con
su saber, y con su inteligencia expandió los cielos.
16 Cuando da voces, hay estruendo de aguas en los cielos, y hace
subir las nubes desde el extremo de la tierra. El hace los relámpagos para la
lluvia y saca el viento de sus depósitos.
17 Todo hombre es torpe para comprender, se avergüenza del ídolo
todo platero, porque sus estatuas son una mentira y no hay espíritu en ellas.
18 Vanidad son, cosa ridícula; al tiempo de su visita perecerán.
19 No es así la «Parte de Jacob», pues él es el plasmador del universo,
y aquel cuy heredero es Israel; Yahveh Sebaot es su nombre.
20 Un martillo eras tú para mí, un arma de guerra: contigo machaqué
naciones, contigo destruí reinos,
21 contigo machaqué caballo y caballero, contigo machaqué el carro y
a quien lo monta.
22 contigo machaqué a hombre y mujer, contigo machaqué al viejo y
al muchacho, contigo machaqué al joven y a la doncella,
23 contigo machaqué al pastor y su hato, contigo machaqué al
labrador y su yunta, contigo machaqué a gobernadores y magistrados.
24 Y haré que Babilonia y todos los habitantes de Caldea paguen por
todo el daño que hicieron en Sión, delante de vuestros ojos – oráculo de
Yahveh -.
25 Heme aquí en contra tuya, montaña destructora – oráculo de
Yahveh -, destructora toda la tierra. Voy a echarte mano y a hacerte rodar
desde las peñas, y a convertirte en montaña quemada.
26 No tomarán de ti piedra angular ni piedra de cimientos, porque
desolación por siempre serás – oráculo de Yahveh -.
27 Alzad bandera en la tierra, tocad cuerno en las naciones. Haced
leva santa contra ella en las naciones, citad contra ella a los reinos. de
Ararat, Minní y Askenaz, estableced contra ella reclutador, haced que
ataque la caballería cual langosta.
28 Haced leva santa contra ella en las naciones, los reyes de Media,
sus gobernadores y todos sus magistrados y todo el país de su dominio.
29 Y retiembla la tierra, y da vueltas, por haberse cumplido contra
Babilonia los planes de Yahveh, de convertir la tierra de Babel en
desolación sin habitantes.
30 Cesaron de guerrear los valientes de Babilonia, se han quedado en
las fortalezas. Agotóse su bravura, se volvieron mujeres; quemaron sus
aposentos, se rompieron sus barras.
31 Correo al alcance de correo corre, e informador al alcance de
informador, para informar al rey de Babilonia que ha sido tomada su ciudad
de cabo a cabo,
32 y sus vados fueron ocupados y los cañaverales incendiados, y los
guerreros se atemorizaron.
33 Porque así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: La hija de Babel
es como era al tiempo de apisonarla; un poco más, y le habrá llegado el
tiempo de la siega.
34 Me comió, me arrebañó el rey de Babilonia, me dejó como
cacharro vacío, me tragó como un dragón, llenó su vientre con mis buenos
trozos, me expulsó.
35 «Mi atropello y mis sufrimientos sobre Babilonia», dirá la
población de Sión; y «mi sangre sobre los habitantes de Caldea», dirá
Jerusalén.
36 Por tanto, así dice Yahveh: Heme aquí, que defiendo tu causa y
vengo tu venganza, y deseco el mar de el y dejo enjuto su hontanar,
37 y vendrá a ser Babilonia montón de piedras, guarida de chacales,
tema de pasmo y rechifla, sin ningún habitante.
38 A una cual leones rugen, gruñen como cachorros de leonas.
39 En teniendo ellos calor les serviré su bebida y les embriagaré de
modo que se alegren, y dormirán un sueño eterno y no se despertarán –
oráculo de Yahveh -.
40 Les haré bajar como corderos al matadero, como carneros y
machos cabríos.
41 ¡Cómo fue tomada Sesac, y ocupada la prez de toda la tierra!
¡Cómo vino a ser pasmo Babilonia entre las naciones!
42 Subió contra Babilonia el mar, por el tropel de sus olas quedó
cubierta.
43 Vinieron a quedar sus ciudades devastadas, tierra reseca y yerma,
no vive en ellas nadie, ni discurre por ellas ser humano.
44 Visitaré a Bel en Babilonia, y le sacaré su bocado de la boca, y no
afluirán a él ya más las naciones. Hasta la muralla de Babilonia ha caído.
45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, que cada cual salve su vida
del ardor de la ira de Yahveh.
46 Y que no se marchite vuestro corazón y tengáis miedo por el rumor
que se oirá en la tierra. Cierto correrá un año tal rumor, y luego al año
siguiente, otro distinto: violencia en la tierra, y domeñador sobre
domeñador.
47 Pues bien, mirad que vienen días en que visitaré a los ídolos de
Babilonia, y todo su territorio se abochornará, y todos sus heridos caerán en
medio de ella.
48 Y harán corro contra Babilonia cielos y tierra y todo cuanto hay en
ellos, cuando del norte lleguen los devastadores – oráculo de Yahveh -.
49 También Babilonia caerá, oh heridos de Israel. También por
Babilonia cayeron los heridos de toda la tierra.
50 Escapados de la espada, andad, no os paréis, recordad desde lejos a
Yahveh, y que Jerusalén os venga en mientes.
51 – «Quedamos abochornados al oír tal afrenta; cubrió la vergüenza
nuestros rostros. ¡Habían penetrado extranjeros hasta los santuarios de la
Casa de Yahveh!»
52 – Pues bien, mirad que vienen días – oráculo de Yahveh – en que
visitaré a sus ídolos, y en todo su territorio se quejarán los heridos.
53 Aunque suba Babilonia a los cielos y encastille en lo alto su poder,
de mi parte llegarán saqueadores hasta ella – oráculo de Yahveh -.
54 Suenan gritos de socorro desde Babilonia, y un fragor desde
Caldea.
55 Es que devasta Yahveh a Babilonia, apaga de ella el gran ruido, y
mugen sus olas como las de alta mar, cuyo son es estruendoso.
56 Es que viene sobre ella, sobre Babilonia el devastador, van a ser
apresados sus valientes, se han aflojado sus arcos. Porque Dios retribuidor
es Yahveh: cierto pagará.
57 Yo embriagaré a sus jefes y a sus sabios, a sus gobernadores y a
sus magistrados y a sus valientes, y dormirán un sueño eterno y no se
despertarán – oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot -.
58 Así dice Yahveh Sebaot: Aquella ancha muralla de Babilonia ha de
ser socavada, y aquellas sus altas puertas con fuego han de ser quemadas, y
se habrán fatigado pueblos para nada, y naciones para el fuego se habrán
cansado.
59 Orden que dio el profeta Jeremías a Seraías, hijo de Neriyías, hijo
de Majseías, al partir éste de junto a Sedecías, rey de Judá, para Babilonia el
año cuarto de su reinado, siendo Seraías jefe de etapas.
60 Escribió, pues, Jeremías todo el mal que había de sobrevenir a
Babilonia en un libro – todas estas palabras arriba escritas acerca de
Babilonia –
61 y dijo Jeremías a Seraías: «En llegando tú a Babilonia, mira de leer
en voz alta todas estas palabras,
62 y dirás: “Yahveh, tú has hablado respecto a este lugar, de destruirlo
sin que haya en él habitante, ya sea persona o animal, sino que soledad por
siempre será.”
63 Luego, en acabando tú de leer en voz alta ese libro, atas a él una
piedra y lo arroja al Eufrates,
64 y dices: “Así se hundirá Babilonia y no se recobrará del mal que yo
mismo voy a traer sobre ella.”» Hasta aquí las palabras de Jeremías.
Eclesiástico 21
1 Hijo, ¿has pecado? No lo vuelvas a hacer, y pide perdón por tus
pecados anteriores.
2 Como de serpiente huye del pecado, porque, si te acercas, te
morderá. Dientes de león son sus dientes, que quitan la vida a los hombres.
3 Como espada de dos filos es toda iniquidad, para su herida no hay
remedio.
4 El terror y la violencia arrasan la riqueza, así quedará arrasada la
casa del orgulloso.
5 La oración del pobre va de su boca a los oídos de Dios, y el juicio
divino no se deja esperar.
6 El que odia la reprensión sigue las huellas del pecador, el que teme
al Señor se convierte en su corazón.
7 De lejos se conoce al charlatán, y el hombre reflexivo le adivina los
deslices.
8 Quien edifica su casa con dinero ajeno es como el que amontona
piedras para su tumba.
9 Estopa hacinada es la reunión de los sin ley, su meta es la llama de
fuego.
10 El camino de los pecadores está bien enlosado, pero a su término
está la fosa del seol.
11 El que guarda la Ley controla sus ideas, la meta del temor del
Señor es la sabiduría.
12 No alcanzará doctrina quien no es habilidoso, pero no hay
habilidades que llenan de amargura.
13 La ciencia del sabio crecerá como una inundación, y su consejo
será fuente de vida.
14 El interior del necio es como un vaso roto, que no retiene ningún
conocimiento.
15 Si un hombre de saber oye palabra sabia, la elogia y otra suya
añade. Si la oye el libertino, le desagrada y la echa detrás de sus espaldas.
16 El relato del necio es como fardo en el camino, mas en los labios
del inteligente se halla gracia.
17 La boca del sensato es buscada en la asamblea, sus palabras se
meditan de corazón.
18 Como casa en ruinas, así la sabiduría del necio, el conocimiento
del tonto, palabras incoherentes.
19 Cadenas en los pies, es la educación para el mentecato, como
esposas en su mano derecha.
20 El necio, cuando ríe, lo hace a carcajadas, mas el hombre sensato
apenas si sonríe.
21 Adorno de oro es la educación para el sensato, como un brazalete
en su brazo derecho.
22 El pie del necio entra rápido en la casa, el hombre experimentado
se presenta con modestia.
23 Desde la puerta el insensato fisga el interior, el hombre bien
educado queda afuera.
24 Es falta de educación escuchar a la puerta, tal descortesía indigna
al sensato.
25 Los labios de los habladores repiten las palabras ajenas, mas las
palabras de los prudentes se pesan en balanza.
26 En la boca de los necios está su corazón, pero el corazón de los
sabios es su boca.
27 Cuando el impío maldice a Satanás, a sí mismo se maldice.
28 El murmurador mancha su propia alma, y es detestado por el
vecindario.
Eclesiástico 22
1 A una piedra sucia se parece el perezoso, todo el mundo silba sobre
su deshonra.
2 Bola de excrementos es el perezoso, que todo el que la toca se
sacude la mano.
3 Es vergüenza de un padre tener un hijo ineducado, pero la hija le
nace ya para su confusión.
4 Para la hija prudente la herencia es su marido, la desvergonzada es
la tristeza de su progenitor.
5 La hija insolente es la vergüenza del padre y del marido, y por los
dos es despreciada.
6 Música en duelo es un relato inoportuno, azotes y corrección son
siempre sabiduría.
9 Como pegar cascotes es enseñar al necio, o despertar al que duerme
con sueño pesado.
10 Conversar con el necio es conversar con un dormido; al acabar
dirá: «¿Qué estás diciendo?»
11 Llora al muerto, pues la luz le abandonó, llora también al necio,
porque dejó la inteligencia. Llora más suavemente al muerto, porque ya
reposa, que la vida del necio es peor que la muerte.
12 El duelo por un muerto dura siete días, por el necio y el impío,
todos los días de su vida.
13 Con el insensato no multipliques las palabras, con el tonto no
vayas de camino; guárdate de él para evitar el aburrimiento, y para que su
contacto no te manche. Apártate de él y encontrarás descanso, y no te
enervarán sus arrebatos.
14 ¿Qué hay más pesado que el plomo? ¿qué nombre dar a esto sino
«necio»?
15 Arena, sal, o una bola de hierro son más fáciles de llevar que el
hombre tonto.
16 El maderamen bien trabado de una casa ni por un terremoto es
dislocado; así un corazón firme por reflexión madura, llegado el momento
no se achica.
17 Corazón apoyado en reflexión prudente es como revoque de arena
en pared raspada.
18 Estacas plantadas en altura no resisten al viento; así el corazón del
necio, falto de reflexión, ante un miedo cualquiera no resiste.
19 Quien hiere el ojo hace correr las lágrimas, quien hiere el corazón
descubre el sentimiento.
20 Quien tira una piedra a un pájaro, lo ahuyenta, quien afrenta al
amigo, rompe la amistad.
21 Si has sacado la espada contra tu amigo, no desesperes, que aún
puede volver;
22 si contra tu amigo has abierto la boca, no te inquietes, que aún
cabe reconciliación, salvo caso de ultraje, altanería, revelación de secreto,
golpe traidor, que ante esto se marcha todo amigo.
23 Gana la confianza de tu prójimo en la pobreza, para que, en su
prosperidad, con él te satisfagas; en tiempo de tribulación permanece con él,
para que cuando herede con él lo compartas.
24 Antes del fuego sale vapor del horno y humo, así las injurias
preceden a la sangre.
25 No me avergonzaré yo de proteger a un amigo, de su presencia no
me esconderé;
26 y si por su causa me ocurre algún mal, todo el que lo oiga se
guardará de él.
27 ¿Quién pondrá guardia a mi boca, y a mis labios sello de
prudencia, para que no venga a caer por su culpa, y que mi lengua no me
pierda?
Juan 9
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le
dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un
pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que
era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los
ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué
queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos
suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese
hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no
sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no
sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es
religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un
ciego de nacimiento.
33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da
lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con
él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los
que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es
que también nosotros somos ciegos?»
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero,
como decís: “Vemos” vuestro pecado permanece.»
Juan 10
1 «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el
redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un
salteador;
2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.
3 A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas
las llama una por una y las saca fuera.
4 Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le
siguen, porque conocen su voz.
5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños.»
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les
hablaba.
7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo
soy la puerta de las ovejas.
8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores;
pero las ovejas no les escucharon.
9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá
y encontrará pasto.
10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las
ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en
ellas y las dispersa,
13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me
conocen a mí,
15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida
por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a
ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un
solo pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de
nuevo.
18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para
darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de
mi Padre.»
19 Se produjo otra vez una disensión entre los judíos por estas
palabras.
20 Muchos de ellos decían: «Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué
le escucháis?»
21 Pero otros decían: «Esas palabras no son de un endemoniado.
¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?»
22 Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era
invierno.
23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
24 Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en
vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
25 Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las
obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí;
26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.
27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará
de mi mano.
29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie
puede arrebatar nada de la mano del Padre.
30 Yo y el Padre somos uno.»
31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.
32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he
mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»
33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna
obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti
mismo Dios.»
34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: = Yo he
dicho: dioses sois? =
35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios –
y no puede fallar la Escritura –
36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo
le decís que blasfema por haber dicho: “Yo soy Hijo de Dios”?
37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;
38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y
así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.
40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan
había estado antes bautizando, y se quedó allí.
41 Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal,
pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.»
42 Y muchos allí creyeron en él.
Juan 11
1 Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de
su hermana Marta.
2 María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con
sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú
quieres, está enfermo.»
4 Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la
gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más
en el lugar donde se encontraba.
7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a
Judea.»
8 Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos
querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
9 Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de
día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.»
11 Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a
despertarle.»
12 Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.»
13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba
del descanso del sueño.
14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis.
Pero vayamos donde él.»
16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos:
«Vayamos también nosotros a morir con él.»
17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro
días en el sepulcro.
18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,
19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para
consolarlas por su hermano.
20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro,
mientras María permanecía en casa.
21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría
muerto mi hermano.
22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo
concederá.»
23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el
último día.»
25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí,
aunque muera, vivirá;
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»
27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios, el que iba a venir al mundo.»